No hay editor, autor, periodista o responsable editorial que no mire con preocupación y ansiedad lo que ocurre en Cataluña. El mercado se está ralentizando en toda España y si a eso se suman los movimientos del sector en ocasión de la independencia catalana, más de uno se lleva la mano a la cabeza. La semana pasada, entre copa y copa, durante la fiesta posterior a la entrega del premio Planeta, no se hablaba de otra cosa. Como no se hablaba de otra cosa en los despachos.
Editores de otros grupos, como es el caso de Penguin Random House, confirman en petite comité la ralentización de las cifras de ventas en el mercado nacional, aunque evitan fijar posición sobre qué hará la principal casa competidora con respecto a su sede barcelonesa. A pesar de tratarse de una medida simbólica, el anuncio de Planeta de mover su sede a Madrid ha tenido un efecto desmoralizante. Planeta es al libro, lo que la Caixa a la banca. Hay razones para la ansiedad, en ambos lados. Una empresarial y otra intelectual. Ese desasosiego, como el que recorre a la población, está afectando a la principal industria cultural de Barcelona: el libro. El verdadero calendario de novedades arranca en primavera con Sant Jordi, que actúa como termómetro de ventas de cara al resto del año.
El mercado se está ralentizando en toda España y si a eso se suman los movimientos del sector en ocasión de la independencia catalana
"El mundo literario catalán está dividido", comentaba un avezado periodista cultural en los corrillos de la cena del Planeta. En efecto, para muchos escritores que publican en catalán, la medida del traslado de la empresa de la familia Lara de Barcelona a Madrid tuvo implicaciones y fue interpretada de una manera específica. Incluso hasta llegó a decirse que pondrían en marcha un boicot contra Grup 62, que reúne los sellos en catalán del grupo Planeta. Pero aquello que se dice en off the record, no se concreta en las posiciones oficiales.
La Associació d’Escriptors en Llengua Catalana (AELC), que reúne a más de 1.400 autores que escriben catalán, desmintió tal cosa como un boicot contra el grupo Planeta. Sin embargo, permanece la agria nube de polarización y acritud. Además del abatimiento y pesimismo que reina. Autores de cabecera, históricos, como Juan Marsé o Eduardo Mendoza han ofrecido palabras pesimistas en estos últimos días. “Esto ha venido en un momento en el que teníamos todo para vivir bien. De repente nos hemos convertido en un país triste y abocado a la división”, dijo Mendoza esta semana en el Festival Getafe Negro.
El Grupo Planeta ha detectado una caída que podría alcanzar el 25% de ventas en sus librerías de la Casa del Libro en Barcelona
Las cosas se mueven, por supuesto. Se siguen contratando libros. Así como editando y promocionando nuevos títulos. El asunto es de qué forma y en medio de qué resultados económicos. El Grupo Planeta ha detectado una caída que podría alcanzar el 25% de ventas en sus librerías de la Casa del Libro en Barcelona y un 50% la afluencia de público en la primera quincena de octubre, respecto al mismo periodo del año anterior, "por la situación política" en Cataluña, tal y como comentó el presidente del Grupo Planeta, José Creuheras, la semana pasada. Descartó sin embargo que se tratara de un boicot. Lo atribuyó a una regresión del consumo.
Las cifras
La edición literaria es una de las industrias culturales más significativas e importantes de Cataluña, concretamente de Barcelona. Forma parte de su esencia y su identidad. No se entiende la edición literaria sin el influjo barcelonés, no sólo por el peso de figuras históricas como Carmen Ballcells, Jorge Herralde o el propio Carlos Barral, sino por su presente. Los principales agentes literarios despachan desde ahí: desde la Agencia Ballcels o Pontas Agency hasta Ella Sher, la agencia de los autores más jóvenes. El el 49,5% de los datos de facturación del mercado editorial español los aportó Cataluña, según el Informe sobre el sector editorial español, de la Federación del Gremio de Editores de España.
La distribución de la oferta editorial concentra en Barcelona el 24,5 % de todo lo que se produce. Cataluña en su conjunto aporta un 35%, un poco por encima de Madrid (33%).Uno de los rubros más sensibles es el libro de texto. Cataluña produce una cuarta parte del libro de texto que se lee y se consume en toda España (Madrid la supera con 41%), mientras que aporta un 20% de la producción literaria. No hay que olvidar tampoco que Cataluña concentra buena parte del empleo cultural, justamente por el peso y la importancia no sólo de la edición y publicación de libro, sino por toda la cadena de distribución asociada.
La distribución de la oferta editorial concentra en Barcelona el 24,5 % de todo lo que se produce. Cataluña en su conjunto aporta un 35%
Los premios de especial prestigio y visibilidad están vinculados a la ciudad, el más importante de ellos, el Premio Planeta de Novela, el galardón literario concedido por el grupo perteneciente a la familia Lara y que se reconoce como el mejor dotado económicamente en Hispanoamérica con 601.000 euros. Este, como confirmó el Grupo, permanecerá en la ciudad. A los anteriores se suma el Premio Nadal (18.000 euros), concedido también por el Grupo Planeta, y que se concede a la mejor obra inédita o el Premio Biblioteca Breve (30.000 euros), concedido por Seix Barral, con el que han sido reconocidos autores como Mario Vargas Llosa, Guillermo Cabrera Infante, Juan Marsé Carlos y Juan Benet, entre otros. Hay que mencionar, por supuesto, el prestigioso Premio Herralde de Novela, vinculado a la editorial Anagrama y por el que han pasado nombres esenciales de la literatura contemporánea escrita en español, desde Roberto Bolaño hasta Enrique Vila-Matas.
En la capital catalana se concentran desde los sellos históricos de los años sesenta –época dorada de la llamada gauche divine y los novísimos- como Anagrama o Tusquets –ambos han sido absorbidos por grupos más grandes- , hasta editoriales independientes como Blackie Books, Libros del Asteroide, Alpha Decay, Candaya o Malpaso. Sin embargo, es importante mencionar que desde hace ya más de diez años son más los sellos con influencia y visibilidad editorial que funcionan desde Madrid, disputándole a Barcelona el trono indiscutible que ostentaba antaño: DemiPage, Periférica, Nórdica, Salto de Páginas, Capitán Swing, junto a otras más reciente creación como Libros del K.O, Círculo de Tiza o Pepitas de Calabaza.
El legado
Algunas noticias han coincidido con el proceso del referéndum del 1-O. Y aunque su relación no es directa, sí podría decirse que provienen de una misma raíz. La semana pasada, se dio a conocer la decisión de la editora y traductora Beatriz de Moura de decidido donar el archivo de la editorial Tusquets a la Biblioteca Nacional. Al parecer, la fundadora del emblemático sello literario barcelonés tenía desde hace mucho tiempo la intención de donar su archivo, es decir centenares de documentos: desde cartas de Milan Kundera hasta textos corregidos de puño y letra por Gabriel García Márquez.
La BNE fue mucho más diligente que la Biblioteca de Catalunya, institución que demostró lentitud y desinterés en mantener ese invalorable legado en la ciudad, que pasa ahora a Madrid. La propia asimilación del tema entre los autores es compleja y difícil de desagregar. En lo que sí existe una percepción común es en la ausencia de espacios reales para debatir lo que está ocurriendo. Las instituciones culturales, por ejemplo. Muchos echan de menos que espacios como el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona posibilitaran un debate al respecto.