El director, periodista y escritor danés Mads Brügger arrancó un proyecto hace diez años que mezclaba investigación y espionaje que ya ha dado sus frutos y que le ha permitido conocer los entresijos de una de las dictaduras más herméticas del mundo, Corea del Norte. El resultado de su aventura es la miniserie documental El infiltrado, que llega este viernes a la plataforma Filmin y que suena en las quinielas de la próxima edición de los premios Oscar. Hasta el momento, cuenta con dos nominaciones a los Premios Robert de la Academia Danesa de Cine, y los Ministros de Asuntos Exteriores de Dinamarca y Suecia lo han presentado ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para solicitar nuevas sanciones para Corea del Norte.
"Investigar Corea del Norte es un problema porque es un agujero oscuro en la humanidad y es una amenaza a la seguridad de todos los demás. Si te importan los derechos humanos te preocupa este lugar, un país de gánsters, al que algunos lo llaman el 'estado Soprano', porque está dirigido por una familia criminal", ha señalado a Vozpópuli en conversación telefónica con motivo de la llegada a España de esta cinta.
En ella, se infiltra en este país de mano de Ulrich Larsen, que trabajó en esta operación encubierta durante una década. "¿Quién ayuda a los norcoreanos a vender armas y a evadir sanciones? Eso me interesaba como periodista", ha señalado Brügger, quien no era consciente de la magnitud de este proyecto cuando comenzó su hazaña para descubrir los secretos de este país asiático, donde ha estado en dos ocasiones y donde no es bienvenido desde que estrenó el documental satírico The red chappel (2010).
El español más próximo a Pionyang
Más allá de los elementos comunes que despiertan el interés por cualquier país con estructuras opacas, en este caso hay algo que puede resultar atractivo en España: el diplomático Alejandro Cao de Benós, quien se define a sí mismo como delegado especial para el comité de relaciones culturales del Gobierno de la República Democrática Popular de Corea, y que en esta cinta aparece como figura clave en algunas de las operaciones criminales del país. Según ha relatado Brügger, conoció al español en 2006 y entonces le pareció un "excéntrico" que decía "muchas locuras". "Pero lo que no sabía es que él facilitaba, cooperaba y coordinaba la actividad criminal", sostiene.
Mucha gente piensa en Alejandro como un bufón y no como en alguien peligroso. Lo que descubrimos aquí es que él básicamente facilita actividades criminales internacionales y tiene mucho peso en Pionyang"
"Mucha gente piensa en Alejandro como un bufón y no como en alguien peligroso. Lo que descubrimos aquí es que él básicamente facilita actividades criminales internacionales y tiene mucho peso en Pionyang, es capaz de conseguir que gente con poder en la industria armamentística se reúna con quien él elija. Es un error pensar en él como un payaso, creo que en realidad es muy peligroso", ha recalcado el periodista y director, quien habla de este documental como un proyecto "muy frágil" y un "castillo de naipes" que podría haberse caído en cualquier momento.
Su nombre es "clave" para este director ya que solo existe una asociación de amigos de Corea del Norte que él fundó, donde tiene a sus "seguidores", además de estar "involucrado en las conferencias sobre criptomoneda de Pionyang", algo que considera una "amenaza para la seguridad mundial", porque no solo es un medio para "hacer dinero", sino también para "blanquear dinero criminal".
El presidente de la Asociación de Amistad con Corea (KFA) aparece en informes de la ONU por la presunta violación de las sanciones internacionales impuestas a Corea del Norte, según informaciones del pasado verano. Lo cierto es que su influencia en este país asiático es clave, ya que, gracias a él, el cineasta Álvaro Longoria pudo entrar en el país para grabar The propaganda game (2015), un documental con el que intentó acercarse a la realidad social de Corea del Norte. La cinta se presentó en el Festival de San Sebastián hace hora más de cinco años y Cao de Benós se presentó allí con un uniforme militar, ante la sorpresa de cineastas y directores, como Ricardo Darín, Álex de la Iglesia o Javier Cámara. Entonces, se presentó como "puente entre Corea y el resto del mundo". Ahora, este documental revela que su conexión con el exterior está relacionada con las redes criminales más oscuras del país.