La lectura global que los anticapitalistas hacen de la Asamblea Ciudadana estatal de Podemos no es muy esperanzadora. Si bien valoran positivamente los resultados cosechados por su candidatura, pese a remar contra corriente, no realizan el mismo diagnóstico del panorama que se abre tras la aplastante victoria de Pablo Iglesias y el sector oficialista. Así, los trotskistas del eurodiputado Miguel Urbán y la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, sostienen que Vistalegre no ha servido para poner fin a las diferencias internas y alertan del riesgo que supone entregar tanto poder al líder de la formación.
Lo explica el economista y negociador de Anticapitalistas en el equipo técnico de Vistalegre II, Manuel Garí, en un artículo publicado en la revista Viento Sur. Titulado El Congreso de Podemos aplaza sus problemas, Garí reflexiona aquí sobre los males endémicos del partido y sobre la posibilidad de que la situación interna empeore teniendo en cuenta el desenlace del cónclave, con un triunfo arrollador de Iglesias.
Los pablistas, beneficiados por el sistema Desborda que ingenió el secretario de Organización, Pablo Echenique, y que aprobaron las bases en la consulta de diciembre, lograron el 60% de los puestos en liza al nuevo Consejo Ciudadano estatal, máximo órgano de dirección política. En cambio, el equipo de Íñigo Errejón se tuvo que conformar con una representación del 37% y los anticapitalistas no pasaron del 3,1%, obteniendo dos plazas (Urbán y la diputada madrileña Beatriz Gimeno) de las 62 que se elegían. No está asegurado que este equilibrio de fuerzas se mantenga en el Consejo de Coordinación (la Ejecutiva) que saldrá este sábado del primer Consejo Ciudadano del nuevo Podemos. Y es que no hay ninguna norma al respecto.
En su análisis, Garí señala como "aspecto negativo" del resultado de Vistalegre que "la figura del secretario general acumula mayores competencias y dosis de poder". Tanto anticapitalistas como errejonistas proponían que el secretario general ya no tuviera potestad para consultar a las bases cuando él lo considerara oportuno. Ambas candidaturas optaban por que tal facultad recayera como máximo en el Consejo Ciudadano estatal. Sin embargo, Iglesias rechazó cualquier cesión al respecto y ganó la apuesta.
Salir del ensimismamiento exige una demostración de pluralismo por parte de la candidatura mayoritaria
Así mismo, Garí cree que Vistalegre II deja un "modelo organizativo presidencialista y plebiscitario que dificulta convertir a Podemos en un partido-movimiento popular". Los anticapitalistas eran partidarios de que desapareciera el cargo de "secretario general" para sustituirlo por el de "coordinador", que delegaría la mayor parte de sus funciones en el Consejo Ciudadano y en las estructuras territoriales y asumiría principalmente una labor de representación.
La "prueba del algodón"
En tal contexto, el dirigente de Anticapitalistas (antigua Izquierda Anticapitalista) afirma que el hecho de "lograr que la pluralidad se integre en las tareas cotidianas de dirección y construcción de Podemos" será uno de los principales retos de la organización controlada por Iglesias. "La prueba del algodón de la veracidad y sinceridad de las proclamas de democratización", sentencia Garí.
Además, insiste en que "salir del ensimismamiento, de las peleas de gallos, del mirarse el ombligo" exige una demostración de "pluralismo por parte de la candidatura mayoritaria, integrando en la dirección a todas las corrientes en tareas de responsabilidad". Garí apunta que Podemos debe ahora "trabajar colectivamente con un funcionamiento cotidiano del Consejo Ciudadano como órgano de dirección que delibera y decide", y que "no simplemente refrenda".
En lo relativo a la estrategia política, el economista aplaude que Iglesias esté intentado con un "enfoque más a la izquierda" rectificar el "rumbo institucionalista y la moderación del discurso" que plantean los errejonistas. Sin embargo, lamenta que ese giro del secretario general "no se concreta en un proyecto y un programa alternativos". En este sentido, Garí recalca que será fundamental que el partido avance hacia la "participación colectiva real de su militancia en los debates" y que lance "iniciativas en los parlamentos y muy importante, en las calles". "O Podemos lo hace o pasará de ser la esperanza de las gentes de abajo a convertirse en un partido más", concluye.