Quemarse no es algo por lo que debas pasar antes de broncearte: esto es una mentira que está circulando por TikTok, y lo malo es que quien se lo crea y lo practique se pone en peligro.
Al contrario, lo que debemos hacer en cierta medida es protegernos del sol a ciertas horas. Utilizar crema protectora, ponernos un sombrero o gorra, gafas de sol… Quemarse no tiene ninguna gracia, y con ello abrimos las puertas a un cáncer de piel. De hecho, organismos como la OCU se han hecho eco de esta nueva moda que circula por redes sociales, advirtiendo de los peligros que conlleva.
Pues bien, últimamente se está haciendo viral la recomendación de “construirte tu callo solar”, que viene a consistir en exponerte al sol sin protección y de manera continuada para que tu piel desarrolle tolerancia al sol y a la radiación ultravioleta. Quienes lo practican declaran que te tienes que quemar de manera profunda para que tu cuerpo resista la radiación solar. Afirman que una vez que te haces tu callo solar, ya estás protegido contra las quemaduras solares, sintetizas mejor la vitamina D y mejora la apariencia de la piel.
El problema de todo esto es que no tiene una base científica contrastada. El callo solar no existe, la piel no puede desarrollar tolerancia al sol ni a la radiación ultravioleta. Al contrario, lo que sí sabemos, sin duda, es que el sol envejece la piel, produce arrugas y manchas, quemaduras y aumenta el riesgo de que aparezca un cáncer de piel.
El sol: un aliado para tu salud, pero con moderación
El sol, esa estrella radiante que nos brinda luz y calor, no solo es esencial para la vida en la Tierra, sino que también aporta numerosos beneficios para nuestra salud, siempre que nos expongamos a él con moderación y precaución.
Uno de los principales beneficios del sol es la síntesis de vitamina D en nuestra piel. Esta vitamina es crucial para la salud ósea, ya que favorece la absorción de calcio y fósforo, previniendo enfermedades como el raquitismo y la osteomalacia.
La exposición solar controlada también estimula el sistema inmunológico, haciéndonos más resistentes a infecciones y enfermedades. Además, se ha relacionado con una menor incidencia de ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de colon y de mama.
La luz solar también juega un papel importante en la regulación del estado de ánimo. Al incidir en la piel, se produce serotonina, una neurohormona que combate la depresión y la ansiedad, y nos hace sentir más felices y optimistas.
La luz solar también ayuda a regular el ritmo circadiano, nuestro reloj interno, lo que se traduce en un sueño más profundo y reparador. Y además, aunque pueda parecer contradictorio, la exposición solar controlada puede ser beneficiosa para algunas afecciones cutáneas como el acné y la psoriasis.
¿Cómo tomar el sol de forma segura?
Elegir el momento adecuado es clave. Las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde son las más recomendables para tomar el sol.
Protegerse con ropa y fotoprotectores, importante. Utilizar ropa que cubra la mayor parte de tu piel a las horas que más inciden los rayos solares y aplicar un fotoprotector solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) adecuado a nuestro tipo de piel.
Comenzar con exposiciones breves y graduales. No exponerse al sol durante largos periodos de tiempo al principio. Ir aumentando el tiempo de exposición poco a poco.
Prestar atención a las señales de nuestro cuerpo. Si notamos enrojecimiento, picazón o cualquier otra molestia, debemos dejar de exponernos al sol inmediatamente.
Hidratarse bien. Beber abundante agua antes, durante y después de la exposición solar es fundamental para mantener la piel hidratada y protegida.
Disfrutar del sol con responsabilidad es algo que queda claro que es sano, pero no podemos hacer caso a algunos consejos sin saber primero si de verdad serán beneficiosos o no. Por ello, siguiendo estas sencillas recomendaciones, podrás disfrutar de los múltiples beneficios del sol para tu salud sin poner en riesgo tu bienestar. Recuerda, la clave está en la moderación y la protección.