Este miércoles se produjo uno de esos eventos que, según la estadística, podemos presenciar sólo cada 46 años, como el cometa Halley: una denuncia falsa. El chico que denunció un horrible ataque homófobo en el que ocho encapuchados le atacaron, le rajaron el labio y le marcaron en un glúteo la palabra ‘maricón’, se derrumbó ante la policía y reconoció que se había inventado todo por vergüenza. Pero si la posibilidad de que presenciemos una denuncia falsa ya era remota, además se ha producido sólo unos días después de otra, la de las instagramers Devermut, que denunciaron a un pub de Conil por expulsarlas por su condición sexual, sin saber que había una cámara grabándolas que decía otra cosa. La probabilidad de que dos denuncias falsas coincidan en un pequeño espacio de tiempo en el mismo país ya es tan remota, que por menos se han fundado religiones. Sería como si dos aviones se estrellasen en cada una de las Torres Gemelas por accidente.
Este sábado se cumplen 20 años del 11-S, una de las grandes tragedias del s.XXI junto a Telecinco y TikTok. En la tele ya han comenzado los especiales, rescatando vídeos de un jovenzuelo Matías Prats y un experto en geopolítica anunciando que a él esto le olía atentado, cuando ya se habían estrellado dos aviones en el mismo edificio y otro en el Pentágono. En Twitter, la semana ha oscilado entre el recuerdo a los atentados y el debate suscitado por el ‘invent’ de marras. La derecha lanzó un hashtag de dudoso gusto (#ELBuloDelCulo) y la izquierda se dedicó a borrar tweets como los americanos destruían papeles en Afganistán hace tres semanas. La buena noticia para los que defienden el discurso de la denuncia falsa como animal mitológico es que si el chico no es condenado por ello, no contabilizará en ninguna estadística. La razón sigue de vuestro lado
Y entre los virales de la semana, el comentario una periodista de TVE que se coló en la presentación de Camavinga y la llamativa lona publicitaria de una nueva hamburguesería en Madrid.
