El sector moderado de Podemos ya cuestiona abiertamente el liderazgo de Pablo Iglesias. A un mes de la próxima Asamblea estatal -la segunda tras la fundacional de Vistalegre en octubre de 2014-, los afines a Íñigo Errejón han empezado a rebatir la continuidad de su jefe de filas al frente de la secretaría general, para la que reclaman un candidato de "consenso". Lo han hecho compartiendo a través de las redes sociales un artículo del filósofo Santiago Alba Rico que ha levanto ampollas entre los pablistas, según las fuentes internas consultadas por Vozpópuli.
Bajo el título Los que no Podemos, esta reflexión -publicada en cuartopoder.es- no ha pasado inadvertido para ninguna de las corrientes que coexisten en la formación morada. Básicamente, porque el autor, candidato de Podemos al Senado por Álava y uno de los intervinientes en Vistalegre I, da por amortizado a Iglesias al frente del partido del círculo y lo relega a un portavocía compartida, que podría ser coral o colegiada, señalan las fuentes citadas.
El filósofo critica, por ejemplo, el personalismo con que Iglesias ha manejado la dirección de Podemos. "No es que no sea 'pablista', que es un alineamiento faccional; es que Pablo Iglesias no me parece un buen secretario general. Con su enorme inteligencia, su enorme talento oratorio y su enorme carisma, podría haber sido presidente del gobierno y, desde luego, haber dirigido un partido fresco, rupturista y democrático. Nunca será ya lo primero y ya no hará tampoco lo segundo. Su inteligencia, su talento y su carisma, demasiado grandes para su carácter, se lo han impedido", sostiene Alba Rico, abriendo así la puerta a una sucesión al corto plazo.
"Sólo él podía poner en marcha Podemos en un año, pero es él quien puede destruirlo en la mitad de ese tiempo. Lo admiro por lo que hizo; pero me gustaría evitar lo que va a hacer", advierte el escritor, dejando entrever la purga de errejonistas que traería consigo una victoria de Iglesias en Vistalegre II.
En esta línea, la única salida que ve posible es la de acoplar a Iglesias en una portavocía compartida, despojado de la secretaría general, que le otorga máximo poder para decidir el sino del partido con la sola convocatoria de una consulta a las bases (referéndum que siempre es controlado por el aparato).
De este modo, Alba Rico apuesta por "que cualquiera -incluso el Pato Donald- sea tras Vistalegre II nuestro secretario general y Pablo Iglesias, portavoz inspirado, ponga su verbo y su genio, junto al de muchas otras, a las órdenes de un partido en el que se ventilen las diferencias estratégicas -que las hay- en marcos transparentes y democráticos y siempre a partir del presupuesto de que todos compartimos las 'intenciones' y de que ninguna 'objetividad' nos convierte en enemigos de 'los nuestros'. Vistalegre II no nos devolverá la virginidad; me conformaría con que nos devolviera la sensatez", sentencia el pensador, tío de la líder de Podemos en Euskadi, Nagua Alba, próxima al proyecto de Errejón.
Según indican las mismas fuentes, lo que plantea aquí Alba Rico es la búsqueda de un candidato "de consenso" a la secretaría general, un perfil bien valorado internamente que no acreciente la distancia existente entre pablistas y errejonistas. Tanto el número dos de Podemos como sus colaboradores repitieron durante el último referéndum a las bases (el de las reglas de juego de Vistalegre II) que entre sus planes no está la intención de disputar el liderazgo de Iglesias. Sin embargo, lo ocurrido en la última semana del año, con una agria trifulca en las redes sociales el día de Nochebuena, justo tras la destitución del errejonista José Manuel López como portavoz en la Asamblea de Madrid, ha provocado demasiados desengaños.
En la rueda de prensa que ofreció el 22 de diciembre tras conocer el resultado del referéndum, Errejón dio a entender que su equipo no presentará candidato a la secretaría general y sólo al resto de la composición del Consejo Ciudadano Estatal para poder así defender sus ideas. Sin embargo, después de estas convulsas semanas, los errejonistas, comentan las fuentes citadas, están barajando todos los escenarios posibles.
De momento, también se desconoce si los afines a Errejón van a revisar la figura del secretario general en el documento organizativo que lleven a Vistalegre II. Según las fuentes consultadas, los errejonistas se inclinan por que el cargo sea unipersonal pero que sus funciones de portavocía estén más repartidas, en consonancia con lo planteado por Alba Rico. Aquí habría, por tanto, coincidencia con los anticapitalistas. Uno de sus principales representantes, el eurodiputado Miguel Urbán, se posicionó así en una reciente entrevista en El País: "No creo en los secretarios generales. Creo que en las direcciones colectivas. Al final, del debate siempre sale una idea mejor", apostilló.