El pasado fin de semana en Saint Denis, durante la celebración de la final de la Champions League, quedó claro que Francia tiene un serio problema de delincuencia. Las cientas de denuncias de españoles e ingleses que sufrieron robos y agresiones en los aledaños del Stade de France pusieron voz -e imágenes, en algunos casos- a una situación descontrolada en el país vecino.

En Francia se cometen entre cuatro y cinco veces más delitos de índole sexual que en España, el triple de homicidios y quince veces más agresiones físicas con lesiones. Todo ello con una población que es tan solo un 29,85% superior a la de nuestro país, por lo que proporcionalmente, en nuestro país hay una cifra de delitos penales muy inferior a la de Francia.

Choca que el problema en 2021, el último año en el que el Ministerio del Interior en Francia ha publicado sus datos, no ha hecho más que aumentar durante los últimos años. Sin tener en cuenta el año 2020 por el confinamiento -las cifras de delitos fueron inusualmente bajas al estar encerrados-, los delitos sexuales, los homicidios y las agresiones físicas no han parado de crecer en el último lustro.

Porcentualmente, estos delitos ya eran muy superiores a los que se producen en España, pero el problema, no ha hecho más que empeorar. Si observamos los robos de vehículos, las cifras que ofrece el Ministerio del Interior francés multiplican por seis los números de España... pese a que en nuestro país hay más automóviles por habitante que en nuestro país vecino.

El único delito que se comete más en España que en el extranjero es el hurto, es decir, el carterismo. Aunque la cifra bruta en Francia sigue siendo superior, la tasa por cada 100.000 habitantes es inferior. En el resto, España posee mejores cifras.

Las no-go zones de Francia

En término se ha puesto 'de moda' desde lo sucedido en Saint Denis, pero lo cierto es que la policía lleva utilizándolo desde hace dos décadas para señalar barrios o guetos donde la policía tiene poco que hacer y donde la ley que impera no es la vigente en el propio país. En España existen cuatro, según la Policía Nacional: la Cañada Real (Madrid), el barrio de La Mina (Barcelona), la Cañada de Hidum (Melilla) y la barriada de 'El Príncipe' de Ceuta.

En Francia, sin embargo, ya se señalaron ciertas áreas peligrosas. En concreto, el sistema de información geográfica del país alertó de 750 zonas 'sensibles' en 1997, entre las que ya se encontraba Saint Denis junto a otros 8 distritos de París. Estas zonas se caracterizaban por un alto nivel de pobreza, por lo que el país creó un programa de cohesión social que buscaba mejorar sus condiciones vitales. Este término se utilizó hasta 2014.

Estas no eran, a priori, zonas peligrosas, pero sí áreas donde la pobreza era elevada. Los que sí señalaron 'zonas prohibidas' fue Renseigments Generaux en 2005, el servicio de inteligencia de la policía francesa. Detectaron 150 áreas en las que la policía no podría entrar sin refuerzos. Desde entonces, no hay datos publicados por el Ministerio del Interior francés.

¿Un problema de inmigración?

En Francia, el Ministerio del Interior no distingue entre delitos perpetrados por extranjeros y franceses, de manera que no se puede observar qué peso tiene la población inmigrante en estas cifras tan brutales. De hecho, nuestro país vecino tiene un bajo porcentaje de extranjeros en prisión: un 24,6% del número total de presos. En ese aspecto, España tiene una cifra superior, ya que el 28,9% de las personas encarceladas en nuestro país no son de origen español. La palma se la lleva Suiza, ya que más del 70% de los presidiarios son inmigrantes.

Eso sí, a diferencia de Francia, nuestro país está desocupando las prisiones. Desde 2010 en adelante, España tiene cada vez menos personas encarceladas, según datos de World Prison Brief. La 'población' total ha descendido de 76.701 reclusos a 59.694, reduciendo la tasa en 37 puntos y manteniendo la ocupación de nuestras cárceles en un 73%.

Sin embargo, en Francia, el número de presos no ha hecho más que subir desde que esta misma web de datos recopila información. En el año 2000, el país vecino tenía 48.049 reclusos y el pasado 2020, última fecha de la que se tienen datos, pasó a tener 77.062. Esto ha provocado serios problemas en las instituciones penitenciarias del país: la ocupación de estos centros ha sido, desde hace más de una década, superior a la capacidad de las cárceles.

En total, Francia tiene capacidad para 61.000 reclusos, por lo que en 2020, las instituciones penitenciarias rebosaban: la ocupación era del 138%. Es por esto que Administración Penitenciaria decidió durante 2021 reducir el número de presos. Pusieron en libertad a 13.500 reclusos que estaban al final de su condena para poder oxigenar las prisiones francesas. También ayudó que durante la pandemia se redujeron los delitos, lo que hizo que no ingresaran demasiadas personas en prisión.

A medida que las restricciones por el coronavirus fueron relajándose, la delincuencia volvió a las calles del país y en estos momentos, Francia vuelve a tener el mismo problema. El pasado 1 de noviembre, la ocupación ha vuelto a estar por encima de la ocupación total: con 62.260 presidiarios, la tasa de ocupación está en un 115%.

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