En febrero de 2011 se aprobó el Plan Linares Futuro, con el que se cerró la empresa automovilística Santana Motor, un proyecto en el que se pusieron las esperanzas de toda una comarca, aunque una década después no se ha cumplido pese a que esta ciudad de Jaén es la que tiene la mayor tasa de paro de España, más de un 30 por ciento.
Los acuerdos del Plan Linares Futuro fueron aprobados por la Junta de Andalucía y ratificados por UGT y CCOO el 14 de febrero de 2011, como alternativa al cierre tras 55 años de historia de Santana Motor, única fabricante de coches con capital netamente español y que pertenecía a la administración andaluza desde 1995.
Santana Motor, única superviviente del Plan Jaén de 1953 ideado por el régimen de Franco para sacar a la provincia de su miseria, comenzó como una empresa de maquinaria agrícola y fabricó su primer Land Rover en 1957.
Años dorados de Santana Motor y sus 5.000 trabajadores
La empresa, aupada por la demanda del sector y las ayudas del régimen, experimentó un crecimiento continuo hasta los años ochenta del siglo pasado, llegando a tener cerca de 5.000 trabajadores, su propio economato, una escuela de aprendices o facilidades para comprar mobiliario o vehículos.
Pasados los años dorados, entre 1969 y 1979, la factoría comenzó a sufrir varias crisis, hasta llegar a su años más duro, 1994, cuando Suzuki, que había llegado a la factoría linarense a mediados de los ochenta, anunció su marcha y las movilizaciones y protestas de todo tipo llegaron incluso a abrir los informativos en Japón.
La situación no mejoró cuando en 1995 la Junta se convirtió en propietaria de la factoría a través de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Económica de Andalucía (SOPREA) e intentó buscar un socio industrial, diversificar la producción y se fue reduciendo poco a poco el número de trabajadores, hasta llegar a la semana del 14 al 17 de febrero de 2011.
El Plan Linares Futuro incluía la prejubilación de 800 personas, la instalación en el parque de cinco empresas y la generación de puestos de trabajo.
Tras el acuerdo entre la Junta y los sindicatos, el documento fue votado por los trabajadores y obtuvo el visto bueno del 82,96 % de los 1.341 con los que contaba la factoría en ese momento.
Tres días después, ante un abarrotado salón de plenos, los entonces consejeros andaluces de Economía, Innovación y Ciencia, Antonio Ávila; Empleo, Manuel Recio, y Hacienda y Administración Pública, Carmen Martínez Aguayo, junto a los secretarios generales de UGT-A, Manuel Pastrana, y CCOO-A, Francisco Carbonero, escenificaron el acuerdo y presentaron el plan.
Este incluía la prejubilación de 800 personas, la instalación en el parque de cinco empresas y la generación de puestos de trabajo. Incluso el propio José Antonio Griñán, como presidente de la Junta, anunció en una visita posterior la implantación de más empresas.
"Ninguna de ellas llegó a instalarse, en algunos casos solo se pusieron los carteles con sus nombres, pero nada más", explica a Efe, Juan Mendoza, representante en Linares de la federación FICA-UGT.
Sin alternativa para Linares
El plan se apoyaba en cuatro ejes. Los tres primeros afectaban a los trabajadores, que se acogerían al Plan de Acción Social (PAS) firmado en 2008, por el que podrían prejubilarse los mayores de 50 años y se recolocarían los menores de 50 en empresas de la zona con contratos indefinidos.
En principio, solo se recolocaron entre 30 o 40 personas. Se hicieron cursos durante seis meses, pero nada más y "el personal se quedó en la miseria, con grandes problemas, algunos consiguieron encontrar trabajo por su cuenta, otros hoy día malviven de la ayuda familiar", según Mendoza
Solo se recolocaron unos 40 trabajadores de Santana. Se hicieron cursos durante seis meses, pero nada más y "el personal se quedó en la miseria, con grandes problemas"
Para el sindicalista, el planteamiento de la Junta fue liquidar Santana y "no tenían más", y el Plan Linares Futuro fue un "compromiso de boquilla, para salir del paso", "para acallar todo el revuelo" del que solo se ha cumplido las prejubilaciones.
La reindustrialización sigue siendo la mayor asignatura pendiente, ya que con Santana se paró el motor de una ciudad de más de 57.000 habitantes que recuerda tiempos mejores, como los que vivió en el siglo XIX con las minas de carbón que cotizaba en la bolsa de Londres, y había delegaciones diplomáticas de Francia, Alemania, o Gran Bretaña.