El verano aprieta y la prensa se agolpa en los estudios Metrópol, en el madrileño barrio de Arganzuela. Estamos en un estudio con solera, donde las paredes se decoran con tambores, guitarras y pósters musicales. También pasea algún ejecutivo de Citröen, ya que Carmona es embajador de la marca, toda financiación es poca en la crisis infinita de la industria musical. Su nueva criatura se titula “El punto sobre la i”, un bolero destemplado de factura clásica, con guitarra De Vicente Amigo y letra del poeta Benjamin Prado. El vídeo está subtitulado en romaní, para que puedan disfrutar los versos gitanos de todo el planeta. El año que viene, Carmona promete un disco completo.
PREGUNTA. ¿Por qué un bolero?
RESPUESTA. Mi vida ha sido un bolero desde que conocí a Moncho, el gitano del bolero. Cuando iba de gira por América, mi padre me traía todos los temas de Andy Montañez y de la música latina. Mi vida, la verdad, ha sido muy bolerista, desde que era pequeño.
P. Parece un género antiguo, pero Luis Miguel va a llenar dos bernabéus.
R. Luis Miguel es un gran cantante, aborda sus boleros de manera superespecial. Es un género muy grande: personalmente me gusta mucho Armando Manzanero y Moncho “El gitano”, que aunque no era autor su manera de decirte los boleros llegaba al corazón. Le ponían alfombra rojas desde México hasta Cuba. Moncho era un grande y he aprendido mucho de él
P. ¿Por qué Benjamín Prado para la letra?
R. Benjamin Prado se ha convertido en un primazo, es mi primo Benjamín. Tiene mucha gracia porque cuando nos poníamos los dos a trabajar por FaceTime nos veíamos las caras los dos y yo le decía “si es que somos iguales”. La primera vez que me pasó el texto me di cuenta de que era un bolero. Me pegué toda la tarde tocando y a la una o una y media de la mañana pegué a la puerta de mi mujer y le dije que había hecho un bolero con letra con Prado que le iba a encantar. Se lo canté así, medio dormida, y me di cuenta de que estaba hecho a la antigua usanza. Está hecho con piano, cuerda, contrabajo… hay nueve músicos ahí. Pero no es un bolero ñoño ni demasiado romántico. Tiene frases que me encantan: ‘hay mujeres que brillan como revistas’ o ‘hay mujeres con risa de cascabel’ o ‘hay mujeres que te acarician sin dejar pistas/ que luego lloran como estatuas al amanecer’. Eso no es nada ñoño: la letra te está dando caña.
P. Te has animado a subtitular la letra en romaní.
R. Los subtítulos en romaní es porque soy gitano y nuestra lengua se conoce muy poco. Es un idioma que se puede hablar en cualquier lugar del mundo, entre gitanos de Brasil, Francia y Yugoslavia. Es muy bonito: te da una especie de calor y una identidad especial. A partir de ahora, todos mis clips van a ir subtitulados en romaní. Me gustaría que el pueblo gitano no estuviéramos por estadística entre los más rechazados, con los negros y los árabes. La cultura gitana hay que tenerla más cerca y disfrutarla más nosotros. Tenemos una manera propia de ser y de ver la vida. Hay que prender de cualquier cultura.
P. Hablanos un poco de tu banda.
R. Mi banda lleva conmigo toda la vida: catorce o quince años. Ahí está mi sobrino Juanito Carmona, que es el director musical. Luego está Carlitos, que es el guitarrista, que es el más famoso de todos, nieto de ‘El Pescaílla’ y también nieto de Habichuelas. Luego está Lucía Fernanda, mi hija, Marina, el Lucas…somos un clan familiar que vamos tocando por todos los sitos del mundo. Tenemos una sinergia y por eso llevamos quince años.
P. ¿Vas a tardar siete años en lanzar la siguiente?
R. Espero no estar otros siete años sin sacar música porque la gente me dice que soy muy vago. Yo respondo que no soy vago, que estoy trabajando y currando igual. En este tiempo he participado en discos de Fito Paéz, C. Tangana, con Nia Correia, con David Lebón…Poco a poco voy a ir sacando temas: otra canción en septiembre y el disco entero para el año que viene. También prepararemos la gira porque en el escenario el tiempo transcurre de otra manera. Es como Matrix y lo disfruto muchísimo.
Soy muy pesado: siempre escucho Camarón y Paco de Lucía
P. ¿Qué recuerdas de la colaboración con C. Tangana?
R. Estando cerca de Tangana siempre se aprende. Los ensayos los hicimos en este mismo estudio, en la parte de abajo. Me tuvo casi una semana para el trocito que canto en la canción. Es un tío muy currante y me me gusta su manera de ver el mundo musical y la vida. La gira de Tangana era la hostia. En cada sitio era un fiestón. Te encontrabas a Kiko Veneno, cantaores flamencos, músicos de cuerda…tocar con él es lo más divertido del mundo.
P. ¿Qué podemos esperar de tu gira?
R. Trabajar con los Carmona es como ir acunado por todos los míos, incluidas mis hijas. El disco tiene de otra manera y es muy diferente a todo lo que he hecho hasta ahora. Hay cambios de música y de escenografía.
P. ¿Qué música escuchas ahora?
R. Soy muy pesado: siempre escucho Camarón y Paco de Lucía. O un día me levanto y escucho a la Niña de los Peines, al siguiente a Don Cherry con el piano y al otro a Peter Gabriel, que siempre está conmigo. El otro día escuché ‘Summertime’ de Peter Gabriel y casi me muero”. Soy muy versátil.
P. Viviste el final de los años ochenta, una etapa de ebullición musical poco reconocida.
R. Cada cosa tiene su tiempo. En esa época estaba Mario Pacheco, que sabía juntar artistas: te presentaba a Toumani Diabaté tocando la hora aunque nosotros no supiéramos cuál era su cultura musical. Pero le escuchabas tocar y te quedabas a cuadros. De repente, nosotros empezábamos a sacar alguna armonía y de ahí salieron los dos discos de Shongai. Con el primero salimos número uno en la revista británica New Musical Express y hicimos una gira impresionante con Mario Pacheco y Danny Thompson. Siempre me he sentido muy orgulloso de lo que he hecho: las giras con Prince, con Frank Sinatra, todo lo de Ketama…Todo ha tenido su evolución y todo ha tenido su tiempo.