El cineasta mallorquín Agustí Villaronga falleció el pasado mes de enero a los 69 años a causa de una larga enfermedad y no pudo ver en la pantalla su último trabajo, Loli tormenta, una comedia familiar en la que cambia de un registro más oscuro a uno más luminoso, y en la que estuvo trabajando hasta el final de sus días. Este trabajo póstumo llega este viernes a los cines españoles y supone su último adiós como uno de los grandes directores españoles.
Loli tormenta, protagonizada por la actriz Susi Sánchez (Cinco lobitos) y los adolescentes debutantes en el cine Joel Gálvez, Mor Ngom y Maria Anglada Sellarés, acompañados de los veteranos Celso Bugallo y Fernando Esteso, entre otros, cuenta la historia de unos niños que se ven obligados a responder como adultos ante las adversidades de la vida y que son expulsados de su infancia cuando descubren que la cabeza de su abuela ha empezado a dejar de funcionar.
En la filmografía de Agustí Villaronga, esta comedia familiar es una rara avis con la que cambia de registro hacia uno más popular y vira a un tono más ligero, un canto a la vida que contrasta con el cáncer que padecía durante el rodaje, en el que gastó todas sus fuerzas y sus últimos pensamientos, tal y como ha señalado a Vozpópuli Mario Torrecillas, autor del guion junto al director y responsable de la idea original.
Agustí sabía que le quedaba muy poquito tiempo y empezó a hacer la película en un estado físico muy difícil"Mario Torrecillas, guionista
Según ha relatado, Agustí Villaronga no quiso continuar con la quimioterapia para poder rodar la película, por lo que los médicos le hicieron firmar una autorización para eliminar responsabilidades. "Agustí sabía que le quedaba muy poquito tiempo y empezó a hacer la película en un estado físico muy difícil, con días de rodaje en los que se levantaba con mucho dolor, se conseguía vestir y hacer 12 horas de rodaje, y por la noche reescribir el guion", cuenta el coguionista.
Su estado deteriorado de salud no le impidió llegar a la fase final de montaje y dejar la película terminada, e incluso ya en el hospital tuvo fuerzas suficientes para pedirle al responsable de la música que introdujera ciertos cambios. "Los enfermeros, cuando se estaba ya apagando como una vela, le oían hablar sobre aspectos que quería cambiar de la película", ha destacado sobre el director, de quien destaca un "compromiso y responsabilidad" incomparables.
Él fue, además, compañero de piso de Agustí Villaronga durante diez años, hasta la pandemia por covid, una convivencia en la que comenzaron a idear Loli tormenta a partir de unas historietas que Torrecillas dibujaba en las páginas de publicidad que el director le llevaba y que colgaban de la pared.
La madre de cineasta se murió de Alzheimer poco más de un año antes y hasta entonces la estuvo cuidando junto a sus hermanas, por lo que esta historia también bebe mucho de su propia experiencia e incluso una de las escenas, en las que el personaje de Susi Sánchez tira una televisión por la ventana de casa, está inspirada en una anécdota real. "Era una película muy personal en la dimensión de la enfermedad", añade.
Agustí Villaronga, un "genio" muy "divertido"
Agustí Villaronga, director de películas como Tras el cristal (1987), El niño de la luna (1989) o Pa negra (2010) es, en palabras de Torrecilla, un "genio" muy "divertido", que siempre que se despertaba citaba a Bertol Brecht mientras entraba en la cocina. Por ello, esta película nació de una "amistad" y de una "convivencia en su piso".
En cuanto al hecho de abrirse a un género popular y rodar una comedia luminosa, terreno alejado de la oscuridad de sus películas, Torrecillas señala que era un "homenaje" a la vida que había tenido, "muy intensa", al tiempo que sirve como un signo de "inconformismo" en su cine, a una edad en la que nadie se atreve a realizar grandes cambios.
Del mismo modo, cree que el cine de autor en España se ha vuelto "excesivamente serio" ."Vamos a morir de diazepam", opina el coguionista de Loli Tormenta, que reivindica películas de humor como el cine de Berlanga o Belle Epoque, de Fernando Trueba, o incluso Almodóvar, que a su juicio se ha vuelto "serio y mayor". "Agustí Villaronga era un enamorado del cine español y de esa tradición, aunque no lo pareciera, así que quería hacer una película de autor muy a contracorriente de lo que se hace ahora", concluye.