Cultura

El museo Reina Sofía dedica una exposición individual a la escultora Cristina Iglesias

Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956), que utiliza la literatura, la poesía, la naturaleza como herramientas para "hablar de otras cosas", se ha planteado la exposición como un viaje en el que se conjugan obras recientes con otras realizadas hace treinta años.

El Museo Reina Sofía acoge desde este martes hasta el 13 de mayo la mayor retrospectiva realizada hasta la fecha sobre Cristina Iglesias, con más de cincuenta piezas a través de las cuales se examina la amplia producción de la artista desde los inicios de su cararera a mediados de los ochenta, hasta la actualidad. Para el director del Museo, Manuel Borja-Villel, la muestra Cristina Iglesias. Metonimia no pretende ser "exhaustiva", pero sí busca recoger de alguna manera las "intenciones y el trabajo" de Iglesias durante más de treinta años.

A través de una treintena de esculturas, algunas de ellas de más de nueve metros de longitud y realizadas en materiales diversos, la exposición quiere subrayar aquellos aspectos sobre los que se fundamenta el trabajo de Iglesias, que permiten comprender tanto la orgánica evolución de su lenguaje como la maduración de su concepto del espacio y de la práctica escultórica a lo largo de los años.

Con este objetivo se ha planteado un recorrido más temático y sensorial que cronológico, de manera que cuando el visitante atraviesa las salas se ve incitado a habitar y deambular por los diferentes caminos que configuran las obras. Esta experiencia laberíntica se ve amplificada por los efectos de luz, por los claroscuros que potencian la propia configuración de las piezas y por las distintas sombras que se dibujan en el suelo. Esta es la exposición más extensa de la carrera de la artista, quien espera que el recorrido logre "despertar los sentidos y crear una experiencia nueva en el espectador", a través de celosías donde se perciben influencias de la arquitectura árabe; corredores suspendidos o la exuberante vegetación presente en algunos de sus muros, en ocasiones laberínticos.

Premio Nacional de Artes Plásticas en 1999 y autora de las monumentales puertas de bronce situadas en la fachada del edificio con el que se amplió el Museo del Prado, Iglesias utiliza materiales como hierro, hormigón, fibrocemento, vidrio, seda, resina o madera junto a vegetales, consiguiendo una fusión entre lo orgánico y lo industrial y dotando a sus obras de distintas pieles. Con ello crea un diálogo con el espectador, que se siente invitado a explorar alrededor de sus obras e incluso a través de ellas para apreciar los juegos de texturas.

Cristina Iglesias se inscribe con personalidad propia en el panorama artístico contemporáneo, reinventando el lenguaje plástico "y con una gran capacidad para romper con lo establecido", en opinión Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, quien consideró a la artista como una de las más destacadas y más reconocidas internacionalmente. Su escultura "tiene algo de laberinto y un cierto principio barroco que escribe su obra y explica su complejidad", consideró Borja-Villel, para quien la obra de Cristina Iglesias tiene una dimensión íntima. "Le interesan los materiales no convencionales, como el hierro dulce que utiliza como esparto", afirmó y señaló que sus esculturas "no ocupan el lugar, sino que lo protegen".

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