El Gobierno australiano anunció el pasado domingo el acuerdo con Estados Unidos, tan histórico como puntual, que resolverá la situación de 1.200 hombres, mujeres y niños detenidos en los centros de refugiados de las islas de Manus y Nauru, y que tendrán tres opciones: de buscar alojamiento en EEUU, regresar a sus hogares, o quedarse en Nauru.
"La aproximación punitiva que ha adoptado Australia hacia los inmigrantes solo ha servido para erosionar sus derechos humanos", ha sentenciado el Relator Especial de la ONU para los Derechos de los Inmigrantes, François Crépeau.
"Si bien Australia tiene el poder de admitir, negar la entrada o retornar a los inmigrantes, también tiene la obligación de respetar sus derechos humanos", ha añadido Crépeau, quien ha denunciado el "inmenso sufrimiento", físico y mental, que han padecido los detenidos.
"Y la cura está en manos de Australia, que tiene la responsabilidad de asentar a quienes llegan a los 'centros de procesamiento' en calidad de refugiados, pero los políticos que han alimentado un discurso xenófobo paraecen haber alentado la formación de grupos nacionalistas", lamentó el relator.