España

Calma tensa en la coalición: Podemos recela del PSOE por los apoyos de la reforma laboral

Moncloa vivió este martes una extraña celebración. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, protagonizó la 'fiesta' de la reforma laboral, la primera de la historia pactada con los sindicatos

  • La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz (i) y el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá.

Moncloa vivió este martes una extraña celebración. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, protagonizó la 'fiesta' de la reforma laboral, la primera de la historia pactada con los sindicatos y la patronal. Pero Podemos, según las fuentes consultadas, ya recela del PSOE por los apoyos parlamentarios que recibirá el proyecto estrella de Díaz. El devenir de la nueva norma es incierto.

El Consejo de Ministros, que se fotografió en la escalinata con el recién llegado Joan Subirats (Universidades), alumbró un nuevo marco de relaciones para los trabajadores. Aunque el sentir entre los morados es que tanto ellos como la ministra de Trabajo sufrirán un revés si el Gobierno saca adelante el proyecto en el Congreso solo con PNV y Cs —dos partidos de derechas—.

"Si los socios de la investidura y de los presupuestos no apoyan la reforma, el varapalo para Yolanda [Díaz] y también para nosotros sería serio", zanja una fuente morada de peso. La clave es que el proyecto de reforma laboral es el salvoconducto que ya usa Díaz para recorrer España y armar la futura plataforma política con la que tiene intención de concurrir en las próximas elecciones generales.

Protagonismo morado

La lideresa in pectore de Unidas Podemos atrajo todos los focos. Era su día y se notaba pese al esfuerzo del presidente, Pedro Sánchez, de marcarle el terreno con la presencia en la rueda de prensa del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. Y así lo ven también los morados, que aseguran que la puesta en escena del acuerdo dentro del Gobierno "era lo que tocaba". Es decir, Díaz protagonista.

Sánchez cedió a su adversaria el peso mediático del proyecto más importante para el lado morado de la coalición. Aunque se da por hecho que ese es uno de los últimos guiños que el presidente del Gobierno tendrá con Díaz. La guerra entre ambos socios se intensificará cuando la vicepresidenta se lance a la conquista del voto progresista del país.

En Podemos no dudan de que el PSOE tratará de mermar las opciones políticas de Díaz. Y es que el punto de partida de la negociación de la reforma laboral es el idóneo para los de Pedro Sánchez, porque parte de la llamada izquierda a su izquierda ya ha puesto el grito en el cielo por la norma. Por el momento, ERC y EH Bildu están el 'no'. Y solo saldrán de ahí si la reforma se tramita como proyecto de ley y se pactan unas enmiendas que vayan más allá de lo tolerable por la CEOE.

El riesgo para Díaz y Podemos

El problema para Díaz es que abrir esa puerta supone la salida de la patronal del acuerdo a tres, algo que terminaría de facto con la imagen de política de consenso que vende la vicepresidenta y que tanto le interesa construir en aras de su proyecto político "de país". Además, el Gobierno insiste en que no pretende desviarse un ápice de lo acordado dentro del diálogo social y de lo acordado con Bruselas. La propia Díaz lo dejó meridianamente claro en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Al PSOE, según cuentan moradas, le interesa mantener la tensión de pactar la reforma con Cs. Los de Inés Arrimadas ya se han ofrecido. Entre los socialistas también se ve bien convencer a su "siempre socio prioritario", el PNV. Y es que el efecto de esos dos 'síes', especialmente el naranja, sacaría de la ecuación a los partidos independentistas de izquierdas que Podemos quiere atar a la "dirección de Estado".

Así, Sánchez, con los presupuestos definitivamente aprobados, puede presionar a Díaz y mostrarla ante la izquierda como una dirigente que se come las imposiciones de la CEOE. Además, el líder socialista se puede permitir perder puntualmente el apoyo parlamentario de Bildu o de ERC precisamente porque la cuentas del Estado para 2022 se aplicarán sí o sí. El presidente sabe que ese rechazo solo perjudica a su socio de Gobierno.

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