Cultura

La fiscalía de Turín pide ocho meses de prisión para el escritor Erri De Luca

La fiscalía italiana considera una "instigación a delinquir"  las declaraciones que hizo el escritor en septiembre de 2013 al diario digital Huffington Post y a la agencia italiana de noticias Ansa sobre el tren de Alta Velocidad Turín-Lyon.

  • El escritor italiano Erri de Luca.

La fiscalía de Turín ha pedido ocho meses de prisión para el escritor Erri De Luca (Nápoles, 1950) por su llamamiento a sabotear las obras del tren de alta velocidad entre Turín y Lyon. Se espera que la sentencia se haga pública en los próximos días, según ha publicado el Corriere della Sera. La fiscalía italiana considera una "instigación a delinquir"  las declaraciones que hizo el escritor en septiembre de 2013 al diario digital Huffington Post y a la agencia italiana de noticias Ansa: "El TAV ha de ser saboteado. Para eso precisamente sirven las cizallas: son muy útiles para cortar las verjas. Las mesas de negociación del Gobierno han fracasado. El sabotaje es la única alternativa”.

El proyecto ferroviario que ha desatado la ofensiva judicial contra Erri de Luca implica la perforación de una montaña repleta de amianto, una sustancia cuyo uso ha quedado totalmente prohibido en Europa desde 2005 y cuya liberación en el ambiente conlleva un altísimo riesgo mortal para la población que vive en los valles alpinos de Susa, Venaus y Sangone. Fue justamente ésa la razón por la cual el escritor se pronunció.

“En Italia no he recibido ningún premio por la sencilla razón de que no los quiero y por lo tanto no participo de ellos. Esta acusación es mi primer premio literario italiano”, escribió De Luca (Nápoles, 1950) en su propio alegato en La palabra contraria, un libro que explica su situación judicial y las razones que le llevaron a unirse al movimiento social "No-TAV" que lucha en el valle de Susa (noroeste de Italia) contra el trazado ferroviario través de los Alpes y que ahora le ha valido una demanda de la empresa francesa LFT, constructora de la línea de tren de alta velocidad Turín-Lyon.

No es la primera vez que Erri de Luca se compromete con una causa cívica. Fue militante, junto con Pasolini, de Lotta Continua, un movimiento estudiantil y obrero creado en 1969 que hizo las veces de contrapeso. Mientras la clase tradicional de trabajo mantuvo su lealtad al Partido Comunista Italiano y el movimiento sindical, Lotta Continua aglutinó a inmigrantes y trabajadores no calificados. Erri de Luca trabajó como obrero en la fábrica Fiat. Fue también campesino, albañil y camionero. Durante la guerra de los Balcanes fue conductor de vehículos de apoyo humanitario.

Apasionado escalador y alpinista, Erri di Luca lo es todavía más de la vida. Es autor de más de cincuenta obras, entre las que destacan: Aquí no, ahora no (1989), Tú, mío (1998), Tres caballos (1999), Montedidio (2002), o El peso de la mariposa (2009). Aprendió de forma autodidacta diversas lenguas, como el hebreo o el yiddish, y ha traducido al italiano numerosos textos, entre ellos algunos de los libros de la Biblia. Considerado uno de los autores italianos más importantes de todos los tiempos, sus libros han sido traducidos a 23 idiomas. Ha sido galardonado con varios premios, entre los que destacan el Premio France Culture y el Femina Étranger en Francia, o el Premio Petrarca en Alemania

En la palabra contraria, Erri de Lucca asegura no sólo el hecho de que actúa amparado en el ejercicio de la libertad de expresión, sino que subraya una idea todavía más potente: el carácter inspirador del verbo y el discurso “Si de la palabra pública de un escritor se derivan acciones, ese es un resultado involuntario y fuera de control (…) En mi caso, la fiscalía asegura que mis palabras han sido seguidas por acciones. Me atribuyen un papel que ni siquiera los altos exponentes de los partidos han tenido. Yo no pertenezco a ningún partido político. Participo como ciudadano en manifestaciones cuyas razones comparto o por interés de testigo. Pero la fiscalía afirma que, supuestamente, he influido en el comportamiento de ciertas personas en la comisión de delitos”. Más que defenderse, Erri De Luca defiende una tesis que queda clara, cristalina, en la idea de la palabra como un deber antes que un derecho. De ahí que él se reafirme, como escritor y como ciudadano, en la capacidad de disentir

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