Cuando le preguntaron a George Bush cuál era su autor favorito, aunque no supo pronunciar su nombre, el expresidente de Estados Unidos aseguró que era John Le Carré: “La Care, Le Carrier, o como se pronuncie”, espetó. El actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha demostrado en numerosas ocasiones sus conocimientos e interés en multitud de libros y autores. Fue él quien catapultó a Jonathan Franzen cuando afirmó que había devorado Libertad, una novela que, insiste, le hizo pensar. Sin embargo, Obama tiene su favorito: se trata de Moby Dick, de Herman Melville.
Entre los libros favoritos de Rajoy están 'La catedral del mar', 'La democracia en América' y 'La Historia de España desde el arte'
En política local, el asunto se vuelve todavía más pintoresco: Artur Mas afirma que uno de sus títulos preferidos es El Principito, de Saint-Exupéry. En la campaña pasada, Mariano Rajoy aseguró que entre sus libros favoritos se encontraban La catedral del mar, de Ildefonso Falcones; La democracia en América, de Alexis de Tocqueville; y La Historia de España desde el arte, de Fernando García de Cortázar. Una selección irregular y algo acartonada. Más le hubiese valido hacer lo que su homóloga alemana, Angela Merkel, quien admite que su tiempo libre se le va en tres cosas: ver la Bundesliga, leer los horóscopos y atender su huerto en su casa de campo de Brandeburgo.
Algunos, sin embargo, han llegado a sorprender con los que, dicen, son sus libros favoritos. Por ejemplo, la actual secretaria general del Partido Popular, a quien uno tendría por conservadora lectora, cita entre sus libros favoritos Estupor y temblores, de Amelie Nothomb. Otros, en cambio, de tan insistentes, se han vuelto previsibles. Lo que le ocurre a Pablo Iglesias con la saga de George R.R. Martin; un asunto de cuidado. Aunque a él, sin duda, le gusta la adaptación audiovisual. Se trata de Juego de tronos, que ha convertido en un objeto de estudio: así lo aborda en el volumen Ganar o morir. Lecciones políticas en Juego de Tronos (Akal). Albert Rivera, que ha intentado colar el mensaje antisecesionista en sus gustos literarios, ha dicho en algunas ocasiones el gusto que siente por Factor humano.
Se trata de un libro escrito por el periodista John Carlin, en el que cual el corresponsal en Sudáfrica da cuenta de la capacidad innata de Mandela para seducir al oponente y su tenaz deliberación de utilizar el mundial de rugby de 1995 para sellar la paz y cambiar el curso de la vida política de un país dividido por cincuenta años de odio racial cristalizó en la amenaza de una guerra civil. Mandela comprendió que tenía que conseguir la unión de blancos y negros de forma espontánea y emocional, y vio con claridad que el deporte era una estrategia extraordinaria para lograrlo. La final de aquel mundial culminó con la victoria sudafricana en el último minuto y fundió en un abrazo a negros y blancos en el ejemplo más inspirador que ha visto la humanidad.
