¿Sabía que el dolor y la irritación que nos provoca la mordida de algunas especies de hormigas se debe al ácido fórmico que inyectan sus mandíbulas al atravesar nuestra piel?
Ahora se utiliza como combustible "amigo del medioambiente" en una versión sintetizada de este ácido orgánico líquido, incoloro y de olor irritante, cuyo nombre proviene de la palabra latina que significa hormiga (formica) y que fue aislado por primera vez extrayéndolo de una variedad de estos insectos.
Un grupo de estudiantes de la Universidad de Tecnología de Eindhoven (TU/e) en Holanda ha diseñado un autobús eléctrico que funciona con este compuesto químico, que también producen naturalmente otros insectos como las abejas y plantas como las ortigas, y que emplean en sus procesos numerosas industrias como las de cuero, textil, farmacéuticas, pesticidas, goma o papel.
El poder químico de las hormigas
Este combustible líquido alternativo al hidrógeno denominado hidrocina (Hydrozine) y desarrollado por el equipo multidisciplinario de estudiantes FAST de la TU/e, no contamina (es neutro en CO2), y podría abastecerse en las actuales estaciones con una ligeras modificaciones.
“Estamos completando las pruebas finales para poder cumplir nuestro objetivo de que el primer autobús propulsado con hidrocina (ácido fórmico) comience a operar experimentalmente a finales de este mismo año”, adelanta a Efe Tijn Swinkels, estudiante de física aplicada en la TU/e y gerente técnico de FAST.
El equipo también presentó un prototipo de estación de llenado de hidrocina, similar al de un surtidor de combustible con mangueras
Consultado sobre cuándo podría incorporarse a mayor escala esta tecnología a la industria automotriz, este estudiante holandés de 21 años responde: “esperamos tener los primeros vehículos propulsados con este combustible dentro de cinco años, aunque todavía no sabemos qué clase de vehículos serán ni qué tamaño tendrán”.
El equipo FAST dio a conocer el diseño del primer sistema del mundo que permite a un autobús funcionar con ácido fórmico, en julio de 2017, cuando también presentó un prototipo de estación de llenado de hidrocina, con un aspecto similar al de un surtidor convencional de combustible con mangueras, informa la TU/e.
Este autobús eléctrico funciona conectado a un pequeño remolque con dos ruedas en cuyas instalaciones la hidrocina se convierte en electricidad, según esta universidad, que explica que este líquido técnicamente llamado ‘portador de energía' o ‘vector energético’, es en un 99 por ciento ácido fórmico, al que se ha añadido un agente que mejora el rendimiento de ese compuesto.
El coche: Formauto Junior
A principios de 2016, este equipo presentó un primer modelo de coche a escala, denominado Formauto Junior, propulsado con ácido fórmico y que permitió mostrar cómo funciona este nuevo combustible, al que sus creadores atribuyen el potencial de posibilitar que el transporte sea sostenible en términos medioambientales en un futuro cercano.
Los principales componentes del Formauto Junior son una célula de combustible que transforma el hidrógeno que recibe en electricidad, por medio de una serie de reacciones químicas, un motor eléctrico que transforma la electricidad que le llega en la energía mecánica que mueve las ruedas del vehículo, una batería que almacena la energía que produce el coche al frenar, un depósito de ácido fórmico y un sistema de control electrónico.
El componente esencial de esta tecnología es un reformador o reactor, donde el ácido fórmico reacciona en contacto con una sustancia química catalizadora, produciendo CO2 y el hidrógeno que alimenta la célula de combustible. Estos dos gases son separados el uno del otro mediante un filtro.
La hidrocina tiene una muy alta densidad energética, es líquida, y permite rellenar el depósito del vehículo en pocos minutos
Tras meses de trabajo, los estudiantes de FAST han desarrollado un sistema a gran escala que es 1.000 veces más potente que su Formauto Junior de un metro de largo, siendo capaz de generar 25 kilovatios (kW) de potencia, y lo han aplicado a un autobús urbano, según la TU/e.
Este vehículo, de 12 metros de largo que pertenece a la compañía VDL, está conectado a un remolque –denominado REX y considerado un componente o extensión independiente que amplia el rango del autobús- donde la hidrocina es dividida en hidrógeno y dióxido de carbono (CO2) con extrema rapidez, según esta universidad.
Combustible muy energético y limpio
El hidrógeno entonces se utiliza para producir la electricidad que acciona el motor eléctrico del autobús, mientras que el CO2 producido se reutiliza durante el proceso de producción del propio combustible, por lo que produce “cero emisiones de CO2” a la atmósfera, según la TU/e.
La hidrocina tiene una muy alta densidad energética (cantidad de energía acumulada por un material o sustancia portadora de energía); es líquida, por lo que harán falta pocas modificaciones en las actuales estaciones de servicio para que puedan utilizarla, y permite rellenar el depósito del vehículo en pocos minutos, de acuerdo a esta universidad.
Además, este portador de energía líquida es una alternativa barata y segura al transporte de hidrógeno, gas volátil cuyo manejo requiere la utilización de grandes tanques y una elevada presión, añaden los estudiantes holandeses, a cuyo proyecto ya se han asociado importantes empresas industriales y tecnológicas.
“¡Para el consumidor utilizar ácido fórmico será igual que usar gasolina!”, señalan los creadores de la hidrocina.
La idea de FAST es que todo el ciclo de producción sintética de la hidrocina sea sostenible, al utilizar energías renovables como la solar o la eólica.
“En principio, todos los vehículos de movilidad podrían usar el ácido fórmico como un vector energético sostenible, aunque nos estamos centrando en los vehículos pesados porque actualmente no hay alternativas reales para propulsar esos vehículos, además de la gasolina y el gas”, señala Tijn Swinkels a Efe.
Según Swinkels a veces se menciona el hidrógeno como el vector energético del futuro y “nuestra tecnología es similar al hidrógeno, aunque almacenamos este combustible de manera diferente en un fluido combinándolo con una molécula de dióxido de carbono”, explica.
“Esto hace que la hidrocina, nuestro portador de energía, sea más fácil de manejar y que la infraestructura para manejarlo sea mucho más barata”, asegura el estudiante del equipo FAST.
“Esta tecnología tiene el potencial de ser utilizada en autobuses, camiones e incluso en barcos, y el fluido con el que funciona contiene, en comparación, más energía que el hidrógeno y permite que el usuario pueda rellenar su vehículo como está acostumbrado”, añade Swinkels.