Si se cierran los ojos y se piensa en momentos que han marcado la historia, cada uno tendrá el suyo en la memoria. Quizá muchos coincidan. Hay quienes entraron en escena y comenzaron una labor que permite recordar esos momentos que se quedan grabados en la retina. A través de ilustraciones o fotografías, las portadas de revistas o medios históricos han recorrido el mundo y han llegado hasta nuestros días por la originalidad y la capacidad informativa, pero cuando se observa detenidamente se ven los detalles, las líneas… Todo está ahí por algún motivo.
Altavoz ha hablado con especialistas de este campo. Diseñadores e ilustradores que han conquistado a medios internacionales como 'The New York Times', 'The New Yorker', 'National Geographic', 'Ebony'… Y una ristra de la que pocos profesionales pueden presumir. Sus nombres son Fernando Rapa, diseñador gráfico exeditor de arte de 'Público' y miembro actual del equipo de la publicación satírica 'Mongolia'; Ana Juan, escritora, ilustradora y Premio Nacional de Ilustración que colabora con 'The New Yorker'; y Javier Jaén, diseñador gráfico de Barcelona que ha vivido en Budapest y Nueva York y que trabaja para 'The New York Times', 'The New Yorker', 'Ebony', 'National Geographic' y una lista incontable de publicaciones.
Rapa ofrece la visión más histórica del mundo de las portadas. Todo tiene un origen, y el de 'Mongolia' cuenta que la revolución de las portadas llegó con los norteamericanos y la revista 'Esquire'. Originales y únicas, así son sus portadas. "El diseño gráfico moderno bebe de las historias de arte y vanguardias artísticas de principios del siglo XX", cuenta.
Con la llegada del régimen nazi a Europa, todo esto se frena y tiene que emigrar al continente americano. Allí surge lo que hoy se hace en grandes medios
Rusia tiene un papel fundamental y personajes clave para la historia son Aleksandr Ródchenko y El Lissitzky: "Para proclamar la revolución rusa crearon un nuevo lenguaje de propaganda política y eso lo retoma posteriormente la Escuela alemana Bauhaus". Rapa narra cómo con la llegada del régimen nazi, todo esto se frena en Europa y tiene que emigrar al continente americano. Allí surge lo que hoy se hace en grandes medios.
A cualquiera que se le pregunte tiene en la memoria una portada que le marcó, ya sea por la fotografía, por lo que representó en su momento o por la fecha. El concepto emblemático es muy relativo. "Por suerte o por desgracia no hay una fórmula para que una portada sea histórica, de la misma forma que un chiste no tiene que tener nada concreto para hacer gracia", dice Jaén.
Sin embargo, hay algo que debe transmitir para quedarse grabada en la retina: "Debe ser estimulante, gráfica o conceptualmente, jugamos con pocos elementos: una fotografía o una ilustración y un texto", añade. Jaén sabe qué sensación debe provocar una buena portada: "Tiene que provocar un efecto, como cosquillas en los ojos".
Altavoz ha hecho una selección desde que se comenzó a plasmar una idea con una imagen hasta la actualidad. Hubo una revista audaz, ingeniosa y aguda que acertó en la diana con una portada en el año 1956, 'La Codorniz'. La sátira entró en escena y 'La Codorniz' "declaró la guerra a Inglaterra". Lo hizo con la ayuda del lector, que entró en el juego. Un hecho importante de la historia convirtió en recuerdo una portada humorística.
Otra imagen que marcó un antes y un después fue un hecho que cambió el mundo: la llegada del ser humano a la Luna. 'LIFE', revista más que reconocida en cuanto a portadas se refiere, creó un especial en el que el título invitaba a la imaginación: 'To the Moon and back'.
Una imagen que quizá hasta los más jóvenes recuerden es la de unos ojos, una mirada que pedía ayuda, que eriza la piel y que hace reflexionar. Es Sharbat Gula, es afgana y fue captada por un fotógrafo –Steve McCurry– de National Geographic en diciembre de 1984. Con 12 años, estaba en un campo de refugiados y se convirtió en un símbolo internacional que abrió los ojos al mundo.
La muerte de un dictador. No se trata de la muerte del líder del régimen nazi Adolf Hitler, aunque la revista 'TIMES' representó la realidad del fin del peor genocida conocido –un retrato del alemán con rotulador rojo-, hay otra portada que quizá muestra algo más detrás de la ilustración. Es la muerte de Jorge Rafael Videla, el dictador argentino declarado non grato en su ciudad natal y que fue condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad. Justificó el terrorismo de Estado y su muerte fue una de las que mayor cobertura periodística tuvo. La portada del magazine argentino 'Página 12', muestra en negro, la vida encarcelada.
La sátira tiene nombre y apellidos y una fecha hizo que se borrase la sonrisa al mundo. Un magazine en el que reina el humor se tiñó de rojo sangre por un ataque terrorista tras una portada en la que aparecía Mahoma. La revista 'Charlie Hebdo' contestó al ataque que consternó al mundo, también con Mahoma y un "Está todo perdonado" y el lema que se creó en aquella fecha: 'Je suis Charlie'. Si se habla de robar la libertad, habría otra portada que marcó por la simpleza pero la idea clara. Ganó Donald Trump, pese a sus ideales racistas y herméticos, y 'The New Yorker' publicó su portada. La Estatua de la Libertad, sin llama, esta vez, con humo. La Estatua dejaba de tener libertad.
Finalmente, hubo un acontecimiento que fue objeto de debate político en cada casa: Bob Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura. Es un cantautor mítico, una leyenda de Minnesota (Estados Unidos) que se convirtió en una de las figuras más influyentes de la música. Sus letras plasmaban una importante protesta social. 'The New Yorker' le dio su portada el 24 de octubre de 2016 y el debate estaba servido.
Javier Jaén tiene otra portada en mente, aunque tendría que pensarlo más detenidamente, como Fernando Rapa. Jaén elige una portada quizá no tan conocida por el público y quizá no la más importante, pero sí una de las que más información transmite con tan poco.
"En el 'New Yorker' aparecía un retrato familiar en el que cada miembro estaba ilustrado con una técnica diferente, desde el lápiz hasta el bolígrafo", cuenta. A simple vista es un retrato familiar, pero si se indaga "es una auténtica clase de dibujo". "Simplemente con la herramienta utilizada tenemos un montón de información sobre ellos. Nos recuerda que todo comunica, sabemos si una persona es tímida, orgullosa, si ha fallecido…", añade.
Rapa tiene otras dos, nada que ver con la anterior, que representan dos acontecimientos de forma espléndida. En la primera, el protagonista es Muhammed Ali, es de 'Esquire' y para Rapa es "la portada". La segunda es del diario argentino 'Noticias', atravesado el nombre con una banda negra y de la mano de Rodolfo Walsh, se describía la muerte de Perón con una sola palabra, en mayúsculas: "DOLOR".
La censura, el tiempo y el humor
Las publicaciones siempre han estado ligadas a una barrera, un hándicap que tiene aquello que saldrá a la luz y que todo el mundo verá: la censura. Ana Juan cuenta cómo "es normal" que haya autocensura en los medios y cómo los proyectos comienzan sin saber cómo acabarán: "Siempre hay un poco de miedo e incluso provocación, se puede jugar con los dos sentidos, pero nunca sabes qué ocurrirá hasta el último momento". Jaén, por su parte, afirma que él no se ha topado con la censura y asegura que "ser polémico por ser polémico no tiene sentido", aunque, a veces "hay que subir un poco la voz y apuntar con el dedo".
"La censura depende de la independencia de la publicación, cuanto mayor sea, más cosas podrás hacer", dice Rapa. Añade que los grandes medios de comunicación tienen "muchos compromisos" y eso provoca que la libertad esté coartada. En su caso, "'Mongolia' es independiente y nuestro único límite es el Código Penal", señala. "Nos podemos reír de todo, pero no sólo hacemos humor, hacemos sátira, no es un chiste, es una forma corrosiva de decir las cosas”.
Nos habla de una portada que publicó el magazine cuando salieron los papeles de Bárcenas, una imagen en la que aparecía una esquela con el nombre de Mariano Rajoy. "Muchas veces tienes que molestar y es muy importante el factor sorpresa (…) Creo que fue muy buena porque fue una muy buena respuesta a un hecho delictivo. La realidad es tan bestia: un hecho de corrupción en un partido político que está en el Gobierno, se han cobrado sueldos en B… Es brutal", añade.
El tiempo es otro factor condicionante. "Cada portada es un mundo", asegura Juan. Ilustró una portada para el 'New Yorker' cuando ocurrió el atentado a la redacción de Charlie Hebdo, la Torre Eiffel, con un crayón y un Campo de Marte rojo. "Esa portada fue cuestión de horas, la que iba esa semana ya estaba hecha y decidieron cambiarla, tuve un par de horas para hacerla", narra.
Rapa asegura que o se tiene mucho tiempo o poco. "Te dicen: imprimimos en cuatro horas, en dos horas o en 10 minutos". En el caso de hechos marcados en el calendario con antelación se tiene más tiempo para "reflexionar" y "la calidad y la comprensión mejoran mucho". Jaén publicó una portada para 'National Geographic' sobre cómo conservar los tesoros de Oriente Medio y fue un proceso de meses, pero debido a que "había que planificar muchísimas ediciones en muchísimos países y encontrar una imagen que todo el mundo entendiese".