Al número 20 de la calle Princesa no paran de llegar peticiones. Todos quieren entrar, a ser posible por la puerta grande, pero como no siempre toca, mejor apuntarse a la lista. El Palacio de Liria, la residencia madrileña de la duquesa de Alba, despierta tanto interés como el Palacio Real o incluso más, pues se trata de la única residencia de este tipo habitada que todavía puede visitarse en la ciudad.
Llega a tal magnitud el número de personas que desean conocer sus salones y visitar su biblioteca de más de 30.000 volúmenes, que ha sido necesario disponer una lista de espera en la que el aspirante debe registrarse aportando su nombre, DNI y teléfono. La lista de espera para visitar el Palacio es de dos años y medio.
Construido en el siglo XVIII por orden de Jacobo Fitz-James Stuart y Colón, tercer duque de Berwick, el edificio estuvo a cargo del arquitecto Ventura Rodríguez, quien contó con la colaboración del arquitecto barroco Francesco Sabatini. Por sus salones se pasearon Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez Ayala.
Todos los viernes, las puertas del domicilio de Cayetana Fitz-James Stuart se abren para mostrar los salones en los que se exhiben piezas insustituibles de su patrimonio. Tan sólo 16 personas por turno (a las 10.00, a las 11.00 y a las 12.00 de la mañana) pueden acceder al interior de sus instalaciones. La entrada gratuita al Palacio es posible desde 1975, cuando la Duquesa decidió constituir una Fundación que velara no sólo por edificio sino también por su valiosa colección de objetos y piezas de arte.
En las paredes y salones del Palacio es posible ver cuadros de las escuelas italiana, flamenca y española –Fray Angélico, Palma el Viejo, Tiziano, Guido Reni, Rembrandt, Rubens, Brueghel de Velours, Ribera, Murillo, Velázquez–, a los que hay que añadir sus valiosos fondos documentales, como los diarios de a bordo de Cristóbal Colón o el testamento de Felipe II, y libros, como la Biblia miniada del siglo xv. Un enorme legado patrimonial con más de seis siglos de historia del cual se ha prestado una parte –de ahí que el museo permanezca cerrado hasta primavera- para la exposición El Legado Casa de Alba. Mecenazgo al servicio del Arte, en Centro Centro.
Ubicado en una zona privilegiada de Madrid, entre los madrileños barrios de Argüelles y a escasos metros de la Plaza de España, el Palacio tiene entre sus principales atractivos jardines franceses del siglo XVIII. En su interior, el recorrido comienza por el recibidor y continúa por el comedor principal, siempre y cuando la duquesa no reciba invitados. La ruta abarca también el salón de baile, la habitación donde murió Eugenia de Montijo, o la impresionante biblioteca. Es, sin duda, una joya que se hace esperar.