Las tensiones con el Gobierno han aumentado debido a la introducción de una serie de bonos equivalentes al dólar estadounidense, una cuasi moneda que tiene como objetivo facilitar la solvencia, pero que para muchos podría acabar siendo la vuelta a la inflación que acabó con el dólar zimbabuense.
Dos de las víctimas de las agresiones han afirmado que tres de sus compañeros activistas desaparecieron poco después del asalto, que comenzó a medianoche. Una de ellas, Parson Dzamara, es el hermano del activista defensor de la democracia Itai Dzamara, quien desapareció hace más de un año y, según grupos de Derechos Humanos y diplomáticos, está muerto.
"Nos sacaron del coche, nos hicieron tumbarnos y comenzaron a pegarnos", ha declarado a Reuters Shonhai Rukore, de 41 años, mientras se levantaba la camiseta y los pantalones para enseñar los cardenales y rasguños de su espalda y piernas. "Después, cogieron a Dzamara y le vendaron los ojos. Entonces es cuando conseguí levantarme y salir corriendo", ha añadido.
Dzamara está en el hospital con lesiones similares, según las fotografías y los comentarios que se han publicado en las redes sociales por grupos contrarios al presidente Robert Mugabe, quien con 92 años de edad lleva 36 en el poder. Las fuentes aseguran que varios de los hombres que participaron en el ataque llevaban material antidisturbios.
Ishmail Kauzani, conductor de uno de los coches que llevaba a los activistas cuando fueron bloqueados por camionetas camufladas, ha declarado que intentó escapar entre una lluvia de disparos. "Nos estaban disparando cuando aún seguíamos conduciendo, muchos, muchos disparos. Era como una zona de guerra, una lluvia de balas".
A principios de 2009, el país se vio obligado a retirar su moneda y establecer un sistema múltiple de divisas ante la hiperinflación, que llego a alcanzar un porcentaje de aumento de 500.000 millones. Ante el miedo de que esto vuelva a ocurrir, muchos zimbabuenses han vaciado sus cuentas bancarias, lo que ha puesto en riesgo a todo el sistema bancario.
El Banco Central ha reconocido los peligros de los bonos, pero ha confirmado que solo inyectarán 200.000 millones en la economía del país, una suma que según la entidad financiera no será inflacionista, y ha prometido no imprimir más dinero que esa cantidad anunciada.