Cultura

'Barbie': el divertido caballo de Troya rosa y descarado que nadie esperaba

Greta Gerwig dirige un cuento feminista protagonizado por Margot Robbie y Ryan Gosling

La pregunta que se hacen quienes no la han visto aún es la misma. ¿Por qué ha suscitado tanto revuelo una película sobre el universo de la muñeca Barbie, más allá de haber agotado todas las reservas de "glitter" de las grandes superficies norteamericanas? Al margen de la invasión rosa que ha llegado al buscador de Google, a varias marcas de ropa, a las marquesinas de las paradas de autobús o a los supermercados, esta película esconde algo tan grande que el boca a boca se queda pequeño.

Esta no es una película sobre una muñeca icónica, y tampoco es una historia infantil, ni siquiera un homenaje nostálgico y cursi al juguete con el que la casa Mattel consiguió abrir un nuevo horizonte en la proyección que las niñas que jugaban a finales de los años 50 hacían sobre su futuro. No es un recuerdo a aquel juego con el que dejaron de imaginarse como madres que dan el biberón y cambian pañales para verse reflejadas en adultas en miniatura de cuerpos esculturales, cabellos perfectos y un armario infinito, ni tan poco una crítica a ese mundo idealizado de medidas irreales y casas color chicle.

Este es un cuento que imagina algo impensable. ¿Qué ocurriría si el universo perfecto de una muñeca se contaminase con la vida real, esa en la que una Barbie no podría ser feliz todos los días de su vida, tendría que mojarse al inclinar el vaso para beber, posar sus talones al bajar de sus zapatos de tacón e incluso llorar? ¿Y si esa tranquilidad de muñecas que ocupan puestos de responsabilidad y que celebran cada día fiestas de chicas se ve perturbada?

Barbie se hace una pregunta que detiene toda la tranquilidad de algodón de azúcar de los habitantes de Barbielandia: "¿Alguna vez pensáis en la muerte?"

Greta Gerwig es la directora de esta epopeya, en la que una Barbie estándar, rubia y perfecta (Margot Robbie), que vive un día tras otro una felicidad sin límites junto a otras Barbies y un buen puñado de muñecos Ken, se hace un día una pregunta que detiene toda la tranquilidad de algodón de azúcar de los habitantes de Barbielandia: "¿Alguna vez pensáis en la muerte?".

Este planteamiento tan existencial, tan alejado de las ocupaciones que se le presuponen a una muñeca que vive instalada en la felicidad constante, es el motor de su huida al mundo real para averiguar qué le ocurre a su dueña. Acompañada en este viaje por el Ken que vive enamorado de ella (Ryan Gosling), su idílica vida dará un cambio con el que no contaba, y todos los logros de las Barbies en su sociedad rosa pasarán al olvido.

Como en anteriores películas, Gerwig vuelve a recorrer el atractivo mundo de las relaciones entre madres e hijas, aunque en esta ocasión decide solo presentarlo y no da la oportunidad de profundizar un poco más, como sí hizo en su sobresaliente Lady Bird (2017), que escribió y dirigió. En esta ocasión, es coautora del guion de Barbie junto a Noah Baumbach (Historia de un matrimonio), con quien también escribió el guion de varias películas del director, como Frances Ha (2012) o Mistress America (2015).

Barbie: dardos a la vanidad

Barbie es una película feminista y de eso no hay ninguna duda, y en ocasiones sus reflexiones sobre el machismo pueden parecer un tanto ingenuas, como si no consiguiera ir más allá del juego que permite el universo simple de la famosa muñeca. Sin embargo, para esta redactora de Vozpópuli, es en los dardos que esta película lanza, más viscerales que meditados pero no por ello poco irresistibles, donde se encuentra toda la crítica a un universo acaparado por los hombres, y convierte el patriarcado (una palabra que coloca en la boca de Gosling en varias ocasiones) en una opción de vida que puede llevar al Ken a vivir un mundo mejor y también a destruirlo.

Si en su idílica vida en el mundo de Barbie sobrevive a base de acaparar la atención de la rubia que viste de rosa, ahora el Ken (como se llaman casi todos los varones del lugar) trata de emular el mundo masculino real, pero seguirá necesitando la mirada de la famosa muñeca.

Mientras, un divertido y loco grupo de ejecutivos capitaneado por Will Ferrell -sin duda uno de los actores estrella de esta cinta- tratará de poner orden y evitar la catástrofe. Todo funciona y nada sobra en la película de Gerwig, y es tan fácil entrar en este universo y en sus planteamientos que promete buenas cifras en taquilla, incluso a pesar de tener una dura competencia en el estreno de Oppenheimer.

Barbie es musical, tremendamente divertida y contagia alegría, pero al mismo tiempo hace sonreír con una sátira mordaz. Pese a quedarse por momentos a las puertas de algo mayor, hay que elogiar la capacidad de Gerwig para filmar una película tan palomitera y criticar con fiereza y acidez. Al mismo tiempo, ofrece dos de las mejores actuaciones del año, las de Margot Robbie y Ryan Gosling, que parecen echar un pulso interpretativo en cada escena.

¿Quién no ha escuchado durante horas al pesado de la guitarra en una noche de verano al calor de una hoguera? Las risas en las butacas vienen de las exnovias que los aguantaron y de los tímidos que los miraban con rabia y envidia

El humor ácido y la ironía están más presentes en Barbie de lo que uno espera y la risa alcanza su momento álgido cuando todos los Ken han dominado Barbielandia con su malentendido patriarcado de caballos y cervezas, y despliegan un catálogo de anécdotas en "Kensplaining" con el que nadie resistirá la carcajada.

¿Quién no ha escuchado durante horas al pesado de la guitarra en una noche de verano al calor de una hoguera? Las risas en las butacas llegarán de las exnovias que los aguantaron en su adolescencia, pero también de los tímidos que los miraban con rabia y envidia a partes iguales, y todos sonreirán al unísono al reconocer demasiados gestos, algunos graciosos y otros serios. Greta Gerwig se atreve también con Francis Ford Coppola, con uno de los popes del indie rock independiente americano (Stephen Malkmus, líder de Pavement) y con la Liga de la Justicia de Zach Snyder.

Barbie huele a venganza divertida, pero no es solo una venganza feminista, ni una burla de los machirulos o una colección de lugares comunes. Es más bien una "vendetta" al dominio de la vanidad, el principal pecado capital de esta película y el único motivo capaz de llevar a estos adorables muñecos de aspecto perfecto a la contienda. Barbie es más divertida de lo que uno espera y menos ligera, también, pero las risas están aseguradas.

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