La racha no sólo es larga; también es mala, por no decir pésima. No hay una sola institución cultural de peso en España que no haya mostrado pérdidas en sus cuentas. El Prado, la Biblioteca Nacional, el Instituto Cervantes, el Reina Sofía, el Teatro Real… La epidemia de números rojos no distingue entre pinacotecas o coliseos, bibliotecas o archivos. Sólo hace falta echar un vistazo a las últimas cuentas de resultados presentadas para comprobarlo.
Publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE) en agosto, las pérdidas del museo del Prado multiplican por seis las del año pasado: 6 millones con respecto a los 1,1 de 2012. El Instituto Cervantes las multiplicó por cuatro –pasó se perder 4,5 millones en 2012 a 19,1 en 2013-. No tan escandalosas, pero sí en rojo, las cuentas del Museo Reina Sofía, con unas pérdidas de 1.161.506,16 euros.
No hay una sola institución cultural de peso en España que no haya mostrado pérdidas en sus cuentas
El Tribunal de Cuentas ha remitido a las Cortes un informe de fiscalización en cuyas páginas detecta grandes pérdidas en las cuentas del Teatro Real durante 2012: 6.345.062,83 millones euros "antes de los ajustes del patrimonio neto", casi un 40% más que los resultados de 2011. En el estudio remitido, se sugiere a la institución adoptar "medidas urgentes", especialmente en lo relativo a grandes producciones, la mayoría de ellas deficitarias.
En ese informe se señala además que desde 2009 a 2012 los ingresos de la Fundación del Teatro Real, con sede en Madrid, fueron inferiores a los previstos en más de un millón de euros en 2009 y 2011, cifra que se elevó a los 4,5 millones de desviación en 2012, primer año de Gobierno del PP.
La Biblioteca Nacional también perdió dinero en 2013: un total de 3.480.000 euros, siete veces más que los números rojos del año anterior: 522.000 euros. En ese año, el principal ingreso de la institución, las subvenciones que recibe del Estado, pasaron de los 31,9 millones de euros de 2012 a los poco más de 26,1 millones de 2013.
Además de los números rojos, algo más unifica el estado financiero de casi todas estas instituciones: la caída de las aportaciones del Estado; el desplome de las visitas –en el caso de los museos- y de la taquilla en el de los teatros; además del escaso patrocinio privado. Pero que realmente hay detrás de todo esto: ¿mala gestión de lo público o una idea equivocada del consumo cultural?
La idea de las instituciones públicas como las únicas con resultados deficitarios pierde fuerza al ver las cuentas que presentó el museo Thyssen-Bornemisza del ejercicio 2013: 5.252.120 euros de pérdidas, según la Memoria de la Fundación Thyssen-Bornemisza publicada en el Boletín Oficial del Estado.
¿Mala administración? ¿Poco presupuesto? ¿Todo a la vez?
Cuando se presentaron las cuentas del Reina Sofía en septiembre de este año, Manuel Borja-Villel fue tajante: “Hemos tocado fondo y todo el mundo lo sabe”. Sin embargo, en esa misma presentación el subdirector del museo, Michaux Miranda, aseguró que las cuentas del Reina Sofía en 2013 repetían el patrón de las instituciones culturales públicas en los últimos años.
Dicho patrón consiste, básicamente, en que tras el recorte de las aportaciones del Estado en forma de transferencias para cubrir gastos corrientes y de capital, la mayoría de los organismos se han visto obligados a suplir esas transferencias a través de la generación de mayores ingresos propios o de la aplicación de su remanente de tesorería.
El agujero presupuestario debe ser cubierto por dos vías: ingresos propios o el remanente de tesorería
Esta explicación no aplica en todos los casos ni de la misma forma. En el Instituto Cervantes, por ejemplo, los gastos de personal alcanzaron los 55,7 millones de euros, dos millones de euros menos que el año anterior; asimismo, el número medio de empleados se redujo en 2013. Otros datos sufrieron un descenso: el número de 30.128 matrículas está por debajo de lo esperado, al igual que los cursos de español impartidos: 900 menos de los estimados.
Hay casos de total contradicción, como el del Prado. Por un lado, el patrocinio privado aumenta (a 5.981.751 euros frente a los 4.807.199 euros de 2012) a la vez que las transferencias y subvenciones recibidas sufren una bajada importante: de 20.602.479 euros en 2012 a 16.239.573 euros en 2013. En lo que al personal del museo respecta también se han registrado variaciones. El número de personas que trabajaban en la institución a 31 de diciembre de 2013 se situó en 474 (frente a los 528 empleados del ejercicio anterior). Sin embargo, los gastos de personal son más altos en 2013 (19.547.975,61 €) frente a los 19.279.191,01 € reflejados en las cuentas de 2012.
Los gastos del Prado se redujeron de manera estrepitosa, uno de los más visibles: el que corresponde a temas seguridad –las obras, en principio sufrirán las consecuencias de ese recorte-: de una partida de 5.939.983,43 euros en 2012 a 1.841.273,83 euros en 2013, es decir, un 69% menos. I
El 18 de julio se dio a conocer el Informe de fiscalización del Museo Nacional del Prado elaborado por el Tribunal de Cuentas, en cuyas páginas se exponen los desaciertos en la gestión de la pinacoteca. Las conclusiones de ese documento no dejan títere con cabeza: inventarios incompletos; conservación y protección irregular de los bienes del museo; ausencia de normas internas, además de la polémica por las más de 800 obras desparecidas. A pesar de eso, este lunes, los populares aseguraron en el Congreso de los Diputados que la pinacoteca era un ejemplo de buen gobierno.
Más allá de la -grave- situación en la gestión del museo del Prado, ¿dónde está la fuente de pérdidas?, al menos en el caso de uno de los museos más visitados de la ciudad. Pues justamente allí: en la taquilla. Tan sólo en lo que a ventas se refiere, en 2013 la pinacoteca acumuló 13,4 millones frente a los 14,4 de 2012, es decir casi un 7% menos en lo que a taquilla se refiere.
El Prado ha despedido personal, pero los gastos de nóminas aumentan.
En 2013, el Museo aumentó las tarifas al elevar el precio de la entrada general de 12 a 14 euros y la reducida de 6 a 7 euros, una decisión tomada por la Comisión Permanente del Real Patronato del Museo en virtud de "la coyuntura económica y los ajustes presupuestarios impulsados por el Gobierno". Es cierto que la previsión del museo para ese año fue de un 25% menos de visitantes, ese dato significó en su momento la previsión de una disminución en ingresos de unos dos millones de euros.