Sabía que sería su última obra. “Es posible, quién sabe, que quizá pueda escribir otro libro”, dejó apuntado en un diario el Nobel portugués José Saramago. “Saldrá al público el próximo año si la vida no me falta”, escribió. Pero la enfermedad no le dio cuartel; la muerte no le dejó tiempo suficiente para completar Alabardas, alabardas, Espingardas, espingardas, una novela de la que dejó escritos tres capítulos y que ahora Alfaguara publica en una hermosa edición de 149 páginas con ilustraciones del también Nobel de literatura Günter Grass.
Alabardas, alabardas, Espingardas, espingardas, un título extraído de la tragicomedia Exortaçao de Guerra, del dramaturgo Gil Vicente, retoma una de las grandes preocupaciones del Nobel Portugués: los conflictos e intereses del mercado de la guerra y los grupos armamentísticos que se lucran de la política internacional y los conflictos geopolíticos.
"Es posible, quién sabe, que quizá pueda escribir otro libro", dejó apuntado en un diario el Nobel portugués José Saramago.
La edición de Alabardas… de Alfaguara incluye una selección de anotaciones que hizo el propio Saramago a partir de agosto de 2009 en un archivo de texto de su ordenador. A través de ellas es posible levantar una bitácora literaria y personal de la novela, que José Samarago pensó en titular Belona, que es el nombre de la diosa romana de la guerra.
“El gancho para arrancar la historia ya lo tengo y he hablado de él muchas veces: aquella bomba que no explotó en la guerra civil de España, como André Malraux cuenta L’Espoir”, escribe el autor de Ensayo sobre la ceguera el 15 de agosto de 2009. Dos meses más tarde, el 24 de octubre de 2009, el portugués dice: “Tras una interrupción causada por la presentación de Caín y sus tempestuosas consecuencias, regresé a Belona S.A. Corregí los primeros tres capítulos (es increíble cómo lo que parecía bien lo ha dejado de ser) y aquí hago la promesa de trabajar en el nuevo libro con mayor asiduidad”.
Las anotaciones de Saramago dejan al descubierto los sucesivos cambios de nombre que hizo el Premio Nobel del título final del que sería su último libro: pasó de Belona S.A a Productos Belona, S.A. Un año después, el 2 de febrero de 2010, decide asignarle el título definitivo Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas.
El relato inconcluso plantea el conflicto moral de Artur Paz Semedo, empleado de una fábrica de armas que, intrigado por el sabotaje de una bomba durante la guerra civil española e impulsado por Felicia, su ex esposa, inicia la investigación de los entresijos de una época convulsa, lo que despierta en él un debate íntimo entre “la ceguera impuesta por el miedo heredado y la necesidad del compromiso”.
Se trata, según sus editores, de una reflexión sobre la industria del armamento y tráfico de armas, el poder y la destrucción. Ilustrada con dibujos del Premio Nobel Günter Grass, el volumen incluye textos del ensayista Fernando Gómez Alguilera y el periodista italiano Roberto Saviano.