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La otra cara del mediador Zapatero: ser lobbista en la etapa post-Maduro

Fuentes empresariales sitúan al expresidente del Gobierno aprovechando una transición democrática en el país latinoamericano para prestar sus servicios a compañías españolas que quieran desembarcar allí.

  • Nicolás Maduro (i) y José Luis Rodríguez Zapatero conversan en el Palacio de Miraflores.

¿Qué hay detrás de la mediación de José Luis Rodríguez Zapatero en la crisis de Venezuela? ¿Sólo su "compromiso con el diálogo y la paz"? En círculos del Ibex se enmarca tal actuación del expresidente socialista en lo que llaman una "apuesta de futuro". Es decir, sitúan al exjefe del Gobierno en el papel de lobbista, aprovechando una transición democrática en el país latinoamericano. Así, fuentes empresariales consultadas por Vozpópuli apuntan que las intenciones de Zapatero pasarían por prestar sus servicios a compañías españolas que quisieran desembarcar en una Venezuela post-Maduro o participar allí de una eventual recuperación económica.

No obstante, las fuentes citadas señalan que el mejor escenario para los intereses del expresidente es el de un Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en el poder, pero sin la presencia de Nicolás Maduro y y de figuras destacadas del ala dura del chavismo, sobre todo aparato militar. De esta forma, en ese aggiornamento del régimen bolivariano, con un "hombre de paja" a la cabeza, sería donde Zapatero desplegaría sus relaciones de negocios, señalan las mismas fuentes empresariales. De hecho, ya lo está haciendo de manera incipiente, pues tales fuentes empresariales revelan que su contribución ha sido especialmente importante para que Repsol pueda repatriar dividendos de Venezuela.

Además, estas fuentes atribuyen a Zapatero dichos planes de futuro recordando que ya ha actuado como lobbista en Cuba o Guinea Ecuatorial, de la mano de los exministros Miguel Ángel Moratinos y José Bono. El expresidente también tiene muy buena relación con el todavía subsecretario de Estado de Estados Unidos para Asuntos Políticos de Latinoamérica, Thomas Shannon, uno de los supervivientes de la administración Obama. Shannon está al tanto de cada paso que da el equipo de mediadores de Zapatero en el proceso de diálogo del país bolivariano.

La implicación de Zapatero en el conflicto de Venezuela comenzó, al menos oficialmente, a finales de 2015, cuando aterrizó en Caracas como observador internacional de las últimas elecciones parlamentarias, las que dieron a la oposición la mayoría de la Asamblea Nacional. Tras estos comicios, Zapatero continuó viajando al país latinoamericano como mediador de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y desde octubre de 2016 participa de forma más activa en un proceso de conversaciones entre el Ejecutivo venezolano y la oposición para asegurar "la paz, la tolerancia y el respecto derechos humanos".

Fuentes empresariales revelan que su contribución ha sido importante para que Repsol pueda repatriar dividendos de Venezuela

En este cometido le acompañan los expresidentes Ernesto Samper (Colombia), Leonel Fernánez (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá). También ha aportado su visión monseñor Claudio María Celli, emisario del Vaticano. 

Este empeño de Zapatero le ha granjeado duras críticas de la oposición venezolana y de exmandatarios de la comunidad internacional, que lo consideran un "aliado de Maduro". Sin embargo, y pese a que hay analistas que creen que su mediación no está funcionando, el expresidente socialista sigue apostando por una salida dialogada entre oficialismo y oposición en un conflicto que lejos de amainar, se recrudece. De momento, su apuesta consiste en establecer un "consenso de convivencia" y a partir de aquí llevar el diálogo hasta la celebración de las próximas elecciones en Venezuela, las regionales. Unos comicios, por cierto, que ya debían de haber sido convocados en lo referente a gobernadores. Las presidenciales, salvo adelanto forzoso, será en 2018.

En este contexto, según sostiene Zapatero, "no se producirán avances positivos" en las principales reivindicaciones de la oposición, como liberar presos políticos o garantizar legitimidad de la Asamblea Nacional, "si no hay un principio de confianza, de reconocimiento recíproco a la hora de trabajar juntos el origen de la estabilidad para las próximas elecciones".

La agenda electoral, clave

El exsecretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y expresidente de Colombia (1994-1998), Ernesto Samper, compañero de Zapatero en la mediación en Venezuela, declaró la pasada semana que la definición de la agenda electoral debe abarcar "todas las elecciones" que deban celebrarse este año y el entrante.

"En la medida en que la gente tenga una expectativa sobre ellas, es decir, en qué fecha se va a elegir a sus representantes, pues va a bajar mucho la presión política", señaló Samper en una entrevista en Efe.

El expresidente socialista sigue apostando por una salida dialogada entre oficialismo y oposición en un conflicto que lejos de amainar, se recrudece

De momento, el gobernador de Miranda y dos veces candidato a la Presidencia de Venezuela, Henrique Capriles, denunció hace unos días haber sido inhabilitado por la Contraloría General de la República para un periodo de 15 años. El órgano declaró la "responsabilidad administrativa" de Capriles por haber celebrado tres convenios con las embajadas de Polonia y el Reino Unido que el gobernador registró como donaciones.

Este último movimiento del régimen de Maduro se ha producido en medio de una oleada de protestas en la calle por parte de la oposición y después de que se disparara la tensión entre los poderes legislativo y judicial a raíz de que la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, acusase al Supremo de dar un golpe de Estado por usurparle funciones constitucionales.

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