Jean-Michel Basquiat es uno más –que no por eso menos valioso- en la corte de santos laicos –Foster Wallace, Bolaño acaso- que reúnen a su alrededor una larga nube de entusiastas que no les conocen pero les adoran y de deudos que intentan imitarles. Acaso manoseado con la etiqueta de propulsor del Graffiti –sus comienzos pintando paredes en el Soho y los cristales de los vagones neoyorquinos le endosaron la pegatina-, fue un artista fundamental de la escena plástica de los ochenta, aunque existan quienes -como Robert Hugues- insistan en que Basquiat había sido un principiante ingenioso malogrado por los halagos del éxito.
Ahora su ex pareja Paige Powell lo trae al presente al exhibir -y vender, por un precio casi low cost- unos retratos hechos en formato Polaroid, las cuales se exhiben en una plataforma de arte en línea y han sido publicadas por The Wall Street Journal.
En septiembre de 1983, cuando aún no había cumplido veintitrés años y ya apuntaba maneras de estrella entre galeristas y curadores, todo él un fogonazo surgido desde La Fábrica de Andy Warhol –quien fue su principal mentor y apoyo-, Jean-Michel Basquiat le dijo a Warhol que tenía miedo de no durar, de ser acaso un episodio pasajero, un estornudo caprichoso de la moda y sus vaivenes. Su trabajo como pintor y dibujante desmintieron ese miedo; la vida, en cambio, no. Murió a los 27 años de una sobredosis de heroína.
La imagen que rescata Paige Powell viene de los años del hormigueo, ya camino al estrellato plástico. El joven había participado en el P.S 1 del MoMa –museo en el que también exhibió-; era el niño mimado de Artforum y había mostrado sus primeros grafitis y obras en las galerías Mary Boone o Marlborough. Se movía a sus anchas y preparaba una nueva muestra en un rancho de Hana en la isla de Maui, en 1984, donde Paige Powell acudió junto con la hermana de Basquiat, Jeanine, su padre, Gerard, y Nora Fitzpatrick.
En enero de 2014, más de treinta años después del episodio, la galería Suzanne Geiss presentó la exposición, Jean-Michel Basquiat, Desnudo reclinado. Esta fue la primera presentación de estas “raras y sinceras fotografías” que forman parte del archivo completo de Powell y que supone, según ella, una crónica importante de su relación de dos años con Basquiat.
Algunas de estas pueden verse ahora en Exposición A, una plataforma de arte contemporáneo en línea que se dedica a vender copias del retrato Polaroid. La impresión en formato 20 "x 24" de una tirada limitada de 100 impresiones cuestan entre 200 y 325 dólares.