Frida Kahlo olía a Shalimar de Guerlain, adaptaba sus zapatos a sus piernas desiguales y usaba ropa indígena como aliada para disimular la fragilidad de su cuerpo; estas y otras de sus intimidades salen ahora a la luz gracias a una exposición en la Casa Azul, el sitio en Coyoacán, en Ciudad de México, donde nació y murió la artista.
“Los objetos nos dieron mucha información de ella, de sus momentos felices, de sus momentos tristes, tienen mucho de ella todavía", dice Circe Henestrosa comisaria de la exposición Las apariencias engañan: los vestidos de Frida Kahlo, una exhibición que reúne parte de los 300 objetos personales de Kahlo (1907-1954) hallados en baúles dentro de uno de los baños de la Casa Azul.
Diego Rivera, el gran muralista y esposo de la pintora, pidió a su amiga, la coleccionista de arte Dolores Olmedo, mantener bajo llave los objetos hasta 15 años después de su muerte para proteger la privacidad de Kahlo. Olmedo cumplió su promesa en vida, pero cuando falleció los baúles fueron abiertos y se descubrió "el tesoro" que guardaban: aparatos ortopédicos, joyas, cartas, fotografías, zapatos o vestidos "relativamente bien conservados".
"Son un auténtico tesoro y esta es la primera vez que vamos a tener la oportunidad de verlos a flor de piel", dijo la curadora, quien está convencida de que el alma de la pintora está presente aún hoy en todas las cosas que usó en vida y que ahora sirven para conocer "un poco más cómo era Kahlo". "Es su universo íntimo", comentó Henestrosa, quien añadió que la exposición va a explicar cómo Frida construye su identidad a partir de dos vertientes, la discapacidad y los elementos de la tradición indígena.
El hallazgo de una fotografía en la que la pintora aparece con los miembros de su familia vestidos con el tradicional traje de tehuana confirma que Kahlo no solo se vestía así para complacer a su esposo, como hasta ahora se creía, sino por razones "más intrínsecas". "Este era un vestido que le ayudaba a proyectar su mexicanidad, sus convicciones políticas. Además, viene de la región del istmo de Tehuantepec, donde la mujer administra la sociedad y simboliza una mujer fuerte", explicó.
Pudo comprobarse también cómo Kahlo aprovechaba la largura de las faldas de sus trajes para disimular los efectos de dos eventos trágicos: una pierna más corta que la otra, por la polio que sufrió a los seis años, y su cuerpo roto tras el accidente de autobús que sufrió a los 18, que además de causarle fuertes dolores, le provocó daños que le impidieron tener hijos.
Dado el limitado espacio de la Casa Azul, solo se exhibe parte de lo que se encontró, aunque los objetos y vestidos irán rotando durante el año que durará la muestra. Así, solo son nueve los atuendos completos que se muestran de los 30 que se expondrán.
En la exposición participa la revista Vogue, en donde Kahlo ya apareció en 1937 como referente de moda de la época, con una sala que habla de cómo la influencia de la pintora sigue viva en los diseñadores actuales de firmas como Givenchy o Jason Wu.
Tras convivir con sus objetos íntimos, Henestrosa está convencida de que Kahlo fue "una mujer adelantada a su tiempo" y por ello en la actualidad es tan contemporánea, sigue viva, y se ha convertido, casi seis décadas después de su muerte, en todo un icono de la moda.