La vacuna Enjuanes, desarrollada en el Centro Nacional de biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), podría estar en el mercado en 2023. Ese es el objetivo que ha marcado el director del proyecto, el veterano virólogo Luis Enjuanes. Esta vacuna está llamada a ser revolucionaria por dos motivos: se administra por vía intranasal y ofrecerá una inmunidad esterilizante. Esto quiere decir que con ella, se evitará que el SARS-Cov-2 infecte al ser humano y se propague.
Esta vacuna además es autoamplificable, lo que significa que la dosis de ARN que se inyecta puede multiplicarse por 5.000 veces dentro del organismo para generar una mayor protección. En su desarrollo trabaja un equipo de 16 personas bajo el mando del virólogo valenciano, que pese a su edad (77 años) sigue al pie del cañón para lograr el ansiado objetivo inmunológico que la humanidad lleva persiguiendo más de dos años.
El virólogo, que posee más de veinte años de experiencia en la investigación de distintos coronavirus, considera que la apuesta por una vacuna intranasal es lógica. "El virus es respiratorio y es ahí donde hay que inmunizar”, afirmó el pasado marzo en el congreso Infarma Madrid 2022. Allí también confirmó que se están evaluando los resultados que la vacuna ha tenido en animales, aunque estos test aún no han terminado. "Nuestra vacuna es un poco más compleja y tardará más en salir", reconoció el propio Enjuanes.
El virólogo, que posee más de veinte años de experiencia en la investigación de distintos coronavirus, considera que la apuesta por una vacuna intranasal es lógica. "El virus es respiratorio y es ahí donde hay que inmunizar”, afirmó el pasado marzo en el congreso Infarma Madrid 2022
Sostuvo que su equipo probó la vacuna "en ratones transgénicos humanizados y funcionaba de una forma excelente. De hecho, lo hemos patentado y hemos publicado sus resultados. Esto se hizo a una velocidad récord. Posteriormente hemos construido una segunda vacuna para el SARS-CoV-2 que también proporciona protección completa en el modelo de ratones transgénicos humanizados". En caso de acabar en el mercado, esta vacuna podría terminar con el miedo al contagio.
Hablamos con Sonia Zúñiga, miembro del equipo que está desarrollando la vacuna para que nos explique en qué fase está la vacuna, qué nuevos avances se han logrado en los últimos meses y por qué es tan revolucionaria respecto a las que ya existen. Al preguntarle sobre si 2023 es una fecha realista u optimista, nos cuenta que "a nivel laboratorio, es realista".
Los matices -y posibles retrasos- ya dependen de factores externos al Centro Nacional de biotecnología. "No depende de nosotros", señala Zúñiga. Necesitan una empresa externa que desarrolle "los ensayos clínicos en humanos, los escalados o la producción de la vacuna que llegaría a las calles". El CSIC está en contacto con grandes empresas interesadas, aunque de momento, "no hay nada cerrado".
Los posibles retrasos dependen de factores externos al Centro Nacional de biotecnología. Necesitan una empresa externa que desarrolle "los ensayos clínicos en humanos, los escalados o la producción de la vacuna que llegaría a las calles"
Además, nos cuenta que desarrollar un ensayo clínico con humanos es ahora mucho más difícil que hace dos años, ya que "hay un altísimo porcentaje de población vacunada", lo cual dificulta encontrar a voluntarios que puedan probar su vacuna. El problema es que los ensayos de la vacuna en humanos varían si esta funciona como dosis de refuerzo o como una monodosis, ya que no se puede estudiar la inmunidad que produce. Zúñiga nos recalca que esto no exime a su vacuna de ser administrada como dosis de refuerzo, ya que también está pensada para ello, aunque para distribuirla así también hacen falta ensayos de otro tipo.
Preguntada sobre si elaborar este proyecto con 16 personas en tan poco tiempo es algo milagroso, señala que "a nivel de ciencia, aunque hemos tardado poco y hemos estado sometidos a más presión, es realista", aunque no cree que lo sea tanto a la hora de "sacar un producto" debido a que no están apoyados en una gran empresa con músculo económico para financiar lo necesario para sacar adelante el proyecto. Al fin y al cabo, las vacunas tardan, por lo general, más de una década en desarrollarse y convertirse en un producto final.
¿Cómo funciona esta vacuna?
Nos cuenta que los distintos 'prototipos' de vacuna que están en fase de estudio en animales entran en el cuerpo humano de la misma forma que el covid: "por las mucosas". Lo que están probando en el CSIC es quitarle "las armas para infectar y enfermar". De esta manera, se han quedado con los replicones de RNA, que son los que se multiplican al entrar en contacto con las células, solo que en el caso de la vacuna, permiten crear inmunidad. En el caso del covid, le permiten hacer daño al paciente. Con los elementos que incluye la vacuna, le permite inmunizarse "al menos durante tanto tiempo como una inmunidad natural".
"Queremos conseguir lo que hicimos con el MERS", cuenta Zúñiga a Vozpópuli. Es decir, como laboratorio, demostrar que la vacuna consigue inmunizar a la persona frente a la enfermedad y evitar que pueda propagarla de manera asintomática.
Para poder producirse, estas vacunas requieren de "más aspectos a analizar a nivel seguridad", tal y como nos explica Zúñiga, por su inoculación vía intranasal. Se requiere especial atención en los efectos secundarios que pueda producir a nivel cerebral. Nos cuenta que ya se estudió esta fórmula para una vacuna de la gripe, pero se desechó "por producir parálisis faciales temporales" al entrar en contacto con el bulbo nasal.
Sobre si esta vacuna conseguirá la inmunidad de rebaño real, Zúñiga nos cuenta que "dependerá del propio virus". "Cuando la gente se infectó, observamos que había muy pocas reinfecciones y se vio que la inmunidad podía proteger... la sorpresa llegó con ómicron"
Sobre si esta vacuna conseguirá la inmunidad de rebaño real, Zúñiga nos cuenta que "dependerá del propio virus". "Cuando la gente se infectó, observamos que había muy pocas reinfecciones y se vio que la inmunidad podía proteger", señala la científica. "La sorpresa", como ella lo califica, llegó con ómicron. "El virus cambió y produjo muchas reinfecciones".
Debido a esto, considera que esta vacuna, aunque sea más completa que las ya existentes, no erradicará el coronavirus. "Siempre vamos a ir por detrás, porque necesitamos que exista una variante para poder estudiarla y desarrollar una vacuna eficaz", señala Zúñiga, aunque sí señala que su proyecto permitirá, si funciona en humanos y se lleva a producción, "estar más tranquilos" ante posibles mutaciones del virus.
Preguntada por si esta puede ser la vacuna que permita inmunizar a países donde el porcentaje de población protegida es aún muy baja, Zúñiga señala que lo prioritario es mandar a estos países "las vacunas que se puedan", ya que muchas veces, no es posible enviárselas por logística. "Hay vacunas que necesitan congeladores y hay países con hospitales sin electricidad", señala la científica. Debido a esto, la intención de su laboratorio es desarrollar una vacuna que no necesite requisitos especiales para su envío, aunque "eso es algo que se estudiará más adelante: ahora lo importante es que sea efectiva".