Bille August es uno de los directores europeos más laureados: ganó en 1989 el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por Pelle el conquistador y dejó así sin premio a Pedro Almodóvar, que competía en aquella misma edición con su película Mujeres al borde de un ataque de nervios. Con esa misma cinta, el danés consiguió la Palma de Oro, el máximo galardón del Festival de Cannes, un honor que recibió de nuevo en 1992 con Las mejores intenciones, escrita por Ingmar Bergman y basada en la vida de los padres del cineasta sueco.
August (Virum, Dinamarca, 1948) es uno de los mayores exponentes del cine de su país y cuenta en su filmografía también con éxitos como La casa de los espíritus (1993), protagonizada por Mery Streep y Jeremy Irons, o Los miserables (1998), la adaptación de la novela de Victor Hugo con Liam Neeson, Geofrey Rush, Claire Danes o Uma Thurman en el reparto. Ahora, adapta al cine la novela de Stefan Zweig La piedad peligrosa, que ya llevó a la gran pantalla en 1946 Maurice Elvey.
La impaciencia del corazón supone el estreno en el cine de una historia que podría haber sido escrita en la actualidad: la del encuentro entre Anton, un aspirante a oficial de caballería, y Edith, la hija de un barón, una bella joven que no puede desplazarse debido al accidente que sufrió hace años.
Más allá del asunto que aborda -los sentimientos de aquellas mujeres con algún tipo de discapacidad que habían sido descartadas de la sociedad-, August también se centra en el concepto del honor y en las consecuencias de no encajar con las normas físicas o morales, un asunto que a su juicio sigue hoy más vigente que nunca, según ha señalado a Vozpópuli en una entrevista concedida con motivo del estreno de esta película en los cines españoles y de su participación en el BCN Film Fest.
Pregunta: ¿Qué le conmovió de las páginas de Stefan Zweig y por qué pensó que era una buena idea llevarla de nuevo al cine?
Respuesta: Hace cuatro o cinco años que empecé a involucrarme en esta historia. Al principio iba a ser una producción internacional rodada en inglés, pero hubo un conflicto con el productor y los derechos y se paralizó. Sin embargo, no olvidé esta historia, que me había fascinado, así que intentamos levantar el proyecto en Dinamarca y en danés. Lo que me encanta de esta historia es que el protagonista, Anton, es demasiado compasivo, lo que le lleva a situaciones en las que promete cosas imposibles, como que ella se va a recuperar. Si encuentras a alguien muy compasivo es una cualidad buena, pero en su caso se convierte en un obstáculo porque no le permite ver lo que realmente desea hacer.
P: La acción se traslada de Alemania a Dinamarca. ¿Por qué?
R: hay una cuestión económica: si quería levantar el proyecto tenía que ser una producción danesa. Es una historia universal, podría tener lugar en cualquier lugar del mundo, realmente no importaba mucho, pero bueno, yo soy danés. Además, debido a los problemas legales que se plantearon, el único lugar en el que podía rodar esta historia era mi país. Si hubiera sido español, la habría rodado en España porque no importa el lugar.
No podemos vivir eternamente con películas que solo están dirigidas a lo comercial, a lo fácil. Las películas tienen que contar algo, transmitir algo, y eso es lo bueno de los festivales y últimamente también de los Oscar", afirma August
P: Este relato es universal pero el contexto histórico no cambia en su película. ¿Qué hay de simbólico y de único en este periodo previo a la Gran Guerra?
R: Se podría trasladar también a otro momento, pero si tenemos en cuenta que el honor es un tema muy importante en la película y en la sociedad de entonces también y que hoy en día lo vemos de otra manera, no habría sido lo adecuado. Quería conservar la noción del honor tal y como se veía entonces, sobre todo porque Anton está en el ejército, que se basa en el honor. Quizás en otro momento histórico no habría habido este conflicto que sufre Anton, porque en ese momento habría sido imposible que se casara con alguien que tiene el problema físico de Edith. Quería mostrar realmente ese conflicto. Lo podía comunicar con mucha más fuerza en ese momento que en otro momento histórico.
P: Sin embargo, la trama es capaz de viajar y mantener el interés intacto.
P: Hicimos un estudio de campo entre los jóvenes y les pedimos que vieran la película. A pesar de la diferencia de años (de 1914 a nuestra época) todos dijeron que se identificaban con el problema, con lo que sucede en la película y con el personaje de Anton. Quizás, por el problema existente hoy en día del bullying, que es muy fuerte. También porque en los medios sociales hay una fuerte tendencia a expulsar a cualquiera de un grupo donde no encaja con las normas, tanto físicas como de otro tipo. Entonces, por eso lo quisimos dejar en ese momento histórico, a pesar de ser un asunto que podría trasladarse a la actualidad.
No podemos vivir eternamente con películas que solo están dirigidas a lo comercial, a lo fácil, tienen que contar algo", afirma el director danés
P: Tras ganar el Oscar en 1989 con Pelle el conquistador y las dos palmas de Oro, nunca entró en Hollywood, a diferencia de otros directores. ¿Era una manera de mantener la libertad?
R: Solo puedo hacer películas si laten en mi corazón, si las siento cerca, porque no tendría sentido para mí hacer otra cosa. Mis películas tratan de seres humanos, no sabría hacer cine si no tratasen de esto. Y algo muy importante para mí es mi integridad como director de cine y no quisiera perderla. No sabría trabajar sin esa integridad tampoco. Luego están las plataformas que, aunque han traído muchas historias malas, también han traído algunas buenas que quizás no habrían podido hacerse realidad sin su existencia. Por otra parte, después del covid, muchas salas han cerrado y es importante volver a abrirlas, que la gente vaya de nuevo, y ahí las plataformas no ayudan mucho.
P: Los títulos que han ganado el Oscar a la mejor película en los últimos años tienen un corte más independiente o directamente parten de estudios con un perfil menos comercial. ¿Hay un cambio de paradigma?
R: Al fin y al cabo, lo que cuenta es la calidad. No podemos vivir eternamente con películas que solo están dirigidas a lo comercial, a lo fácil. Las películas tienen que contar algo, transmitir algo, y eso es lo bueno de los festivales y últimamente también de los Oscar. Están premiando películas con sustancia, que cuentan algo acerca de los seres humanos y eso está muy bien.
Perhaps
"...hay una fuerte tendencia a expulsar a cualquiera de un grupo donde no encaja con las normas..." Si se mira desde el otro lado podríamos decir que "hay una fuerte tendencia a meterse donde no encajas para armar jaleo"