Hasta el 22 de julio, el Teatro de la Luz Philips Gran Vía acoge el ballet La bella durmiente, la adaptación del cuento de hadas que hizo Marius Petipé en San Petsburgo, en 1890, con música compuesta por Chaikovski y que en esta ocasión sube al escenario madrileño interpretado por el Ballet de San Petersburgo de Andrei Batalov, cuyo cuerpo de bailarines han sido reconocidos con premios internacionales, entre ellos el Gran Prix Competición de Moscú.
Un total de 40 bailarines interpretan este ballet compuesto de un prólogo y tres actos, en una adaptación que hace Andrey Batalov de la coreografía de Petipá. El espectáculo, cuya duración asciende a dos horas y quince minutos, está interpretado en su totalidad por los bailarines del Ballet de San Petersburgo, con las actuaciones destacadas de Ekaterina Bortiakova, Nikolay Nazarkhevich y Andrey Batalov.
La bella durmiente llegó a convertirse en una de las piezas más populares en el repertorio del ballet imperial –en sólo diez años, a partir de su estreno en 1890 llegó a representarse 200 veces-, hasta que pasó a ser un clásico indiscutible. Su trama, con especial atractivo para el público infantil, lo convierten en uno de los reclamos del verano para el ocio familiar. Entre algunas de sus pasajs más conocidos se encuentra el de las hadas del Prólogo, el Adagio de la Rosa, el pas de deux de El pájaro azul y naturalmente, el gran paso a dos final de la princesa Aurora y el príncipe.
El Ballet Clásico de St. Petersburgo es la compañía fundada por el solista principal de Mariinskiy Ballet Andrey Batalov (Director Artístico y Coreógrafo) y por Andrey Sharaev (Director General). Su repertorio incluye versiones clásicas de los ballets El Lago de los Cisnes, La Bella Durmiente, Giselle, Don Quijote, El Cascanueces, Chopiniana y también las coreografías contemporáneas creadas por Alexey Miroshnichenko, Emil Faski y otros. Tras las presentaciones en Madrid, el espectáculo recorrerá España en una gira por las principales ciudades.