Hasta el momento, las empresas y empleadores han sido los encargados de pagar al Estado las correspondientes cotizaciones de sus trabajadores. Mientras, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) aún aboga por realizar un vuelco en el sistema actual y que sean los propios trabajadores los que reciban el salario bruto y paguen ellos mismos estas cuotas, propuesta que ha recibido numerosas críticas, entre ellas la de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Pero, ¿qué supondría tanto para el trabajador como para la empresa este cambio? Miles de autónomos se muestran a favor de la modificación, y afirman que así se daría visibilidad y se crearía conciencia del verdadero gasto que supone para las empresas crear y mantener puestos de trabajo. Pero lo cierto es que parece que las desventajas serían más numerosas que los beneficios.
Impacto en las empresas
La mayor dificultad para poder llevar a cabo este importante cambio es la complejidad de que los asalariados puedan comprender con claridad sus nuevos deberes, algo que podría generar un aumento de la morosidad y sanciones. Todo esto también repercutiría en la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social. Mientras, la empresa tampoco quedaría exenta de seguir pendiente de estas cuestiones, ya que no se debe olvidar algo: a pesar de que fueran los propios trabajadores los encargados de pagar este tipo de cuotas al Estado, continúan siendo asalariados.
Realizar el cambio al nuevo modelo también supondría un gran gasto y desembolso para las empresas al modificar el sistema de gestión de la nómina, además de la posible pérdida de bonificaciones al empleo. Así, el cambio radicaría en lo siguiente: las empresas seguirían obligadas a abonar el mismo salario bruto a sus empleados, del se que deducirían sus cotizaciones, también conocidas como 'la cuota obrera'. Mientras, también tendría que abonar la cuota patronal o empresarial, que no se deduce del salario bruto y no aparece en la nómina del trabajador.
Aumento de 'falsos autónomos'
La medida también ha recibido numerosas quejas ya que, además de suponer todo un reto para la mayoría de los asalariados -que no tienen los conocimientos suficientes y podrían recibir numerosas sanciones por este motivo-, surge otro impedimento: el posible aumento de 'falsos autónomos'. Esta figura es ya de lo más común en España, y no hace más que poner más trabajas al trabajador.
El 'falso autónomo' no es más que un trabajador que, aun cotizando en el régimen especial de trabajador autónomo y pagando sus cuotas mes a mes, depende completamente de la empresa. Todos sus ingresos provienen únicamente de este grupo, por lo que tampoco cuenta con la independencia y libertad de la que sí dispone un trabajador por cuenta propia al uso.
La medida no ha contado con demasiado apoyo hasta el momento. Los expertos ven muchas dificultades y riesgos a la hora de aplicar la idea, que no solo no supondría grandes ventajas para las empresas, sino que también podría perjudicarlas. A este contexto se suma el aumento de posibles fraudes y conflictos laborales.