El pasado jueves 21 de abril, el Festival de Cannes anunció los últimos nombres de su Sección Oficial, entre los que se encuentra, para sorpresa de muchos, el del español Albert Serra, que competirá el próximo mes de mayo por la codiciada Palma de Oro con Tourment sur les îles. El asombro no llega tanto por haber incluido el trabajo del cineasta catalán, que cuenta con una trayectoria de calidad y además es veterano en el certamen galo, sino por la insuficiente presencia de la industria cinematográfica de España, tan acostumbrada al olvido y a la escasa atención en este escaparate mundial del cine de autor.
Este año, además de Albert Serra en sección oficial, también estará Elena López Riera con su ópera prima, El agua, en la Quincena de Realizadores, así como los cortometrajes de Estíbaliz Urresola (Cuerdas) y de Anna Fernández de Paco (Nisam je stigao voljeti).
Sin embargo, en la historia del festival, tan solo una película ha sido galardonada con este premio. Se trata de Viridiana, de Luis Buñuel, que obtuvo el reconocimiento ex aequo con Una larga ausencia, de Henri Colpi, y de aquello han pasado ya más de 60 años. Además, desde 2009, año en el que compitieron Isabel Coixet y Pedro Almodóvar, solo el director manchego ha conseguido entrar en la selección más exquisita del mundo en tres ocasiones más. ¿Por qué Cannes nunca, o casi nunca, cuenta con películas españolas en su selección? ¿Por qué el certamen se limita a unos pocos nombres afortunados? ¿Es una cuestión de calidad, de promoción o de ambas cosas?
A la luz de los datos, muchas voces de la cinematografía española piden una reflexión sobre los pasos que se dan en una industria que puede funcionar al mismo tiempo como una potente imagen del país. Álex Lafuente, productor y distribuidor en BTeam Pictures, está convencido de que "hay algo que no está funcionando bien", por lo que no se llega a la etapa final en la que se eligen las producciones a concurso. Entre otros pasos a dar, ve esencial una labor de promoción casi desde el inicio de la película para generar un interés previo.
"Lo primero es que los proyectos desde sus fases de desarrollo, y luego en producción, estén muy presentes ya en los ojos y las quinielas de los programadores, y para que eso pase los proyectos tienen que desarrollarse y coproducirse de forma internacional", opina Lafuente en declaraciones a Vozpópuli. Además, echa de menos una "línea directa" entre el talento y los programadores, así como "incentivar" a los agentes de venta españoles para poder competir "en igualdad de condiciones" con la fuerza de los internacionales.
Cannes, festival "complicado"
En cualquier caso, Lafuente matiza que se trata del "festival más complicado del mundo en el que participar" debido a "la cantidad de películas que se presentan y por el nivel de intereses y de fuerzas que hay presionando para que se incluyan ciertos títulos", lo que "deja poco espacio para películas que tienen que ir por otras vías". Además, en la sección oficial, el 90% son nombres consolidados que han estado siempre en Cannes, lo que "no deja mucho espacio a otras propuestas".
Por su parte, Valerie Delpierre, productora del primer largometraje de una de las cineastas que participarán en Cannes, Estíbaliz Urresola, opina que las "expectativas son altas", al tiempo que cree que la mayor parte de los autores responden a un "ecosistema local" que hace un cine "menos pensado para festivales". Del mismo modo, cree que "la industria que financia el cine piensa más en la taquilla y en la rentabilidad de la audiencia de televisión que en su posible recorrido en festivales".
"Si no hay una línea decidida de antemano es normal que nos cueste más hacerlo y llegar a ello", afirma Delpierre, quien aboga por destinar una parte de las ayudas a un cine que no esté dirigido a lograr resultados "en taquilla o en audiencia", o bien trabajar con agentes para llegar a los programadores.
Más esfuerzo y dinero
Enrique Costa, socio de la distribuidora Elástica Films, que llevará a los cines junto a Filmin El agua, de Elena López Riera, también seleccionada en Cannes, ha afirmado a Vozpópuli que "este año se ha notado que había muchas películas españolas en la mesa valoradas por las diferentes secciones del festival" y en el caso de Albert Serra había "ganas" por ver su nuevo trabajo, mientras que por El agua había "interés desde hace mucho tiempo".
"Las películas españolas son muy buenas pero deberíamos trabajar un poco más como industria y deberíamos tener un apoyo mayor para agrandar las películas que presentamos en festivales de clase A", apunta, en referencia a certámenes como Cannes, Venecia o la Berlinale y a la necesidad de tener un mayor apoyo de los gobiernos. A su juicio, es una cuestión "de esfuerzo y de capacidad económica".
No obstante, Costa señala que "es difícil estar ahí siempre" y recuerda que en 2021 el cine británico estaba en una situación parecida a la española, sin casi representación en ninguna sección, con apenas una película en la Quincena. En el otro lado se encuentra Italia, por ejemplo, con "muchos representantes este año". "Tenemos que aprovechar para competir de tú a tú con otras filmografías. Lloramos demasiado y no disfrutamos del momento", destaca el distribuidor, convencido de que hay muchas otras películas españolas que podrían haber estado en Cannes, además del esperado nuevo trabajo de Serra.
Yomismo
Hombre es lógico, Cannes es un festival con cierto prestigio y es obvio que releguen al olvido y escasa atención al cine español. En el caso del catalán este, me atrevería a decir que ha sido admitido porque incluye en el reparto a actores franceses, que si no, ni eso.