Cultura

Alicia Koplowitz muestra su colección de arte por primera vez España

El Museo de Bellas Artes de Bilbao exhibe una selección de 90 piezas que abarcan desde la escultura antigua hasta arte contemporáneo.

  • La colección privada de Alicia Koplowitz se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

En una misma sala coinciden cuatro Goyas: Asalto a la diligencia (1786-1787), un encargo de la duquesa de Osuna en el que el aragonés introduce en un paisaje bucólico una escena de violencia que presagia la modernidad; Hércules y Ónfala (1784), que ilustra el episodio en el que Hércules, al ser vendido como esclavo a la reina de Lidia, debe vestir ropas y adornos femeninos, además de llevar los instrumentos de hilar; el Retrato de la condesa de Haro (1808) y Maja y celestina en el balcón (1810-1812), una escena de la serie costumbrista del pintor, en la que una joven ofrece sus encantos, apoyada en una balaustrada. A las cuatro pinturas las une un siglo, el XVIII; un personaje, la figura femenina, y una condición: la de quien, al coleccionar, articula relato. No hay puntada sin hilo en esa coincidencia. Reunir es una forma de significar. Eso es lo que propone la exposición Colección Alicia Koplowitz- Grupo Omega Capital en el Museo de Bellas Artes de Bilbao: tejer un discurso, hilar un relato.

La empresaria y mecenas Alicia Koplowitz, quien jamás había expuesto su colección privada en España, ha elegido el Museo de Bellas Artes de Bilbao

Miguel Zugaza comienza su nueva etapa como director del Museo de Bellas Artes de Bilbao con una muestra potente. La empresaria y mecenas Alicia Koplowitz, quien jamás había expuesto su colección privada en España, ha elegido las salas de esta institución para dar a conocer al público una parte del arte que ha atesorado durante 30 años. Tras exponerse esta primavera en el Museo Jaquemart-André de París, la muestra del Bellas Artes de Bilbao aporta una selección de 90 piezas. Casi el doble de las obras que viajaron a Francia. Muchas de ellas se exhiben por primera vez. Desde escultura grecolatina hasta un Chillida que conversa con un De Kooning; o un móvil de ébano de Calder ante un retrato de mujer de Pablo Picasso. La exposición, que fue presentada esta semana, estará abierta durante los ocho días de la semana desde el 28 de julio hasta el 23 de octubre. Un recorrido casi enciclopédico que ilustra, en palabras de Miguel Zugaza, no sólo una historia del arte occidental, sino una historia del gusto.

Un detalle de la vista exterior del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Mujer e ilustración

Dividida en nueve capítulos ordenados cronológicamente, el conjunto testimonia un espíritu de búsqueda de la belleza de raíz clásica, asegura la comisaria y conservadora Almudena Ros. Se trata de un conjunto de óleos, retablos, dibujos y esculturas que cubren desde antigüedad hasta el arte contemporáneo. En ese arco las tramas abundan: la fuerte presencia de la ilustración, lo femenino como relato colectivo y la idea del coleccionista como esa bisagra en la que coinciden, ¡ay!, el dinero y el arte ; la sensibilidad y la autobiografía. Vistas en conjunto, las obras se comportan como hileras pegajosas, las hebras de una tela que alguien ha decidido tejer con la mirada.

La muestra del Bellas Artes de Bilbao aporta una selección de 90 piezas. Casi el doble de las obras que viajaron a Francia

En su texto de catálogo, el catedrático Francisco Calvo Serraller  apunta el carácter excepcional de esta muestra: pone en valor la figura el coleccionista y la importancia de éste, desde su papel al momento de recuperar obras expropiadas ilegalmente hasta la creación de un corpus visual que aporte sentido. Asegura Calvo Serraller que este no es sólo un conjunto de piezas, sino una senda en la que se resitúan ideas. Aunque la exposición cubre una línea histórica continúa, dos siglos predominan: la pintura del siglo XVIII y la del siglo XX. "Nada ideológicamente dejó de ser creado en el XVIII. Buena parte de lo que vendría ene l futuro proviene de ahí. Para entender el arte del siglo XX es necesario mirar al siglo XVIII que fue, además, el siglo de la mujer, en el que apareció el feminismo. En esos años la mujer consigue acceder a la educación", explicó en la presentación de la exposición a la prensa, esta semana en Bilbao.

De Zurbarán a Ai Weiwei

Tomando como punto de partida la escultura grecolatina, la Colección Alicia Koplowitz-Grupo Omega Capital pone de relieve un mayor interés en los siglos XVIII y XX. Temáticamente se aprecia una especial sensibilidad hacia la iconografía femenina, que se origina en dos cabezas femeninas y una Afrodita de la Grecia Clásica fechadas en el siglo III antes de cristo y avanza, a partir de coincidencias y continuidades, hasta piezas realizadas en 2014 como el cuadro del alemán Anselm Kiefer Le dormeur do val (El durmiente del valle) o la pequeña araña de bronce de Louise Bourgeois que cierra la muestra. Una pieza que hace las veces de puntada final. Mordisco de Aracné. Bordado y metamorfosis. Los pliegues oficiosos de quien, al mirar, reúne.

Temáticamente se aprecia una especial sensibilidad hacia la iconografía femenina

Entran en diálogo exponentes del arte español de los siglos XVI y XVII, la pintura de corte de Juan Pantoja Cruz –con Retrato de doña Ana de Velaco y Girón, duquesa de Braganza con traje de corte- o las maternidades en clave religiosa de Luis de Morales y Francisco Zurbarán hasta el género del bodegón del siglo XVII. En el siglo XVIII Goya adquiere un protagonismo indiscutible con cuatro obras, que se exhiben junto a escenas de Lorenzo Tiepolo o la pintura de Manuel Camarón y Luis Paret y Alcázar. En este siglo destacan las pinturas de vistas, género paradigmático en la obra de los venecianos Francisco Guardi y Canaletto. Cobra protagonismo también el dibujo, con obras de Tiepolo y Piazzetta, este último incorporado la última semana de montaje. Fue la propia Alicia Koplowitz quien sugirió su inclusión durante una visita a la exposición que realizó previa a su presentación a los medios y apertura al público.

Maja y celestina al balcón, 1810-1812, de Francisco de Goya.

El siglo XIX está representado en un capítulo que reúne y propicia el diálogo entre Raimundo de Madrazo con los postimpresionistas Gauguin, Toulouse-Lautrec –del que se aporta un lienzo precioso, La lectora- y Van Gogh. Dentro de las primeras décadas de la vanguardia parisina y el expresionismo austríaco está el fauvista Kees van Dongen, junto con Egon Schiele y Amadeo Modigliani. Con una selección de 50 obras, de las cuales un tercio corresponde a artistas españoles, el siglo XX cobra protagonismo. Dos óleos, un dibujo y una pequeña escultura de Picasso se exhiben junto a un temprano Juan Gris y Luis Fernández, ambos expuestos en relación con los escultores Pablo Gargallo y Julio González, cuyas piezas dialogan con Alexander Calder y David Smith. La escultura, aseguran tanto Miguel Sugaza como calvo Serraller, es uno de los hilos vertebradores de esta exposición.

Atrás, 'Cabeza y mano de mujer', de Picasso y una obra de Calder, en primer plano.

Antonio López, Manuel Millares, Antoni Tàpies; José María Sicilia, Jorge Oteiza y Eduardo Chillida ilustran el avance durante la década de los años cuarenta hasta los años setenta. El arte español del siglo XX cierra con dos cuadros de gran formato de la década de los noventa de Miquel Barceló y una escultura de Juan Muñoz del año 2000. En el arte europeo de mediados del siglo XX, la vertiente figurativa se concreta en las esculturas de Germaine Richier y Alberto Giacometti, así como en los óleos de Lucian Freud y Francis Bacon.

El único ejemplo de arte pop –no parece del gusto de Koplowitz- es un autorretrato de Andy Warhol

El único ejemplo de arte pop –no parece del gusto de Koplowitz- es un autorretrato de Andy Warhol, mientras que la abstracción avanza un camino propio: Piet Mondrian, Lucio Fontana y la eclosión del minimalismo de Frank Stella y Donald Judd –expuestos en una misma sala generan un efecto imponente-, así como obras de Agnes Martin o Blinky Palermo además de Fausto Melloti. El expresionismo norteamericano incluye artistas como Willen de Kooning y Mark Rothko y en la siguiente generación a Cy Tombly,cuya influencia se extiende hasta llegar a Anselm Kiefer. Es justamente una obra del alemán, Le dormeur du val (2014) la que cierra el recorrido junto con la ya mencionada Araña de Louise Bourgeois y una escultura de Ai Weiwei.

Araña III (1998), de Louise Bourgeois.

Dada la amplitud cronológica que abarca, la selección permite, como apunta Francisco Calvo Serraller, "cruzar el arte del presente con el del pasado". La exposición, la primera que patrocina la compañía energética Petronor tras su reciente incorporación al Patronato del Bellas Artes, permanecerá abierta del 28 de julio al 23 de octubre, durante todos los días, incluidos los de descanso semanal del Museo.

 

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