Cultura

Muere Carmen Sevilla, "la novia de España" que se marchó sin grandes honores

La artista se convirtió en un rostro icónico del cine español que llegó hasta los Oscar o Cannes

Carmen Sevilla ha fallecido este martes a los 92 años, según ha informado su hijo. Fue una actriz irrepetible que parecía eterna. Con una trayectoria que abarca más de 60 años, desde 1947 a 2010, su carrera ha permanecido siempre en un segundo plano en el que no ha recibido los grandes honores que sí han tenido, en cambio, otros artistas de su generación. Tan solo una estrella de la fama en la madrileña calle Martín de los Heros recuerda que, más allá de su aportación televisiva, de sus ovejitas y de su entrañable despiste en las campanadas de Nochevieja de 1994, ella fue uno de los rostros más icónicos del cine español.

María del Carmen García Galisteo, nombre de nacimiento, llegó al mundo en Sevilla en 1930 y adoptó el nombre de su ciudad natal como nombre artístico. Pronto, aprendió a desenvolverse en las artes escénicas y con apenas seis años empezó a bailar. Hija y nieta de reconocidos letristas de coplas para artistas como Concha Piquer o Imperio Argentina, pronto recurrió al desparpajo como su principal arma para atraer las miradas.

Fue su madrina Estrellita Castro quien supo ver en ella su potencial de artista tras animarla a subir a un escenario para bailar sevillanas. La autenticidad y la gracia de la joven cautivó a la cantante y actriz, tal y como reconoció en alguna entrevista la propia Carmen Sevilla, quien a partir de aquel momento se preparó para dar el salto definitivo al mundo del espectáculo. Su primer sueldo como parte del cuerpo de baile de Estrellita fue de seis duros.

Uno de los papeles más trascendentales de su carrera fue el que interpretó en la cinta 'La venganza' (1958), de Juan Antonio Bardem, la primera película española nominada al Oscar a la mejor cinta de habla no inglesa

Más tarde llegó su primera experiencia en el cine y con solo 16 años debutó en su primera película, el documental Hombres ibéricos (1946) y un año más tarde participó en Serenata española (1947) con un pequeño papel. Finalmente, su primer papel protagonista llegó en 1949 con Jalisco canta en Sevilla, una producción hispanomexicana dirigida por el mexicano Fernando de Fuentes, uno de los nombres más importantes de la Edad de Oro del cine del país americano.

A este título se sumaron en aquella época otros como Cuentos de la Alhambra (1950), La hermana San Sulpicio (1952) o La pícara molinera (1952). Sin embargo, por delante de todas estas películas, uno de los papeles más trascendentales de su carrera fue el que interpretó en la cinta La venganza (1958), de Juan Antonio Bardem, considerado un cineasta imprescindible en el cine moderno.

Este drama rural, en el que Carmen Sevilla compartía cartel con Raf Vallone y Jorge Mistral, se convirtió en un hito del cine español, al tratarse de la primera película nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, un honor que finalmente recibió Mi tío, de Jacques Tatí. Asimismo, La venganza fue candidata a la Palma de Oro del Festival de Cannes, por lo que este reconocimiento doble situó a Carmen Sevilla entre los nombres más prometedores del cine español y en rostro inolvidable de un cine que trataba de abrirse camino en el panorama internacional.

Carmen Sevilla, artista internacional

La carrera cinematográfica de Carmen Sevilla no se limitó a las producciones españolas o mexicanas. Al igual que Sara Montiel, fue musa del cine estadounidense con títulos como la producción de Hollywood Rey de reyes (1961), una película sobre la vida de Jesús de Nazaret dirigida por Nicholas Ray en la que ella interpretaba a María Magdalena.

Durante una escena íntima con Charlton Heston en 'Marco Antonio y Cleopatra', él le acarició un pecho, algo que no estaba en el guion y de lo que, tras escuchar "¡corten!", se quejó al equipo

Con Charlton Heston trabajó en Marco Antonio y Cleopatra (1972), película con guion y dirección también del actor, que guarda una de las anécdotas que la actriz siempre ha recordado con humor, y que hoy en día no pasaría probablemente el filtro del Me Too y que sería también imposible con la figura del coordinador de intimidad que prolifera en los rodajes. Tal y como la actriz contó en multitud de ocasiones, durante una escena íntima con el actor, él le acarició un pecho, algo que no estaba en el guion y de lo que, tras escuchar "¡corten!", se quejó al equipo.

Carmen Sevilla, una actriz que poco tenía que envidiar a las divas norteamericanas de la época, recibió una golosa propuesta para trabajar en Hollywood: un contrato de cinco años para los estudios de la Paramount que, por miedo a vivir lejos de su país y alejarse de su familia, rechazó, por lo que es fácil imaginar hasta dónde habría llegado esta artista si hubiese dado el paso.

La última película de Carmen Sevilla, Rostros (1978), de Juan Ignacio Galván, dio paso a una trayectoria en la televisión en la que ha participado en series de televisión pero, sobre todo, en programas como Telecupón y Cine de Barrio, dos espacios muy alejados del mundo del cine en el que brilló pero que, en cualquier caso, supo defender con dignidad. En 2009 se retiró definitivamente tras el diagnóstico de Alzheimer que, según cuentan sus allegados, le llevó a olvidarse de la estrella en la que se convirtió.

También como Sara Montiel, Carmen Sevilla no recibió ningún premio relevante en la geografía española. "La novia de España", como muchos se refirieron a ella, que enamoró, según se cuenta, al propio Charlton Heston así como a Marlon Brando, Cantinflas o Frank Sinatra, ha fallecido sin haber recibido uno de los reconocimientos más importantes del cine en España: el Goya de Honor, un galardón que la profesión entrega para distinguir una trayectoria brillante.

Entre los galardones que sí tiene se encuentran dos medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos así como el premio honorífico, además de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y la Medalla de Oro en el Mérito al Trabajo que concede el Gobierno español, pero no ha recibido el calor de una profesión que ella sí defendió en los escaparates internacionales más importantes del cine.


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