Como ya te contamos, a veces ver porno puede ser peligroso. Y Joshua Peters lo sabe bien. El joven, de apenas 22 años, ha superado su adicción a la pornografía. Veía, al menos, tres horas al día.
El fotógrafo comenzó a consumir contenido para adultos cuando apenas tenía 11 años. Empezó a ver vídeos X tras escuchar a sus amigos hablar de ello en el colegio.
Comenzó a investigar en internet, a buscar páginas porno, y de pronto, sin darse cuenta, descubrió que estaba enganchado. Un hábito que mantuvo los siete siguientes años de su vida.
Ahora ha querido compartir su experiencia con todo el mundo a través de un vídeo de YouTube, en el que ha contado cómo fue su calvario personal.
Veía 3 horas de porno al día
"A los 12 años, el porno se convirtió en algo que tenía que hacer a diario. Era muy joven, pero aún así sabía que era malo, aunque no sabía por qué. Tal vez fue porque era un secreto entre mis amigos y yo, o quizá se debió a mi educación...", relata.
Joshua consumía docenas de vídeos a lo largo del día, y se masturbaba con ellos
"Yo era el típico niño inocente que se tapaba los ojos cuando aparecían escenas de besos en las películas, y de pronto me encontraba viendo vídeos de personas desnudas que mantenían relaciones sexuales entre ellas", añade.
En el apogeo de la adicción, Joshua consumía docenas de vídeos a lo largo del día, y se masturbaba con ellos: "Diría que veía porno entre una hora y media y tres al día. Consumía todos los tipos diferentes de pornografía que hay, desde la suave hasta la más agresiva".
Se lo contó a sus padres
El chico, que creció en una familia acomodada de Massachusetts, se dio cuenta a los 13 años de que tenía un problema con el porno, así que decidió contárselo a sus padres.
En realidad se lo confesó porque tenía miedo de que sus progenitores le pillaran al revisar su ordenador.
El joven cree que la pornografía dañó enormemente su capacidad para tener relaciones y distorsionó su concepto del amor y del sexo
Peters cree que la pornografía dañó enormemente su capacidad para tener relaciones significativas y distorsionó su concepto del amor y del sexo.
Sin embargo, atribuye su recuperación a sus creencias religiosas, aunque considera que la fe en Dios no es necesariamente la solución para todos: "Mi creencia religiosa me ha ayudado porque participé en un programa de 12 pasos basados en la fe, donde muchas personas dependen de un poder superior. Pero sí creo que la adicción puede ser superada a través de prácticas y creencias que no son de fe".
Echa de menos el porno
Aunque ya ha superado su adicción al porno, admite que todavía tiene ganas de ver películas para adultos.
"La parte más difícil de mi recuperación es evitar una recaída, por lo que siempre tengo que estar alerta y reconocer cuándo tengo ganas de ver porno. Los impulsos se vuelven menos comunes cuanto más tiempo permanezco limpio, pero en realidad nunca se van", admite.
Aunque ya ha superado su adicción al porno, admite que todavía tiene ganas de ver películas para adultos
"La pornografía no es algo que puedas justificar tener en tu vida. Afecta las relaciones. Es una pérdida de tiempo que te mete en la cabeza que las agresiones sexuales está bien y que los hombres y las mujeres son simplemente objetos utilizados para la satisfacción física mutua", concluye.
Este es el vídeo:
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