El próximo 1 de septiembre se cumplen dos años desde que el Gobierno aumentara el IVA que grava la cultural del 8 al 21%, el más alto de Europa, por delante de Alemania (7%), Francia (5,5%), Finlandia (10%), Italia (10%) y Portugal (13%). Tras un largo periodo de carestía –caída de taquilla en cines y teatros y ante la contracción general de las industrias culturales-, en julio de este año, el sector español colocó sus cartas sobre la mesa: solo les quedaba esperar a “que el sentido común se imponga”. Sin embargo, advertía que "toda espera tiene plazo de caducidad".
Con esas palabras la Unión de Asociaciones Empresariales de la Industria Cultural Española conminaba a Mariano Rajoy a que redujese el IVA cultural al 10%. De lo contrario, estudiarían medidas de protesta que esperan concretarse en los últimos meses. A la advertencia de los empresarios de la cultura se sumó, como potente manguerazo de gasolina, una reforma fiscal que dejó con la miel en los labios a productores y empresarios cinematográficos, quienes tuvieron que conformarse con una desgravación del 20% en los costes de producción y realización -tan solo el primer año de recaudación de una película-, cuando esperaban en realidad un 30% , la cifra que se mantuvo durante meses en las negociaciones de la Comisión Mixta sobre el Modelo de Financiación del Cine, y que se fue al traste con la medida probada pro Hacienda.
Las salas de teatro, paños calientes
Tampoco satisfizo a muchos la medida del Consejo de Ministros de agosto de este año, que aprobó una deducción del 20% en los costes directos de carácter artístico, técnico y promocional generados en el montaje de espectáculos en vivo de artes escénicas y musicales. Sencillamente: no sirve para paliar el impacto que el gravamen del 21% ha generado sobre la taquilla de la mayoría de los teatros en España, que han visto golpeados sus ingresos, mermados por la caída en el poder adquisitivo así como por las consecuencias directas que el IVA del 21% generó en sus cuentas.
La realidad es una, y muy clara: los empresarios del sector cultura exigen un IVA del 10%. Según los datos aportados por Unión de Asociaciones Empresariales de la Industria Cultural Española, en 2013, el primer año completo de aplicación de la subida del IVA, el sector cultural español sufrió la mayor caída de los últimos años, con un descenso que les dejó tiritando: 30% menos de público; 16,33 por ciento de recaudación bruta y un 22 por ciento de recaudación neta.
Las galerías siguen descontentas
Las galerías de arte tampoco están satisfechas con la medida puesta en marcha en febrero de este año y según la cual el Ministerio de Hacienda fijó el tipo reducido de IVA (10%) a la venta de obras de artistas, tanto si lo hacen directamente con el cliente como si la compraventa se desarrolla con la intermediación de una galería. La disposición fue interpretada como una medida que beneficiaba a los marchantes de arte. Nada más lejos de la verdad: afectaba solo a los artistas, ya que, en el caso de que la venta fuese de una obra de arte propiedad de una galería, el IVA que se aplica a la transacción será el general, es decir, del 21%. En otras palabras: la situación sigue siendo la misma.
Esa escala del 8% al 21% -que no se modifica con esa medida aprobada en febrero- impide a las galerías acogerse al régimen especial que tenían antes y aplicar el IVA sobre el margen de beneficio. Según explica Idoia Fernández, de la galería Nieves Fernández y miembro de la Junta Directiva de Arte Madrid , esa disposición les hace menos competitivos con respecto a las galerías europeas, que tienen un porcentaje mucho más bajo. “Eso hace que los artistas españoles sean demasiado caros. Muchas veces es preferible vender a un austríaco”, dice Fernández, para quien la medida del IVA del 21% ha sido en verdad “un ataque directo al artista español”. Ese 21% aplica también para la importación de las obras de arte, especialmente de aquellos artistas que no forman parte de la Unión Europea.
El IVA Cultural más alto de toda la eurozona
España es el país europeo con el IVA cultural más alto, de hecho, es el único país de la región que equipara en un mismo renglón los productos culturales con los de lujo. A diferencia de Noruega (0%), Suiza (2,5%), Bélgica (6%), Holanda (6%), Grecia (6,5%), Alemania (7%), Francia (5,5% y un supe reducido de un 2,1% para las 140 primeras representaciones), Finlandia (10%), Irlanda (9%), Italia (10%) y Portugal (13%), España tiene el 21%.
La principal reivindicación de muchos integrantes del sector es, por qué si Francia, Holanda y Portugal tomaron la decisión de rebajar el IVA cuando vieron las consecuencias negativas, España no pone sobre la mesa esta opción, al menos del 21% al 10%, que ya es alto si se considera que el Gobierno de Fraçois Hollande lo bajó del 7% al 5,5%.