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'Virus de la bofetada': comienza como un resfriado y afecta sobre todo a los niños

El Centro Europeo de Control de Enfermedades alerta del aumento de casos

Imagen de una niña con síntomas de resfriado
Imagen de una niña con síntomas de resfriado Pexels

Comienza como un resfriado entre los más pequeños, pero no lo es. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) alerta e informe del inusual aumento de casos en niños del 'virus de la bofetada' -recibe este nombre debido a una de sus mayores características: las erupciones y rojeces en las mejillas de las personas infectadas-, más conocido como parvovirus B19 (B19V).

El contagio del virus es sumamente sencillo. Se transmite mediante las secreciones respiratorias, como la saliva o la mucosidad, sobre todo durante la semana previa a la aparición de las primeras erupciones. Esto significa que el nivel de posible contagio no es el mismo durante todo el proceso: una vez han aparecido los sarpullidos ya no será necesario el aislamiento.

Características del parvovirus

Aunque según han informado las autoridades sanitarias se ha producido un aumento de casos entre los más pequeños, es importante recalcar que en la mayoría de los casos el 'virus de la bofetada' no entraña problemas graves de salud, es leve y necesita de poco tratamiento. Aun así, hay pequeñas señales que pueden ayudar a identificarlo en los niños.

  • Malestar general
  • Problemas estomacales
  • Dolor de cabeza
  • Goteo nasal y síntomas de resfriado
  • Fiebre baja

Tras la fase inicial aparece el síntoma más característico: una erupción roja brillante en la cara y mejillas. Esta puede extenderse y pasar a otras partes del cuerpo, como el tronco, los brazos y las piernas.

Casos en los que prestar especial atención

En el caso de los adultos, las características del virus cambian ligeramente. Entre sus efectos ya no suele encontrarse el característico sarpullido facial, sino el dolor e inflamación articular -es más frecuente en adultos, aunque también puede darse en niños-, y hay otras formas de transmisión. Las mujeres embarazadas infectadas pueden transmitir el virus al feto, que en el peor de los casos puede provocar un aborto espontáneo. Además, en determinadas situaciones es posible el contagio por medio de transfusiones de sangre contaminada -aunque no es algo usual-.

Finalmente, se debe prestar especial atención a las personas que sufren determinadas patologías, como la anemia, o en personas con sistemas inmunitarios debilitados, donde también puede surgir un caso grave de falta de hierro.

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