Opinión

Andalucía examina al presidente del Gobierno

Si Sánchez sale de esta prueba como el gallo de Morón, preparémonos para meses de decisiones aún más contradictorias, incoherentes y dañinas

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el candidato del PSOE andaluz, Juan Espadas, durante un acto de campaña en Andalucía. -

Que el PP necesite a Vox para formar gobierno. Ese es el objetivo declarado del PSOE para la votación del domingo en Andalucía. Con este propósito Pedro Sánchez se implicó a fondo en la campaña electoral. No para lograr un gobierno autonómico socialista, ni en solitario ni en compañía, sino para poner dificultades a uno de Juanma Moreno. Así, por decisión propia, él es el que se examina el 19-J.

Todo el Ejecutivo sanchista ha convertido las elecciones en una suerte de duelo al sol, con Yolanda Díaz a la vanguardia en este juego desesperado del todo o nada. La vicepresidenta de la cuota comunista -con perdón- se presentó a gritos como la portavoz de los represaliados antifranquistas, nada menos. Años para construirse una imagen de porte melifluo y segundos para volver a la barricada. ¿Tanto se juegan el 19-J?

Parece que mucho. Hasta tal punto que, intuido el volumen del desastre, ahora les comen las dudas. Se arrepienten de haber dado a la competición un carácter nacional. Un poco tarde para evacuar a Sánchez del 19-J. Por más que lo hayan intentado con una de esas encuestas ad hoc de Tezanos, ahora de escala nacional, en la que Sánchez ganaría por goleada, también en Andalucía. Más manipulaciones, pero el mundo real se expresará el domingo.

Lo que no quieren entender, ni el presidente ni la vicepresidenta, es que los andaluces tienen voz propia y deciden. Lo demostraron el 28 de febrero de 1980 y lo volverán hacer, y también con consecuencias nacionales. Se equivocaron quienes creyeron que no optarían según sus intereses. En mi voto mando yo, ese es el mensaje que detectan las encuestas. Se han hecho de derechas, se proclama desde el sanchismo mediático. ¡Qué tontería!

Ni los gritos desesperados de la “moderada” Yolanda, ni las apelaciones tramposas a la supuesta degradación de servicios públicos del tramposo Sánchez impresionan en la plaza pública de Andalucía. Hartos de ser reducidos a un parque temático de rojos de oficio y balsa salvavidas de políticos ineptos -o peor- parece que han dicho hasta aquí.

Ir a por votos de los andaluces con un “somos de los tuyos” solo muestra desprecio hacia electores a los que niegan capacidad para tomar decisiones racionales. En la noche electoral, veremos con qué resultados.

Ni los gritos desesperados de la “moderada” Yolanda, ni las apelaciones tramposas a la supuesta degradación de servicios públicos del tramposo Sánchez impresionan en la plaza pública de Andalucía. Hartos de ser reducidos a un parque temático de rojos de oficio y balsa salvavidas de políticos ineptos -o peor- parece que han dicho hasta aquí. Ir a por votos de los andaluces con un “somos de los tuyos” solo muestra desprecio hacia electores a los que niegan capacidad para tomar decisiones racionales. En la noche electoral, veremos con qué resultados.

Lo que ha demostrado la campaña es que PSOE, en compañía de comunistas y asociados, le habla a una Andalucía que no existe. Incapaces de escapar del guion de una telenovela de señoritos de derecha a acaballo, se exhiben como señoritos de la izquierda de un blablablá del que los andaluces están hartos. Se lo dijeron en las urnas hace casi cuatro años y parece que se lo van a repetir por duplicado.

Se cansaron de patrañas. Como la de crear confusión con un sistema de asistencia sanitaria universal, que nadie cuestiona, y los modelos de gestión que mejor puedan servir a los ciudadanos. O con la identificación tramposa entre gasto sanitario per cápita y eficiencia. En plena campaña, han llegado a anunciar una ley para impedir que se puedan derivar enfermos a centros privados para reducir listas de espera. ¿Dan lecciones al modelo sueco? Simple recurso al miedo: “¡te quitan la sanidad gratis!”. Trampas y más trampas.

Poco se puede esperar de quienes exhiben como logros que sea la ministra de igualdad, y no el médico, quien decida una baja laboral. O que del fracaso en el compromiso de derogar la reforma laboral se pase a alardear de una supuesta reforma milagrera. Borrachera de anticapitalismo de pandereta, pero del 19-J, lo más importante por sus consecuencias nacionales es lo que viene después del 19-J.

Ya solo cabe esperar empeoramientos en todo. Desde la inverosímil política sobre precio de la luz al rechazo a la despolitización del CGPJ exigido por Bruselas

La degradación institucional se agravará cuando el país más necesita de estabilidad. En plena campaña hemos visto cuánto se puede deteriorar nuestra política exterior convertida en material para urgencias políticas partidarias. Que se explique la crisis con Argelia recurriendo a Putin, a la vez que los españoles comprueban cómo Italia, Francia o Alemania compiten por llegar a acuerdos con el país magrebí, da idea del nivel de riesgo al que están dispuestos a someternos.

Inevitablemente crecerán los conflictos dentro del gobierno. Lo podremos comprobar con la cumbre de la OTAN en Madrid los próximos 29 y 30. Lo que todo el mundo verá es una coalición incapacitada para acordar una posición común nada menos que sobre la política nacional de Seguridad y Defensa, en medio de la mayor amenaza bélica contra la UE. Y no engañarán a los aliados con ocurrencias orientadas a disimular.

Ya solo cabe esperar empeoramientos en todo. Desde la inverosímil política sobre precio de la luz al rechazo a la despolitización del CGPJ exigido por Bruselas. Si Sánchez sale de esta prueba como el gallo de Morón, preparémonos para meses de decisiones aún más contradictorias, incoherentes y dañinas. Ninguna sorpresa, ante un gobierno acostumbrado a responder a los fracasos con huidas hacia adelante.

Pendientes de qué deciden los andaluces, es la hora de la reacción social sin la que nada nos librará de esta pesadilla. El economista Daron Acemoglu es reconocido por sus tesis sobre por qué fracasan los países. Sitúa la clave en la capacidad para lograr un equilibrio entre Estado y Sociedad (El pasillo estrecho, 2019), en la capacidad de los ciudadanos para “encadenar” al poder político. Este domingo los andaluces hablan por todos y examinan al presidente del Gobierno. No será todo, pero será mucho.

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