Cultura

La conversación de Billy Wilder con Humphrey Bogart: cosas que decir antes de morir

Cuando llegue la parca hay que recibirla con los bolsillos libres de ‘te quiero’ y de ‘perdón’... bien lo sabía Humphrey Bogart cuando habló con Wilder en su lecho de muerte

  • Audrey Hepburn y Billy Wilder con Humphrey Bogart / -

Sylvester Stallone dice que la manera correcta de ver la saga Rocky es pasar de la primera película directamente a la última. “Así te das cuenta de lo rápido que pasa la vida”, desliza en el documental sobre su vida disponible en Netflix. El potro italiano no lo tuvo fácil, e incluso cuando se convirtió en una estrella de Hollywood tras los éxitos de Rocky y Rambo siguió sin sentirse valorado. Una suerte de Victor Mature moderno al que los directores daban el menor diálogo posible. Lo que importaba de Stallone eran sus músculos, no sus emociones.

Hay un punto del documental en el que me quiero detener. La relación del actor con su padre fue inexistente buena parte de su vida. Stallone guardaba mucho rencor en su alma por los malos tratos de su progenitor, por su manera de educar severa y pendenciera. Siempre dijo que le hubiera gustado tener un padre como Rocky. Cuando su padre estuvo muy grave en el hospital, su hermano le convenció para que fuera a estar con él al menos en sus últimos suspiros.

En aquella anodina habitación de hospital, Frank Stallone le dijo: “Hijo, tienes que aprender a perdonar más rápido". La vida pasa a la velocidad de las dos películas de Rocky, la primera y la última. Entre medias suceden muchas cosas, pero cuando menos te lo esperas ya forman parte del pretérito perfecto simple.

Por eso cuando llegue la parca hay que recibirla con los bolsillos libres de ‘te quiero’ y de ‘perdón’. Porque ese es el equipaje que más pesa; todos los ‘te quiero’ que no dijimos por pudor e incluso por orgullo, el mayor lastre de la existencia; todos los perdones que no concedimos y nos obligaron a vivir a medio gas.

Humphrey Bogart y Billy Wilder se llevaron a matar en el rodaje de ‘Sabrina’. El director austriaco hacía camarilla con William Holden y Audrey Hepburn dejando marginado al bebedor Bogart. El actor llegó a despotricar hasta del guion, preguntando a Wilder si lo había escrito una niña pequeña, y a burlarse del acento austríaco del director.

Tiempo después, cuando Bogart estaba postrado en la cama, muriéndose de un cáncer de esófago, recibió la visita de Wilder para interesarse por él. Lauren Bacall le había dicho días antes que a su marido le haría especial ilusión verle. En su lecho de muerte, Humphrey Bogart pidió perdón por su comportamiento aquellos aciagos días de grabación.

Así lo recuerda Wilder en ‘Conversaciones’, el libro de Cameron Crowe: “Estuvo maravilloso y me pidió perdón. Tenía aquel cáncer incurable, y se estaba muriendo a toda velocidad, así que el último recuerdo que tengo de Bogart es el de un tipo magnífico, porque así es como le vi la última vez que estuve con él. Era muy bueno, mejor de lo que él mismo pensaba. Le gustaba interpretar al héroe y, al final, consiguió serlo”. Bien por Wilder y Bogart.

A lo largo de mi vida me he cruzado con hijos de puta pata negra, como todo el mundo. No por mucho que les odiemos van a desaparecer. Una de las mejores sensaciones que nos brinda la existencia es poder cruzarte con ellos con el paso de los años y ser capaz de mirarles a los ojos y ofrecerles un saludo que, probablemente, no merecen, pero te deja en paz con la vida.

El perdón redime, como lo hace el amor por la gente que lo merece. Cuando JK Simmons recogió el Oscar a mejor actor de reparto en 2014 dio un consejo desde la tarima: “Llamen a su madre. Todos. Se lo he dicho a un millón de personas. Llamen a su padre o a su madre. Si tienen la suerte de tener a sus padres vivos en este planeta, llamen. No les manden mensajes de Whatsapp ni correos electrónicos, llámenlos por teléfono. Díganles que les aman, agradézcanles y escúchenles todo el tiempo que quieran hablar. Gracias mamá y papá”.

Gracias, perdón y os quiero.

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