Cultura

La cultura más allá de los recortes: cómo pensarla en claves de industria

Muy pocos creadores han dejado de pronunciarse sobre los recortes. Sin embargo, la realidad es ésta. Ahora, que se conocen las cifras definitivas, es hora de poner sobre el papel la cuenta real de un sector que recibe hoy menos de lo que se asignaba hace 10 años. ¿Qué piensan los expertos? El problema, dicen, es mucho más profundo que un asunto de subvenciones.

Albert Boadella,  ex director de Els Joglar y actual director Artístico de los Teatros del Canal, duda en medio de un debate público celebrado en Madrid sobre la cultura. "¿Es necesaria una gran inversión para hacer teatro?". El público que asiste evidentemente no contesta. Ni es su turno ni tiene respuesta. El dramaturgo en cambio arremete: "El mejor teatro del mundo se ha hecho con 200 velas y una tarima".

Para el dramaturgo catalán, existe sí, un problema de fondo. Es completamente cierto que la caída de los presupuestos Generales del Estado para la Cultura un 19,6% con 721,71 millones cuando en 2012 fueron 859,52 supondrá un impacto negativo del 16% en el sector teatro.

 Si a eso se suma el aumento del 8 al 21% en la subida del IVA de las entradas, la panorámica, sugiere Boadella, se complejiza aún más. No se trata, exclusivamente del dinero que se necesita para hacer cultura, sino de la puesta en valor que esos recursos tienen. "Si no hubiera subvenciones una entrada en el Teatro Real costaría unos 1.000 euros; hay que acostumbrar a la gente a lo que cuestan los productos culturales", dice.

"Si no hubiera subvenciones una entrada en el Teatro Real costaría unos 1.000 euros".

¿Cuál es en realidad el precio real de lo que se subsidia y lo que se consume? Este año, para el fomento de industrias culturales habrá un 50% menos de presupuesto: de 29,4 a 14,6 millones de euros, lo que quiere decir, en otras palabras, no sólo que habrá menos programación sino que aquello que se programa debe ajustar aún más su valor y su impacto en quienes lo reciben. Aquello que logre exhibirse, editarse o llevarse a escena debe haber sido pensado necesariamente desde otra esfera.

Francisco Calvo Serraller, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 2001 y especialista en pintura española de los siglos XIX y XX, asegura, al menos en el caso de las galerías de arte, que  la grave coyuntura económica actual y al cambio de conceptos en la industria cultural comenzarán a cuestionar “el criterio monetario” por otro donde, necesariamente, lo cultural se plantee más desde la educación en “la cultura en la esfera pública".

Partiendo del hecho de que el recorte de los presupuestos de este año se traducirán  en una reducción del 22,9% en el área de museos, el 22,6% en el Fondo de Cinematografía, el 23,7% en música y danza, el 22,2% en bibliotecas y el 22,5% en archivos, el reclamo general del sector sin embargo continúa siendo la regulación y legislación de un mecenazgo que replantee  el panorama de trabajo, de cara además a la capacidad que tienen los productos culturales españoles para competir en el exterior. Sin embargo, lo que parecía un proyecto inminente de la actual Secretaría de Estado continúa trabada y sin perspectiva de aceleración.   

La Ley de Mecenazgo continúa trabada y sin perspectivas de prosperar.

Los hay sin embargo igualmente críticos todavía con el papel del Estado en tanto proveedor de cultural, tal es el caso de Gerardo Herrero, director de cine, guionista y productor cinematográfico, quien manifestó su disconformidad. No es cierta la idea que existe con respecto a las subvenciones que recibe el cine en nuestro país. Ni son las que se piensan, ni son suficientes.  Según Herrero, España es uno de los países que menos subvenciones dedica al sector cinematográfico: "En este país sólo hay 5 ó 10 películas al año que están subvencionadas" y añade: "En otros países como EE.UU, Suiza, Canadá o Argentina el Estado devuelve entre el 45% y el 80% del coste de las películas; en España tan sólo se devuelve el 20%". El director explica  que él y muchos de sus compañeros sólo piden poder competir en igualdad de condiciones que los otros países.

La realidad es que, para el año 2013, para el fomento de industrias culturales habrá un 50% menos de presupuesto: de 29,4 a 14,6 millones. Esto significa que  habrá un 31,4% menos de dinero para la promoción del libro y de publicaciones culturales (la partida cae de 11 a 7,7 millones). Para la conservación y restauración de bienes culturales habrá un 27% menos de presupuesto (de 30,6 a 22,3 millones), mientras la protección de patrimonio histórico contará con un 24% menos (de 7,5 a 5,7 millones).

¿Cómo afrontan otros sectores esta realidad?  Los responsables de la industria del libro  no consideran este ajuste decisivo para el negocio sino para el desarrollo de la lectura. Y ahí sí radica parte importante del problema. “El sector editorial es una industria cultural española que nunca he dependido directa o indirectamente de ayuda o subvención alguna. Cuando pedimos actuaciones del Gobierno, como lo hemos hecho anteriormente,  pedimos el aumento de  bibliotecas escolares o bibliotecas públicas”, comenta Javier Cortés, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España.

"En  Canadá o Argentina el Estado devuelve entre el 45% y el 80% del coste de las películas; en España el 20%"

A pesar de que el mercado interno del libro ha caído en torno a un 7 u 8%, el total de las exportaciones durante 2011 del sector del libro español (que incluye a los sectores editorial y gráfico) alcanzaron los 482,44 millones de euros, lo que supuso un incremento del 5,38% respecto al ejercicio 2010 (670,59 millones de dólares), es podría decirse, uno de los sectores menos perjudicados, aunque también es cierto que no ha asestado ni medidas fiscales –todavía goza del 4% del IVA reducido- y aún se beneficia de la medida del precio fijo del libro, que para muchos debería ser sometido a revisión.

Hasta el momento, el secretario de Cultura, José María Lassalle ha manifestado que la reducción de los presupuestos no significa la desaparición de la cultura. Hay una uena parte del sector que discrepa. Estos números plantean, si no una desaparición, al menos sí un cambio importante en la forma de planificar y producir cultura en España con respecto a como venía haciéndose con respecto a la última década, más aún si se compara la caída sostenida de las aportaciones oficiales del Estado al sector: en 2002, 769 millones de euros; en 2003, 817 millones de euros; en 2004, 875 millones de euros; en 2005, 936; en el año 2006, 1.208 millones de euros; en 2007, 1.128 millones de euros; en 2009, 1.284 millones de euros; en 2010, 1.199 millones; en 2011, 1.104 y en 2012 898 millones.

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