Cultura

Cuenta atrás para el Nobel de Literatura: Siria podría ser la gran sorpresa política de este año

El jueves se falla el Premio más importante que distingue la obra de un autor. Repiten entre los favoritos el japonés Haruki Murakami, los estadounidenses Philip Roth y Joyce Carol Oates, el sirio Adonis y el keniano Ngugi wa Thiong'o. Las apuestas se concentran en estos últimos como las opciones más políticas.

  • Una imagen de la entrega del Premio Nobel de LIteratura 2012.

La Academia Sueca comunicó este lunes que dará a conocer el nombre del ganador del Premio Nobel de Literatura 2013 el jueves 10 de octubre en su sede en Estocolmo. La fecha del anuncio, que siempre suele concederse un jueves, era la única que aún no se había fijado, ya que la Academia suele hacerla pública con posterioridad a que se conozca la del resto de galardones.

Las quinielas de este año reproducen a los eternos candidatos, pero apuntan también algunas claves de hacia dónde podría tirar esta edición. En ellas hay de todo: repeticiones y extravagancias. Nuevamente aparece el escritor japonés Haruki Murakami, los estadounidenses Don DeLillo, Joyce Carol Oates o Cormac McCarthy. El británico John Le Carré se apunta a otro tanto. Desde Canadá siempre suenan Margaret Atwood y Alice Munro. Un clásico como el neerlandés Cees Nooteboom también aparece bien situado junto al húngaro Peter Nadas y el italiano Claudio Magris. En los últimos años, Bob Dylan se ha hecho un hueco también. Entre los autores en lengua castellana —cuyo último ganador fue el peruano Mario Vargas Llosa en 2010— aparece Javier Marías. En lengua portuguesa, António Lobo Antunes.

Premio político, premio literario

La Academia insiste siempre en que solo premia a autores y no a literaturas ni países, aunque sus elecciones parecen llevarse a veces más por cuestiones políticas o por el criterio de rotación geográfica que por la calidad literaria. En ese sentido, el último premio, concedido a Mo Yan, levantó sospechas entre algunos, por considerar que el silencio del novelista corría un velo de aprobación –o colaboracionismo- con respecto a la situación política en China.

La Academia insiste siempre en que solo premia a autores y no a literaturas ni países. Nadie lo cree.

"Él es parte del sistema", afirmó sobre Mo Yan el conocido activista Ai Weiwei. El artista plástico, conocido por sus enfrentamientos con el Gobierno chino, ha denunciado "la insensibilidad" de la Academia a la hora de conceder el premio a Mo, mientras Liu Xiaobo (Nobel de la Paz en 2010) permanecía todavía encarcelado y su mujer, Liu Xia, sometida a un régimen de arresto domiciliario sin que se conocieran cargos contra ella.

Para algunos, el reconocimiento a Guan Moye, que es el nombre real del escrito,r ya que éste decidió cambiarlo por un pseudónimo que en chino significa "no hables", debido a sus años de silencio en la Revolución Cultural, supuso una cuota de complacencia. A través de redes sociales como Twitter, algunos disidentes se mostraron escépticos, sobre todo con respecto a la utilización que de él podría hacer el Gobierno comunista. "El Gobierno chino hará uso ilimitado del Nobel a Mo Yan", señaló el periodista y afamado crítico Michael Anti.

Siria luce fuerte este año

Para quienes se decantan por la hipótesis del Nobel político, este año hay dos favoritos, y muy fuertes: el sirio Adonis, ensayista y poeta que ha desarrollado su carrea en el Líbano y Francia y ha publicado más de veinte libros de poemas en árabe –y que figura en las listas desde años anteriores-, y el ensayista escritor israelí Amos Oz. Hay quienes hablan sin embargo, con fuerza, de Yves Bonnefoy, poeta, crítico literario, ensayista, traductor y prosista francés. Aunque las certezas se enturbian al recordar que en 2008, hace cinco años, le fue concedido a Le Clézio, también francés.

Para quienes se decantan por la hipótesis del Nobel político, hay nombres fuertes fuertes: el poeta sirio Adonis, el ensayista escritor israelí Amos Oz o el keniano Ngugi wa Thiong'o.

Otros apuuntan en cambio al continente africano. Este domingo, el periódico francés Le Figaro mencionaba como favorito al keniano Ngugi wa Thiong'o, autor de una obra en la que destaca, por ejemplo, la pieza de teatro El Negro ermitaño. Su perfil tiene todo para jurado sueco. Marxista y opositor al régimen keniano, decidió en 1967, dejar de escribir en inglés, rechazar el cristianismo y cambiar su nombre de pila, James Ngugi. Arrestado y encarcelado a finales de los años 70, escribió durante su detención, en hojas de papel higiénico, Diablo en la Cruz, considerada la primera novela moderna escrita en Kikuyu.

Regresó a Kenia el 31 de julio de 2004, después de 22 años de ausencia (había jurado no volver mientras Daniel Arap Moi estuviera en el poder). Unos días después de su regreso, el escritor y su esposa fueron atacados de noche en su apartamento de Norfolk Towers. Cuatro agresores con revólveres, machetes y una cizalla, violaron a su esposa delante de él. Ngugi wa Thiong'o intentó defenderse y lo golpearon y le quemaron la cara.

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