A la entrada del pueblo madrileño de Torrejón de la Calzada, unos 8.000 habitantes, se alza una gran mole cilíndrica de hormigón, una estructura parecida a la del esqueleto de una plaza de toros. Se trata del Museo de Automoción-Barreiros, cuya construcción está parada desde hace un año.
El museo fue promovido por la Fundación Eduardo Barreiros y el empresario Luis Miguel Rodríguez, propietario de Desguaces La Torre, el mayor desguace de coches de Europa, situado justo enfrente del Museo en obras. El Ayuntamiento de Torrejón de la Calzada paralizó las obras el año pasado por carecer de los permisos pertinentes.
La pasada semana agentes de la Agencia Tributaria embargaron la caja del día de Desguaces La Torre por las deudas que la empresa tiene con Hacienda, cerca de ocho millones. Los últimos datos contables de la compañía a los que ha podido acceder Vozpópuli son del año 2014, y en ellas el auditor ya advertía de que existía una incertidumbre sobre la capacidad de Desguaces La Torre para mantener la actividad.
Aunque el deseo del Ayuntamiento es que puedan terminarse cuanto antes las obras del museo, la situación financiera de Luis Miguel Rodríguez, conocido como el rey de la chatarra, hacen presagiar lo peor: que el esqueleto de hormigón del Museo se quede tal y como está ahora, recordando las peores imágenes del estallido de la burbuja inmobiliaria española: grandes edificios abandonados por falta de financiación.