Las negociaciones entre bambalinas que desde hace semanas mantienen los equipos negociadores de ambas formaciones estaban este jueves a punto de dar frutos con el cierre de un acuerdo de gobierno que recuperaría los ejecutivos de coalición de la etapa del lehendakari José Antonio Ardanza. Fuentes del PNV consultadas por este diario daban el acuerdo por cerrado a última hora de la tarde, mientras otras del PSE matizaban que quedaba por precisar el contenido del texto del acuerdo “para que no haya posibilidad de posteriores interpretaciones”.
El acuerdo daría continuidad a los pactos que ambos partidos mantienen en las diputaciones y los principales ayuntamientos vascos, y sería un balón de oxígeno para el PSE, que gana en protagonismo político tras perder siete escaños (pasó de 16 a 9 diputados) en las elecciones autonómicas del pasado 25 de septiembre. Cuarta fuerza política vasca, igualada a escaños con el PP, su vuelta al Gobierno le permitiría situarse de nuevo en la primera línea política.
Tras el acuerdo quedaría por concretar en lo que resta de semana la composición del futuro ejecutivo y la representatividad que tendrían en el mismo los socialistas. Fuentes conocedoras de los contactos manifestaron a Vozpópuli que dicha cuestión se ha pospuesto hasta que se cierre el texto definitivo del acuerdo. Solo a partir de entonces se perfilará la composición del futuro ejecutivo. Otras fuentes políticas vascas sostienen, sin embargo, que el PSE habría solicitado tres consejerías y que el PNV estaría dispuesto a concederle dos de las diez que pasaría a tener el futuro gobierno frente a las ocho actuales. Fuentes socialistas señalaron que el número de ‘ministerios’ es una cuestión menor siempre y cuando las que se les adjudiquen tengan “contenido”.
Ambos partidos abordarán la composición del futuro gobierno en lo que resta de semana
De cerrarse definitivamente, el acuerdo de gobierno sería sometido el lunes a la ratificación de la Asamblea Nacional del PNV y del Comité Nacional del PSE, dos días antes de que el miércoles arranque en el Parlamento vasca la sesión de investidura que el sábado 26 hará lehendakari a Íñigo Urkullu. El nuevo gobierno arrancaría la legislatura con el apoyo de 37 de los 75 parlamentarios de la Cámara de Vitoria, a uno de la mayoría absoluta. Su primer reto sería la aprobación de los presupuestos de 2017, que el PP vasco ya ha manifestado su disposición a apoyar, mientras el Gobierno de Mariano Rajoy busca en Madrid el respaldo de los peneuvistas a las cuentas del Estado.
El descarte de EH Bildu
EH Bildu, la otra formación con la que el PNV había iniciado contactos exploratorios para la formación de gobierno quedó definitivamente excluida el pasado lunes, tras una tercera reunión entre las comisiones negociadoras de ambos partidos en la que quedaron patentes las diferencias insalvables entre ambos. Arnaldo Otegi, que encabezó la delegación abertzale, puso de relieve al terminar el encuentro la “querencia” del PNV a llegar a un acuerdo con los socialistas, lo que, en su opinión, va a limitar el margen de maniobra del nuevo gobierno en materias tan sensibles como la paz y el autogobierno.
Curiosamente, sendas delegaciones de EH Bildu y PSE se reunieron este jueves para analizar la situación política, social y económica en el inicio de la XI Legislatura. En un clima de inusitada cordialidad, los socialistas expresaron “la voluntad de ambas formaciones de colaborar en el futuro (…) sin obviar que existen diferencias” al abordar determinadas cuestiones. Los socialistas se mostraron dispuestos a llegar acuerdos con la izquierda abertzale para poner en marcha “iniciativas progresistas”.