Cultura

Las mujeres de Hitchcock

En ocasión de la proyección que harán los cines Renoir de Madrid el próximo 11 de septiembre de Rebeca (1940), hacemos un recorrido por las musas del maestro del suspense.

Raro maestro del suspense, Alfred Hitchcock consiguió convertir algunas de sus obsesiones en verdaderas obras de arte. Extraño y maniático director, insufló vida a sus mejores personajes con  actrices rubias –casi todas las que trabajaron con él tenían dorados cabellos-. Las prefería a las morenas. Cuanto más elegantes y frías, mejor; acaso con un ligero chispazo de nervios alterados. Al menos eso creía el realizador, quien afirmaba que las mujeres rubias encarnaban más genuinamente el papel de víctimas.

No es nuevo, ni mucho menos, la compleja relación que Alfred Hitchcock tuvo con sus actrices. Hay quienes dan fe de su misoginia. Y son de sobra conocidos testimonios como el de Tippi Hedren, la joven protagonista de Los pájaros, quien soportó un infierno al lado del director. En ocasión de la proyección que harán los cines Renoir de Madrid el próximo 11 de septiembre Rebeca (1940),  hacemos un recorrido por las musas del maestro del suspense.

Joan Fontaine. Brilló potentemente con su interpretación en Rebeca (1940). Luego interpretaría Sospecha, en la que Fontaine comparte reparto con Cary Grant. Su interpretación le valió un Oscar. Contaba Fontaine que al director le gustaba eso de "divide y vencerás" porque "disfrutaba cuando los actores no se llevaban bien". La situación de tensión e irritación en el reparto generaba más carga emocional en los personajes.

Ingrid Bergman. Fue su primera gran rubia, aseguran muchos. Protagonizó tres de sus películas: Recuerda (1945), esa película con alusiones al psicoanálisis, en la trabajó también Gregory Peck y Salvador Dalí intervino en los decorados; Encadenados (1946) y Atormentada (1949).

Grace Kelly. Antes de casarse con Rainiero de Mónaco, rodó tres filmes: Crimen perfecto, Atrapa a un ladrón y La ventana indiscreta, este último probablemente el más legendaria de los tres. Para Crimen perfecto, Hitchcock pensaba contar con Olivia de Havilland, pero los estudios se opusieron. Así que tuvo que optar por la novata pero elegante intérprete.

Tippi Hedren. Cuentan que el director se encaprichó con ella cuando la vio en televisión en un anuncio de productos para adelgazar. Era una mujer de 34 años, sin experiencia en el cine, divorciada y con una  hija de tres años (Melanie Griffith). El rodaje de Los pájaros (1963) fue un total infierno. Hitchcock –quien se volvió dominante y posesivo- le dijo que los pájaros iban a ser mecánicos, pero cuando Tippi Hedren fue al plató se encontró con animales de verdad que le ocasionaron varias heridas. A pesar de las insinuaciones y agresiones de Hitchcock, repitió a su lado y rodó Marnie, la ladrona (1964).

Kim Novak. Para muchos es la versión más depurada de la rubia de Hitchcock: elegante, clásica, fría. Su llegada al plató de  Vértigo fue fortuita. Vera Miles, originalmente elegida para protagonizar el filme, se quedó embarazada y fue necesario conseguir quién la reemplazara.

Janet Leigh. Protagonizó una de sus películas más legendarias, Psicosis, de 1960. Dos años después de Vértigo. Una de las escena icónicas del cine de suspense –la del asesinato en la ducha- fue interpretada por ella.

Julie Andrews.  La actriz trabajó con Hitchcock en su última etapa como realizador en la película Cortina rasgada, junto con Paul Newman.

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