"Apreté el gatillo", declaró Chikwanine el martes en una conferencia sobre migración y conflicto celebrada en Coventry, Reino Unido. "Me quité la venda. Había sangre en mis manos. Tenía sangre en mi camiseta y delante de mí estaba mi mejor amigo, Kevin". "Tenía cinco años y fui obligado a matar a mi mejor amigo como rito de iniciación", expuso Chikwanine, que ahora tiene 28 años.
La región oriental de la tierra natal de Chikwanine ha sido invadida por docenas de grupos armados que se han aprovechado de sus habitantes y han explotado las reservas minerales. Millones de personas murieron entre 1996 y 2003 debido al hambre y las enfermedades causadas por el conflicto.
Chikwanine escapó y con once años emprendió su camino hacia Canadá, donde vivió y estudió, y hoy pide a la comunidad internacional que se esfuerce más por acabar con la utilización de niños soldado.
"Hablamos de los derechos de los niños y les damos palabras vacías, pero realmente no estamos alcanzando estos objetivos", ha expresado en la conferencia Rising Global Peace Forum, donde activistas y abogados, entre otros, se reunieron para discutir temas relacionados con Derechos Humanos, ya que actualmente hay alrededor de 250.000 niños soldado en el mundo, de los cuales el 40 por ciento son niñas, según la ONG británica War Child.
Muchas de las niñas en el este de República Democrática del Congo se unen a las milicias para conseguir comida y dinero, protección frente a la violencia o porque sus familias no pueden permitirse pagar sus estudios, según la ONG Child Soldiers International, con sede en Reino Unido. Normalmente les obligan a casarse con milicianos que abusan de ellas, según las organizaciones de Derechos Humanos.
El uso de niños en guerras ha aumentado, especialmente por parte de los grupos yihadistas como Estado Islámico, en Siria e Irak, y Boko Haram, en Nigeria, ha manifestado Romeo Dallaire, fundador de la Iniciativa de Niños Soldado con sede en Canadá.
"Antes los niños eran usados como instrumento periférico o como último recurso", ha añadido Dallaire. "Estamos avanzando hacia una era donde la utilización de niños es el instrumento preferido para un conflicto"se ha lamentado.
Dallaire, que trabajó para la ONU durante el genocidio de Ruanda en 1994, ha afirmado que el reclutamiento de niños es un fuerte indicativo de que se están cometiendo más horrores. "Si estas dispuesto a reclutar a niños para tu lucha, no hay límite para que les hagas hacer lo que quieras y no hay límite que te frene en relación al abuso de los Derechos Humanos", ha manifestado. "Un reclutamiento notable de niños soldado en una zona de conflicto (...) rápidamente puede degenerar en atrocidades masivas o genocidio", ha apostillado.