Entre Platón y el Prozac, sin dudarlo, el primero. Al margen de que la coincidencia entre el filósofo y el fármaco sirviera a Lou Marinoff para desbancar al Mundo de Sofía con un bestseller de divulgación filosófica, resulta innegable que ambos –el autor de La república y el antidepresivo de las amas de casa en la Norteamérica de los cincuenta- suponen clásicos de la cultura occidental, puntos extremos de una razón que no necesariamente fue a mejor. Comenzar desde muy atrás el relato de la cultura occidental produce un cierto vértigo, el que genera la sospecha de que nos hemos quedado sin ideas. Sin ánimo de alborotar el desosiego, pero sí de sacudir el polvo en el que parecemos habernos convertido ya, este otoño coinciden entre las novedades de No Ficción cinco libros cuya naturaleza distinta y heterogénea dibuja y apuntala una interesante mini-biblioteca de la historia de las ideas de una civilización que lleva dos siglos reinventándose en su propia demolición.
John Higgins ofrece una historia alternativa del siglo XX mientras que Weinberg propone una historia del pensamiento científico
Comienza el recorrido con Historia alternativa del siglo XX (Taurus), en cuyas páginas el periodista John Higgins se adentra en los senderos del siglo XX. No busca atravesar las panorámicas épicas de la Primera y Segunda Guerra Mundial o La Guerra Fría, sino perderse en sus atajos marginales y periféricos. El objetivo, subraya su autor, es el mismo que el de todos los senderos: "Llevarnos adonde ya estamos yendo”. En este libro, animado por una especie de cándido entusiasmo, Higgins intenta conseguir aquello que, según él, fuera verdaderamente nuevo, inesperado y radical. Y aunque no puede escapar a tópicos –inevitables, como cualquier cosa cierta- como el de filtrar la postmodernidad a través de Mario Bros o aquella socorrida imagen de la mariposa que bate las alas en Tokio. Aunque sigue un orden cronológico, la estructura del libro se sostiene sobre ensayos temáticos alusivos a grandes conceptos: espacio, caos, tiempo… Un siglo breve, prácticamente fulminante, que parece empeñadísimo en olvidar sus propias carnicerías con un viaje lisérgico –Timothy Leary we trust- de vuelta a ninguna parte.
“Antes de la historia existió la ciencia, más o menos", con esa frase, el investigador estadounidense Steven Weinberg, Premio Nobel de Física 1979, arranca su nuevo libro Explicar el mundo (Editorial Taurus), una historia del pensamiento científico que abarca desde sus orígenes hasta la revolución científica del siglo XVII, con la síntesis de física y astronomía llevada a cabo por Newton, que sienta la bases de la ciencia moderna. Escrito a partir de los apuntes de Weinberg para preparar las clases de historia de la ciencia, el volumen es de todo menos especializado. Weinberg viaja a través de los siglos desde la antigua Mileto hasta el Bagdad medieval. Traslada al lector a la mente de los científicos de la Antigüedad y la Edad Media para mostrar cómo ellos para mostrar no sólo que ellos no entendían lo que nosotros ya entendemos del mundo, sino que además tampoco sabían qué era lo que había que entender, ni por supuesto cómo interpretarlo. Weinberg asegura que en este libro no pretende criticar los métodos y teorías pretéritos desde un punto de vista actual. La perspectiva del libro es la de cómo ve un científico actual en activo la ciencia del pasado.
Un cosmólogo, un bioquímico y un paleoantropólogo se han unido para hacer un libro marcadamente interdisciplinar: Orígenes. El universo, la vida, los humanos (Crítica), un volumen que desentraña las claves de la formación del universo, la aparición de la vida y el surgimiento del hombre. La reflexión sobre esas tres claves –el mecanismo epistemológico implícito en cada una de ellas- hace posible que el libro salga del campo del conocimiento científico y consiga hacer tejido con la reflexión cultural e histórica. Una especie de manual acerca de qué forma el ser humano elabora su el propio origen que se vale de las herramientas divulgativas para hacer digerible -sin incurrir jamás en el potito-, la historia de la propia conciencia en el mundo y la relación de ésta con el pensamiento.
Para hacer una guía de lectura esencial de la literatura clásica, Jenkys deja por fuera las obras sobre ciencia, medicina, ingeniería, gramática y geografía
También publicado por Crítica, otro libro emprende el laborioso recorrido de la historia de la humanidad –y de cómo esa humanidad se piensa y se representa-, sólo que desde otra perspectiva. Se trata de Un paseo por la literatura de Grecia y Roma, de la colección Ares y Mares. En sus páginas, Richard Jenkyns, profesor de cultura clásica en la universidad de Oxford, no plantea una historia de la literatura al estilo tradicional, sino una guía de lectura que incluye las grandes obras del mundo clásico: desde Homero hasta Apuleyo. Así, el británico no sólo ofrece una lectura de conjunto sino que propone las claves para entender cada una de ellas, dotándolas del contexto literario e histórico para entender lo que los griegos y los romanos escribieron. Para concentrar al máximo la perspectiva literaria, Jenkyns apela a un criterio personal y decide dejar fuera de su selección las obras sobre ciencia, medicina, ingeniería, gramática y geografía. De ahí que él insista en que se trata de “un relato”, una invención.
Y aunque el broche de oro de la selección lo pone un volumen que puede parecer acaso demasiado específico, éste es, a su manera, un trozo de saber enciclopédico en un área siempre inquietante: el delito. Se trata de Historia de la mafia (Debate), de John Dickie, una autoridad internacional en la historia del crimen organizado, quien propone un recorrido por la aparición las tres principales mafias: la Cosa Nostra, la Camorra Napolitana y la Ndrangheta, que se ha convertido en la más poderosa de la actualidad. Desde que hicieron su aparición, las tres mafias han corrompido las instituciones italianas, conculado las libertades de sus conciudadanos, pervertido el funcionamiento de la sociedad, eludido la justicia y establecido su peaje en el sistema de leyes. Cada una con un método distinto, salvajes rituales y una brutalidad característica. Al escarbar en sus orígenes, Dickie busca una razón que las explique: la violencia política y la pobreza como parte de los elementos que incubaron estos grupúsculos criminales.