Cultura

Guía para los enamorados del tatuaje japonés tradicional

El tatuaje en Japón o ‘irezumi’ (insertar tinta) ha sufrido altibajos a lo largo de su historia. Inicialmente, asociado a una forma de castigo, posteriormente altamente cotizado y rebautizado como ‘horimono’ (objeto tallado) por los expertos del ukiyo-e que pasaron a realizarlos. No obstante, también han servido a los individuos marginales para intimidar y como acto de fe u ofrenda en otras ocasiones, tal y como cuenta Yori Moriarty en su libro ‘Irezumi Itai’. Aunque es muy extensa la imaginería japonesa, por tradición estos son los tipos de tatuajes más destacados:

  • Los tatuajes japoneses se popularizaron hacia el siglo XIX (flickr | picsoflife - imagen con licencia CC BY-SA 2.0).

Koi (Carpa)

Se suele representar a una carpa remontando una corriente como símbolo de resistencia ante las contrariedades. Esta imagen proviene de una leyenda china llamada Los rápidos del río dorado. En Japón comenzaron a criarlas hacia el año 1914 y continúan con esta práctica hasta hoy. Si se representan dos carpas juntas, simboliza un feliz matrimonio o pareja, ya que el kanji (sinograma de la escritura japonesa) que significa ‘amor’ se pronuncia como carpa, koi. Pueden ser de color rojo, negras o multicolor, conocidas como ‘joya viviente’.

Ryu (Dragón)

Los dragones en la cultura oriental se asocian al poder, aunque también a la fortuna y la bondad. A ellos se atribuían los eclipses, ya que se decía que se producían cuando uno de estos seres trataba de comerse la luna o el sol. Su fisionomía es una composición de varios animales: cabeza de camello, cuernos de ciervo, ojos de liebre, orejas de toro, cresta de fénix, cuerpo de serpiente, escamas de carpa, zarpas de tigre y garras de águila; en ocasiones tienen alas y cola de fénix. Es común tatuarlo entre nubes fungiformes, en cuyo caso aludiría a la eterna juventud, o entre nubes con forma de espiral que concentran todos los poderes del universo. También suelen llevar una perla en llamas en una de sus patas.

Flores

Las flores del tatuaje japonés por excelencia son las de cerezo, los crisantemos, la flor de loto, la peonía y la hoja de arce. Cada una de ellas representa un mes: marzo, junio, septiembre y octubre. Los samuráis, por ejemplo, solían tatuarse capullos de flor de cerezo o sakura como muestra de la educación recibida. El concepto que esta planta transmite en general es el Tempus fugit, fugacidad del tiempo o mono no aware en japonés. Las peonías aluden a la salud, la buena suerte y la valentía. El crisantemo es vida próspera, aunque también muerte por situarse en los cementerios y funerales. La flor de loto representa la capacidad del hombre para remontar ante las adversidades, puesto que ésta crece sobre el lodo. Las hojas de acre transmiten melancolía y efimeridad de las cosas, como la misma vida -nacimiento y muerte-. Todas ellas pueden ser combinadas entre sí o con animales.

Shunga

Son tatuajes de escenas eróticas en las que, generalmente, aparece una prostituta y su cliente en actitud sexual. Los genitales aparecen aumentados de tamaño y a veces, puede ser un ser mitológico el que provoque placer a la geisha -. En Japón se suelen realizar en zonas del cuerpo con poca o ninguna exposición social. De este género se deriva el irebokuru, tatuajes de puntos negros que las meretrices se hacían como muestra de su fidelidad hacia el cliente. Algunas llegaban a escribirse el nombre.

Yokai

Yokai es la temática referida a las criaturas sobrenaturales. Antiguamente existía la creencia de que si alguien se tatuaba un yokai, éste lo perseguiría eternamente. No obstante, muchos de los animales reales eran considerados como yokais: serpiente, zorro, perro, gato… La mayoría puede transformarse en mujer malévola. El yokai más típico quizá sea el kappa o ‘niño del río’, pero también destacan: onis o demonios, yurei o almas de falleidos que atormentan a los vivos por venganza y sorei o potergeist, objetos que cobran vida repentinamente.

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