Aina Clotet ha convertido en ficción ese mantra que se escucha un día tras otro en los parques infantiles o a la salida de los colegios: en los países escandinavos las cosas se hacen mejor. Ese complejo de inferioridad y al mismo tiempo la idealización de cómo funciona la vida en los salones reales del catálogo de Ikea le ha servido como semilla de una comedia dramática que bucea en las contradicciones de los progenitores en el presente, tan perdidos entre manuales de crianza respetuosa y sus buenas intenciones.
Clotet dirige junto a Mar Coll esta miniserie de ocho capítulos, que también protagoniza junto a Marcel Borràs, quien además es su pareja en la vida real. Con motivo de su estreno en RTVE esta semana, y tras haber sido nominada a los prestigiosos premios Prix Europa, la actriz y directora ha hablado con Vozpópuli sobre su serie, la trampa de buscar ideales, el ritmo de vida actual o los obstáculos de la maternidad en el presente.
Pregunta: Es madre de dos hijos y su compañero de rodaje es también su pareja en la vida real. ¿Es esta una serie de autoficción?
Respuesta: Es ficción absolutamente porque no cuenta mi historia. Parto de elementos reales para dar una mirada de humor, comedia y parodia a una generación. Lo que tiene la semilla en la realidad es que nace de unas terapias reales sobre crianza respetuosa a las que nos invitaron, y fue allí donde nos dimos cuenta de que había algo para explorar. Es muy generacional, pero es una búsqueda de mejora permanente, de excelencia, intentando dar lo mejor a los hijos, y se les despierta el miedo a partir de un accidente.
P: Estos padres de hoy en día que buscan lo mejor, que no consienten a veces ni un gramo de azúcar. ¿Por qué son así si ni siquiera sus padres lo eran?
R: No es una crítica a la crianza respetuosa, que tiene los pilares muy bien colocados y que viene a decir que los niños tienen que ser tratados con el mismo amor con el que tratamos a un adulto, que cambia la mirada de la crianza que hemos heredado. Vivimos en una sociedad cada vez más exigente, disparada cada vez más en el futuro, en el que hay mucha teoría muy buena, pero vamos muy rápido. Se han replanteado los modelos de crianza -poner el niño en el centro, darle amor, ser respetuoso- pero tenemos una herencia de educación muy diferente y a veces nos pasamos de vueltas. Esta crianza -aunque no hay un solo modelo- viene a decir cosas maravillosas, pero, como todo, depende de cómo la enfoques y qué cargues en tu mochila. Son personajes bienintencionados, buenas personas, pero no escuchan y olvidan lo más esencial: los niños te dicen para, suelta las cosas y mírame.
"Esta serie viene a desidealizar bidireccionalmente todo, lo que ocurre en el norte y aquí. Este lugar soñado, ese lugar con garantías, no existe"Aina Clotet, actriz y directora
P: Más allá de la maternidad y la paternidad, ¿seguir estos dogmas con los ojos cerrados parece también un signo de nuestros días, de la velocidad y búsqueda de la excelencia?
R: Cuando estábamos creando la serie, reflexionaba sobre el ritmo de vida que llevamos, adónde se supone que tenemos que llegar. La serie explora esto, dispara los miedos y viene a poner foco en esta búsqueda de equilibrios de géneros y de roles, en la que estamos todos inmersos, en la dirección hacia la que tenemos que ir, pero faltan tantos referentes, que estas nuevas masculinidades, que bienvenidas sean, cuando les llega la invisibilidad de los cuidados son difíciles de sostener.
P: Estos padres se miran en el espejo de Suecia, aunque desde el primer capítulo sucede un hecho trágico y se empieza a romper el estereotipo tan idílico.
R: Cuando estábamos explorando estos temas, apareció un personaje secundario inspirado en un vecino que siempre decía que estos asuntos no ocurrirían en Suecia. Siempre estamos idealizando al vecino que crees que lo hará mejor y Suecia es un representante de estos países nórdicos que sí están un paso más adelante en muchas cosas. Esta serie viene a desidealizar bidireccionalmente todo, lo que ocurre en el norte y aquí. Este lugar soñado, ese lugar con garantías, no existe. Ese lugar al que quieren mudarse los protagonistas para dar a sus hijos una vida de valores, incómodo, pero que está cerca de la naturaleza y un barrio que comparte una misma mirada, ni ahí van a encontrar un lugar seguro.
P: En 2016 se estrenó el documental La teoría sueca del amor, que revelaba, entre otros asuntos, que una de cuatro personas moría sola en el país. Sin embargo, es el espejo en el que nos miramos e incluso nos acomplejamos por la vida que llevan.
R: Hablábamos mucho con nuestro coproductor sueco y nos decía esto: qué admiráis tanto de nosotros si tenemos muchas cosas que son peores. Es verdad, idealizamos las cosas, y eso también nos parecía interesante. El concepto de familia lo entendemos desde un lugar más cercano de lo que se entiende en otros países. De hecho, ellos nos pidieron que contáramos de forma más explícita qué era lo que admirábamos, porque ellos desde dentro no lo entendían. Ellos, sin embargo, respetan mucho a los niños, priorizan la educación al aire libre y el castigo es un concepto que está anulado. Cuando vieron la serie terminada, nos dijeron que se sentían tanto halagados como humillados. Pero todos estamos en una búsqueda de hacer las cosas lo mejor que sabemos, así que al final todos los personajes pueden ser amados aunque tengan muchos errores.
"La tardanza en ser padre y madre viene sobre todo por una dificultad de sentir apoyo. Si el Estado apoyara tener hijos, se avanzaría la maternidad mucho"Aina Clotet, actriz y directora
P: Los datos estadísticos sobre población que el INE hizo públicos hace unos días revelan que, en 2022, una de cada diez madres dio a luz con más de 40 años. ¿Puede estar relacionada la edad con esa obsesión por no descuidar ningún detalle en la crianza?
R: En el sistema que tenemos no hay ayudas a la crianza, y si lo comparas con los países nórdicos, cuando ves el dinero que el estado da a cualquier tipo de familia es realmente impresionante. Nos encontramos con que da miedo traer a la vida a un niño, que a nivel laboral es cada vez más complicado estar asentado. La tardanza en ser padre y madre viene sobre todo por una dificultad de sentir apoyo. Si el Estado apoyara tener hijos, se avanzaría la maternidad mucho, sin duda. Evidentemente, como más tarde llegan las cosas, más teorías hay, y de eso habla también la serie. Puede venir relacionado, tienes más información y más voluntad de control, aunque hay tantas maternidades como personas. Pero se debe a eso, a que no hay apoyo a la maternidad.
Aina Clotet y la mirada en la ficción
P: Vivió un episodio desagradable hace unos años, cuando criticó la decisión de Leticia Dolera de prescindir de usted en una serie tras haberse quedado embarazada. Ahora, que solo han pasado seis años, ¿cree que han cambiado las cosas?
R: Este es un tema que quedó apartado y que espero que cada vez sea más fácil que todos luchemos para que ser madre, que es una parte fundamental en la vida de muchas personas, y siempre abogo por visibilizar a los niños y las personas mayores. Somos una sociedad que invisibilizamos los extremos, cuando todos hemos sido niños y todos seremos mayores. Pongámoslos en el centro de la sociedad. Tenemos a las personas mayores y los niños aparcados. Parece que tengamos que hacer malabares para ir tapando cuando uno quiere tener hijos. Esto cambiará cuando incorporemos a los niños, cuando hablemos de ellos en el trabajo.
P: Esta serie se suma a la ficción familiar de Berto Romero Mira qué hemos hecho y está previsto un proyecto de Borja Cobeaga también relacionado con la paternidad. ¿Cree que tener referentes y visibilizar desde la ficción puede cambiar las cosas?
R: Sin duda. La ficción retrata la realidad y tenemos que dar espacio a estos retratos. La maternidad es la vida y hay tantas maneras de mirar la maternidad como vidas. Estaba reducido a una mirada concreta de una sociedad que quería invisibilizar una de las cosas esenciales: cuando uno es pequeño o cuando tiene hijos. Estamos poniendo luz a uno de los momentos más importantes, ser padre y madre. Hay una mutación.
Max P. Palla
Me cuesta generalizar sobre un grupo tan numeroso como una "generación", pero en la parte más pija de esta lo más repelente es su ADANISMO y su constante victimismo, esa queja/reclamación de ayudas y apoyos del estado casi siempre desde situaciones de privilegio. No, Aina: Nadie te debe nada; el estado no tiene por qué ayudarte con el dinero que otros ganan trabajando, probablemente con más dificultad que tú, y pagan de impuestos y la vida siempre ha sido más difícil para la mayoría que ahora. Mi abuelo vivió a salto de mata toda su vida, mi padre casi siempre tuvo dos trabajos para sacar adelante a su familia, y yo nunca he tenido una estabilidad. En esas tres generaciones la gente tenía hijos sin red y los sacaba adelante y les daba mejores vidas que las suyas. Asume tu responsabilidad y madura. Mi barrio está lleno de familias numerosas y alegres (supongo que la mayoría más feliz que estos "pijos llorones"), inmigrantes que trabajan, sonríen, tienen tres, cuatro hijos pronto, sin esperar a tener la vida resuelta. Viven, no se quejan. Ellos son el futuro.