Pedro Sánchez ha comparecido este lunes en la tradicional rueda de prensa de fin de año para presentar su balance sobre la gestión del Ejecutivo en 2024. Durante 50 minutos, Sánchez se extendió en un discurso que destacó los logros de su Gobierno en materia económica y social, pero que dejó poco espacio para el escrutinio periodístico: solo respondió a cuatro preguntas, todas formuladas por medios afines.
La práctica de limitar las preguntas no es nueva en la estrategia del presidente, pero la decisión de restringir aún más el acceso en esta ocasión ha generado críticas tanto dentro como fuera del ámbito mediático.
Sánchez inició su intervención con un extenso repaso a los datos económicos del país, destacando el crecimiento del PIB, la recuperación del empleo y el avance en políticas sociales como la vivienda y la educación. En un tono optimista, subrayó que "España avanza con paso firme" y que su Gobierno ha sido capaz de superar las adversidades con "unidad y compromiso".
Sin embargo, este largo balance dejó poco margen para las preguntas de los periodistas. Cuando finalmente llegó el turno de la prensa, las expectativas se centraron en sí el presidente abordaría las crecientes tensiones políticas y las críticas hacia su gestión en temas de crispación parlamentaria y polarización social.
Cuatro preguntas, ninguna incómoda
Las preguntas seleccionadas fueron formuladas por medios con una relación favorable hacia el Ejecutivo, lo que generó malestar entre el resto de los profesionales acreditados. Una de las cuestiones más destacadas versó sobre la crispación política. Ante la consulta de si el Gobierno debería hacer autocrítica sobre su papel en el aumento de la tensión parlamentaria, Sánchez respondió:
"Pues probablemente haya que hacer mucha autocrítica, pero no en ese sentido. Este Gobierno no está en esos parámetros de hacer una oposición destructiva”, afirmó.
El presidente evitó entrar en valoraciones profundas sobre las acusaciones de polarización y prefirió desviar la conversación hacia los logros en políticas sectoriales. "Podremos tener autocrítica en temas como vivienda, empleo o educación, pero no en el tipo de crispación destructiva que otros practican", añadió.
Tensiones con la prensa en Bruselas
Este episodio de restricción de preguntas no es aislado. El viernes pasado, durante su visita a Bruselas, Sánchez también fue objeto de críticas por limitarse a responder sólo a tres preguntas, todas formuladas por corresponsales belgas. Este gesto causó malestar entre los periodistas españoles que cubren habitualmente sus intervenciones internacionales, ya que consideraron que se les relegó injustamente en una cumbre de alto interés para España.
El patrón de evitar preguntas incómodas se ha convertido en una constante, según denuncian varios medios. Las ruedas de prensa del presidente, que en otros momentos solían incluir entre ocho y diez preguntas, han reducido paulatinamente la interacción con los periodistas, dejando poco espacio para el debate abierto.
En su intervención de este lunes, Sánchez no sólo evitó profundizar en temas de autocrítica, sino que también cargó contra la oposición. Según el presidente, el verdadero problema de crispación no proviene del Ejecutivo, sino de aquellos que “burlan la democracia con bulos y campañas de desinformación”.
"Creo que este es un Gobierno que respeta al Parlamento, a todas las fuerzas parlamentarias y que trabaja institucionalmente con comunidades autónomas y ayuntamientos," aseguró. A su juicio, el conflicto político es responsabilidad de una oposición que carece de propuestas y se basa únicamente en la crítica destructiva.
Sin embargo, este argumento no convenció a todos. Fuentes del ámbito parlamentario señalan que los recientes enfrentamientos verbales en el Congreso, los ataques a la judicatura por parte de altos cargos del Gobierno y las acusaciones de "prevaricación" hacia los jueces han contribuido significativamente a la polarización política.
Un balance que no convence a todos
A pesar del tono triunfalista de Sánchez, no todas las cifras respaldan su optimismo. La recuperación económica aún enfrenta desafíos, especialmente en cuanto a la inflación y el acceso a la vivienda. Además, la percepción ciudadana sobre la gestión del Gobierno sigue polarizada, con un electorado dividido entre quienes valoran los avances sociales y quienes critican la falta de transparencia y el estilo confrontativo del Ejecutivo.
El presidente evitó responder preguntas sobre cuestiones polémicas, como la amnistía a líderes independentistas, las tensiones internas en el seno de su coalición y las críticas internacionales hacia algunas de sus políticas. Estas omisiones refuerzan la percepción de un Gobierno que busca controlar el relato público mientras limita el acceso a la información crítica.