Cultura

Cristina Morales: “Me gusta desmontar toda esa mitología de nuestra época”

Sobre literatura, creación y libertad, pero también sobre estatuas derribadas y filias literarias, habla la escritora en esta entrevista concedida a Vozpópuli

  • Cristina Morales, en una imagen de archivo.

Abogada, polemista y puede que una de las escritoras más jóvenes en hacerse con el Premio Nacional de Narrativa. Se trata de Cristina Morales (1985), una mujer que no se anda con rodeos ni dentro ni fuera de sus libros. Lo ha demostrado en sus novelas y sus declaraciones, casi siempre críticas contra el sistema. Así es Morales, directa e incendiaria como su prosa.

Su novela Lectura fácil (Anagrama), centrada en la historia de cuatro mujeres con diferentes grados de capacidad intelectual que comparten un piso tutelado en Barcelona, fue distinguida con Premio Nacional de Narrativa 2019. Con ella obtuvo el Premio Herralde, en 2018. El jurado destacó su fiereza y hubo quienes se refirieron a aquel libro como una "novela-grito".

En las páginas de aquella novela, Morales refleja la Barcelona de los okupas, los ateneos anarquistas y la batalla que separa a unos de otros, pero también aborda el cuerpo, la sexualidad y la estigmatización. La inclusión como concepto queda interpelado. La obra de Cristina Morales siempre ha estado jalonada por un espíritu de confrontación, desde sus personajes indignados de aquella primera novela Los combatientes, hasta la versión canalla que hizo de Santa Teresa de Jesús en 2015. Ambos libros han sido reeditados por Anagrama.

Sobre literatura, creación y libertad, pero también sobre estatuas derribadas y filias literarias, habla la escritora en esta entrevista concedida telefónicamente a Vozpópuli.  

Lectura fácil fue un libro revolución. Ganó el Herralde en 2018 y el Nacional en 2019. ¿Le queda muy lejos ya esa novela?

No me dejan. Todavía estoy haciendo clubes de lectura. Sigo ahondando en el proceso de recepción de la obra por parte de las lectoras y lectores. Tampoco es que me quiera separar de la novela...

Le atribuyen radicalidad en sus ideas, en su prosa y en su forma de escribir. ¿Hasta qué punto está de acuerdo con que Lectura fácil sea una novela grito?

También el grito significa. Podemos gritar de manera de organizada. Yo no vincularía el grito o la rabia con un acto relámpago. En muchos espacios liberados, feministas, anarquistas y okupas, nos dedicamos a organizar la rabia, creo que en Lectura fácil hay una rabia organizada.

En muchos espacios liberados, feministas, anarquistas y okupas, nos dedicamos a organizar la rabia

¿Ha cambiado su percepción de Nati, Patri, Marga y Àngels? ¿Ha encontrado nuevas interpretaciones para las protagonistas de esta novela?

No sé si nuevas interpretaciones, pero, desde luego, las comprendo mejor a cada una, al menos las que me parecían las más odiosas. Por ejemplo la chivata, que delata a todas delante de la jueza, que es un personaje que configuré como contrapunto a las demás. Cada vez las observo con más empatía.

Existe un grupo compacto de autoras en español, con unos temas muy definidos: violencia, cuerpo, sexualidad. Por ejemplo, Luna Miguel, que tiene su edad. ¿Es un fenómeno generacional?

Me atrevería a decir que es algo que trasciende los tiempos. Pienso en la obra de Angélica Lidell y tengo la sensación de que nos quedamos cortas. La ferocidad de Luna Miguel y la mía parece de corderitos.

Se ha posicionado contra el heteropatriarcado, contra el capitalismo, contra el activismo y el status quo. ¿Qué más le queda por refutar?

Joder qué pregunta -risas-. La tarea de refutación lleva la vida entera. Si algo resulta placentero para mí es precisamente aprender a desmontar toda esa mitología de nuestra época. No es tanto una cuestión de cantidad o de cuantos más poderes podamos descabezar, sino de cuanto más finas, dañinas y destructivas podemos llegar a ser en nuestra crítica.

En la nota que ha añadido a Introducción a Teresa de Jesús se queja amargamente del mundo editorial. Dice que viola y censura. ¿Qué la ha hecho reaccionar así?

Reaccionar, en este caso, es atreverme a escribirlo. En mi carrera como escritora me he dado cuenta de que puedo escribir algo que puede ser escuchado sin ser tachado o refutado. Puede que lo intenten, pero ahí está: la gente puede leerlo. Es un tema de debate que en otros momentos de mi vida hubiese sido impensable, porque necesitaba escribir y las críticas podían ir en contra de tus pocos dineros.

Es llamativo porque Lectura fácil fue escrito en las condiciones de precariedad tremendas. Era como uffff. Es ahora y no antes cuando puedo ver esta esa novela con distancia y cariño. Antes era una tarea en la que no podía parar. Tenía que entregar, de lo contrario, no me llegaba el anticipo. Esa novela, que ha sido por fortuna exitosa, fue creada en condiciones contrarias al éxito.

"La tarea de refutación lleva la vida entera. Si algo resulta placentero para mí es precisamente aprender a desmontar toda esa mitología de nuestra época"

A propósito de la reedición de su primera novela, ¿quiénes son Los combatientes?

Fue la primera publicada, pero mi primera novela fue Terroristas modernos, tercera en publicarse …¿Quiénes combaten en este mundo? Podría señalar a mis compañeras de aquí del barrio de Sants, es decir los colectivos a los que pertenecen: grupos que luchan por la vivienda, que se dedican a parar desahucios y a ocupar casas; también un colectivo anarquista que hace piquetes de tipo laboral pero también de vivienda. Hay muchos tipos de combatientes y acciones.

¿Dónde la pilló el estado de alarma? 

Aquí en Barcelona.

¿Qué sensaciones le produjo?

Era extraño cruzar el centro, las Ramblas, la Barceloneta, la playa, aunque era ilegal porque no se podía salir. Llegué a zonas del paseo que ni siquiera sabía que existían, porque hay tantas terrazas. Eran zonas borradas e invisibilizadas por los turistas. Estaban tomabas y colonizadas. No existían para el resto. Las ramblas sólo las había visto vacías en fotos. La sensación era de posesión de las cosas, fugacísima claro porque no era para los turistas pero tampoco

Si le dejaran derribar una estatua, ¿cuál echaría abajo?

Si me dejaran derribar una estatua cuál elegiría… ¿Una estatua en concreto? Se habla de la de Colón ahora, pero está tan lejana de la vista que no me interpela, a pesar de lo violenta que es. Está en otra zona intocada de Barcelona, porque está en una rotonda. La pregunta es difícil… ¿Estatuas? Me la voy a tener que pensar… A ver, en Granada en la plaza del Gran Capitán hay una estatua pequeña de bronce con la figura de una adolescente con un bañador y está dedicada a la mujer o a las mujeres. El gesto me parece de un paternalismo que no se preocupa  ni siquiera en disimular.

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