El París de los atentados yihadistas del pasado 13 de noviembre sembró en quienes estuvieron ahí la desolación y la ira, pero también el convencimiento de que todo lo vivido en la capital francesa en los últimos dos siglos ha dado a sus calles y sus habitantes la sabiduría de quienes llevan a cuestas muchas heridas. Acaso porque leer siempre tendrá un efecto más directo que orar -esa lectura habrá de transformarse en conocimiento y voluntad de acción-, valdría la pena aparcar el Reza por París y sentarse a conocer el retrato que de ella han hechos grandes escritores, entre ellos el premio Nobel de Literatura, Patrick Modiano, cuya obsesión ha sido justamente reconstruir en sus libros lo que ocurrió en ella desde el final de la Ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial hasta el Mayo del 68, aquellos años en donde todo parecía bullir de libertad y renovación.
Acaso porque leer siempre tendrá un efecto más directo que orar, valdría la pena aparcar el Reza por París y leer el mapa que de ella traza Patrick Modiano en su obra.
Ese recorrido por la ciudad que traza Modiano en su obra lo analiza Fernando Castillo, en París-Modiano. De la Ocupación a Mayo del 68, un cuidado libro editado por el sello Fórcola. A lo largo de más de 400 páginas, Fernando Castillo analiza y documenta la manera en la que Modiano retrata París en sus obras, desde los llamados Años Negros –con el colaboracionismo y el antisemitismo- hasta ese París que a mediados de los cincuenta alberga entre muchos otros a Jean Paul Sartre, con quien el entorno del padre del novelista, Albert Modiano, compartió interminables jornadas de Gauloises, Gintanes y cafés. Del existencialismo a los adoquines arrancados por Daniel, el Rojo. Un arco más que apetecible.
En aquellos años, mediados de los cincuenta, un pequeño Patrick Modiano (1945) acudía raramente a la ciudad. Hijo de una actriz belga y de un hombre de negocios italiano, creció entre Jouy-en-Josas y la Alta Saboya. Las ausencias repetidas de sus padres le acercaron a su hermano mayor, Rudy, que murió a la edad de diez años. Aquel episodio sembró en él la semilla del extrañamiento. Lo resolvería retratando las calles de la ciudad a la que iría acercándose y a partir de las cuales produciría una obra que volcó por completo en la búsqueda de la propia identidad. La suya y la de los parisinos.
En las páginas de sus libros –de los que Castillo traza una bitácora-, Patrick Modiano retrata uno de los episodios más complejos de la historia francesa en el siglo XX: el régimen de Vichy y la ocupación del país por los alemanes durante la II Guerra Mundial. Desde su primera obra, La place de l’étoile (1968), hasta la reciente Para que no te pierdas en el barrio (2014), Modiano no para de callejear por París. Entre ficción y realidad, Modiano evoca en su aparente cotidianidad y en sus pequeños detalles lo peor de los Años Negros, un tiempo y un espacio que Fernando Castillo intenta cartografiar: el milieu marcado por los negocios turbios, el mercado negro y el espionaje, ese lugar en el que interactuaban impunemente traficantes, collabos, hampones y gestapaches. De aquella colaboración mafiosa, puesta al servicio del ocupante, "Modiano ofrece una visión distante, sarcástica y amarga, y no obstante cautivadora, donde víctimas y verdugos transitan por la noche y la niebla de París”, asegura Fernando Catsillo.
Así, Castillo va desgranando esa primera etapa de Modiano de la que surgen El lugar de la estrella-, su primera novela, que se publicó en 1968; La ronda de noche, su segunda novela, que aparece en 1969 y la tercera, Los bulevares periféricos, publicada 1972. Estas tres conforman una especie de trilogía dedicada a la ocupación nazi de Francia y en la que aparecen personajes reales, referencias históricas, calles y lugares concretos. La literatura de Modiano es una toppominia de París que alcanzó su punto más claro en El café de la juventud perdida (2007). A pesar de eso, Castillo concentra su mirada en ese tiempo que él llama el de las víctimas: ese mundo derruido tras la victoria contra la Alemania Nazi, el mismo que vivió los embates de la posguerra y que termina por reconstruirse en nuevas formas de entender lo vivido. Castillo aporta documentación y referencias del contexto histórico que marcó a la juventud francesa en los años 50 y 60, desde el ambiente literario a la música, pero también la pintura y el cine, los coches, el metro, la radio, los carteles, todo cuanto rodea y compone lo que muchos llaman la Geografía Modiano.