Las redes sociales se han convertido en toda una necesidad para millones de jóvenes alrededor del globo. Psicólogos y profesionales de la salud mental informan de sus efectos negativos sobre la autoestima de los adolescentes y la necesidad de validación, y a todo esto se suma la comparación con cuerpos y estilos de vida fuera de alcance. Los conocidos 'influencers' -según la RAE, personas con capacidad de influir sobre otras, sobre todo en las redes sociales- muestran su día a día: compras en tiendas de lujo, coches de las más alta gamas, las mejores casas y los más lujosos viajes y resorts son la tónica habitual, algo que comienza a hacer mella en sus seguidores y usuarios de las plataformas.
A pesar de movilizar a millones de 'followers', en los últimos años varios escándalos por parte de estos jóvenes han hecho que su imagen vaya en detrimento. El último de ellos ha sido protagonizado por Abril Cols, creadora de contenido con más de un millón de seguidores en su cuenta de Instagram. "Si queréis 'funarme', porque probablemente me lo merezca", comienza diciendo la catalana en su vídeo de TikTok.
"Siento que este verano está siendo el peor de mi vida, hasta el verano del covid fue mejor que este", se queja Cols en sus redes sociales. La 'influencer' se muestra frustrada ante la perspectiva de no poder ir a Bali y pasar todo el verano en su nueva casa en Andorra: tiene cuatro plantas, 700 metros cuadrados, ascensor privado y dos vestidores, uno dedicado únicamente a ropa de esquí.
Distorsión de la realidad
El modelo de negocio que permite a estos creadores de contenido llevar un alto nivel de vida es sencillo. En función de sus seguidores, las marcas contactan con ellos -o más bien, con su equipo y representante- para que hablen de sus productos y los publiciten en las redes sociales. Este nuevo tipo de publicidad mueve masas, sobre todo entre los más jóvenes. Así, cuantos más 'followers' tengan, mayor será la cantidad que la marca pague al 'influencer', aunque también es importante recalcar que la mayoría de ellos cuenta también con otro tipo de ingresos.
Abril Cols no solo ha recibido críticas de sus seguidores anónimos, sino que personalidades como la actriz Nicole Wallace o la polémica Marina Yers han criticado su actitud públicamente. La publicidad en las redes sociales es una realidad. Las marcas ponen en valor el trabajo de estos personajes de las redes, que pueden hacer llegar sus productos a millones de personas con tan solo un clic. Así, de forma sencilla estos jóvenes ganan grandes cantidades de dinero, y promueven un estilo de vida que puede llegar a distorsionar la realidad y al aumento de problemas de salud mental.
Vidas perfectas, cuerpos perfectos y lujosos viajes llevan a miles de personas a hacer comparaciones con su propia realidad y a buscar validación con un simple 'like' o visita a su perfil. Los más jóvenes son los más vulnerables, y es importante poner los datos sobre la mesa: en España, un 34% de las personas sufre algún trastorno mental. De estos, el más frecuente es el trastorno de ansiedad, seguido del trastorno depresivo.
Influencers: frivolidad y privilegios
En el mundo de las redes sociales, raro es el día en el que un comentario de este tipo de personalidades no causa controversia. La frivolidad y desconsideración con la que actúan en ocasiones pone de manifiesto su desconexión con la realidad. La 'influencer' Eme de Amores protagonizó una de estas polémicas mientras mostraba caros productos para el cuidado de la piel a la vez que unos albañiles trabajaban en la construcción de su nueva casa en pleno verano, a 40 grados en la provincia de Granada.
Además de esto, ser consciente de la importancia de los mensajes enviados es crucial al tener a tantas personas pendientes de su actividad. Problemas tales como la venta de animales son apoyados a menudo por este tipo de personalidades, que suele optar por canes de raza. Así, el diseñador Pelayo Díaz hacía saltar todas las alertas de sus 'followers' tras colaborar con una empresa de crianza de lujo a cambio de un Pomerania que el grupo vendía por alrededor de 2.000 euros.
Millones de euros por una publicación
Hasta ahora, el título a la publicación más cara no lo tiene un creador de contenido, sino la estrella del fútbol Cristiano Ronaldo. El portugués recibe 1,38 millones de euros por cada 'post' publicado en Instagram, además de sus ingresos como futbolista. Le sigue Dwayne Johnson -también conocido como La roca-, que recibe una media de 1,29 millones de euros por cada publicación.
Al futbolista y actor los siguen distintas 'celebrities', todas ellas conocidas alrededor del globo y con un número de seguidores muy superior al que manejan los creadores de contenido españoles. Así, Kylie Jenner, Ariana Grande, Leo Messi, Selena Gómez, Kim Kardashian, Beyoncé, Justin Bieber y Kendall Jenner completan el top 10 de los famosos que más dinero reciben por cada publicación en sus redes sociales.